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DEBATE DE HISTORIA DE CHILE Investigación sobre su figura:

Nuevas aristas sobre el legado político de Diego Portales

domingo, 11 de junio de 2017

DANIEL SWINBURN
Historia
El Mercurio

Gonzalo Arenas, abogado con estudios en historia, publica el libro "La memoria portaliana", que busca reforzar el legado político del ministro asesinado en 1837, como un hecho histórico real y no una mera invención histórica o un mito.



"A partir de la década de 1990 ha aparecido una serie de trabajos que cuestionan fuertemente la figura de Portales y su legado, calificándolo de mito o de impostura histórica de origen conservador. En ese sentido están los escritos de Sergio Villalobos, Cristián Gazmuri, Sofía Correa, Gabriel Salazar y Alfredo Jocelyn-Holt, entre otros, todos los cuales niegan la existencia de una intencionalidad de Portales por crear un sistema de gobierno nuevo, que marcará un antes y un después en la historia política del país. En definitiva, niegan la existencia de un sistema de gobierno portaliano".

Con estas palabras, el abogado y magister en historia por la Universidad de los Andes, Gonzalo Arenas Hödar, ex diputado de la UDI, quiere entrar a terciar en el debate tal vez más antiguo de la historiografía chilena: ¿Es Diego Portales el creador de un sistema de gobierno, legado perenne a la naciente república? La publicación de su libro, "La memoria portaliana" (historia chilena), arrojaría nuevas luces sobre la figura del ministro asesinado en 1837, que permiten hablar de una "memoria" de su obra política configurada inmediatamente después de su muerte y anterior a la elaboración conceptual del personaje por parte de los historiadores.

"Por ejemplo -continúa Arenas-, Sergio Villalobos, en su libro 'Portales, una falsificación histórica', señala que la figura de Portales es derechamente un mito construido por Alberto Edwards y Francisco Encina con el único fin de legitimar un supuesto uso aristocrático del poder. Para Villalobos, el legado de Portales habría terminado el día de su muerte y Alfredo Jocelyn-Holt, en su obra 'El peso de la noche', agrega que Portales fue un 'dictador' y que como tal no puede proyectarse desde su gobierno ningún sistema, orden o régimen político que vaya más allá de sus años en el poder".

Arenas realiza un trabajo de fuentes para los años que van de 1837 a 1860, que constituirían una novedad interpretativa para el estudio del personaje y su proyección política, apoyándose además en un concepto del francés Pierre Nora.

-Usted recurre al concepto "lugar de memoria", acuñado por el francés Pierre Nora, para contrastarlo con el de "historia memoria o memoria histórica". ¿En qué consiste ese término y por qué sería útil para aplicarlo al caso de Portales?

"Por 'lugar de memoria' Pierre Nora entiende toda unidad significativa, de orden material o ideal, que con el tiempo se convierte en un agrupador de sentidos para una determinada comunidad. En los lugares de memoria confluyen elementos tangibles y simbólicos, que permiten darles sentido a la realidad, a la experiencia y las ideas de una sociedad. En el caso de Portales, esta comunidad es el mundo conservador del siglo XIX, que, ante la amenaza liberal que surge con fuerza a mediados de la década de 1840, va construyendo alrededor de la figura de Portales su visión del mundo. Por eso Portales no es un mito, porque tiene un sustrato real reconocido por sus propios contemporáneos, pero tampoco ha llegado a ser objeto de una historia crítica y objetiva, pues aún es un fenómeno vivo que hasta el día de hoy forma parte del imaginario político chileno. Lo que se ha hecho hasta ahora es lo que Pierre Nora llama "historia memoria"; es decir, aquel trabajo en que, si bien es la historia la que escribe, es la memoria la que dicta, y por tanto está sometida a interpretaciones parciales.

"En tal sentido, Pierre Nora tiene un trabajo muy interesante sobre la figura de Charles De Gaulle, en el que llega a la conclusión de que hay figuras en la historia que se demoran siglos en poder llegar a un estudio histórico objetivo y crítico, e incluso llega a agregar que, en figuras con una memoria tan potente como De Gaulle, el trabajo histórico no siempre es posible, porque la memoria gaullista le ganó a su historia. Eso ocurre cuando el historiador, por muy objetivo o crítico que pretenda ser en su trabajo, de una u otra forma termina alimentando la memoria del personaje y no construyendo su historia. Eso es la "historia-memoria", en la cual podemos clasificar a los autores críticos de Portales y su gobierno".

-Usted habla de tres momentos de la construcción de la memoria portaliana. ¿Qué rasgos esenciales encontró usted en cada uno de esos momentos que pueden arrojar una tendencia concluyente respecto de su tesis?

"Posterior al asesinato de Portales y las primeras manifestaciones de admiración de su figura, los conservadores intentan en las elecciones presidenciales de 1841 desligarse un poco de lo que fueron sus años en el gobierno, y lo tratan como algo del pasado, aunque sin renegar de sus éxitos. Miran la política portaliana como una especie de 'mal necesario', que ya podía ser superado. Sin embargo, a mediados de la década de 1840 resurge una importante amenaza liberal y los conservadores se ven obligados a recordar la anarquía y el desorden que esas ideas habían generado en el pasado, con lo cual vuelven a resaltar la figura de Portales, ahora ya no como un 'mal necesario', sino como una especie de 'tiempo madre' hacia el cual se debe mirar. Por último, la cristalización definitiva de Portales como lugar de memoria viene dada por la división del Partido Conservador y la lucha entre montt-varistas y conservadores, cada uno de los cuales intenta reivindicarse como el verdadero heredero del éxito portaliano, y así llegamos a que en 1861 ya se encontraban definidos claramente todos los atributos de Portales y su legado de gobierno".

"Un aspecto muy simbólico al respecto lo constituye la inauguración del monumento a Portales en 1860, monumento en que la prensa conservadora destaca las similitudes entre Portales y el ministro del interior de la época, Antonio Varas, a quien ven como la encarnación del primero, en el contexto de los intentos del Partido Nacional por llevarlo como candidato a la presidencia".

-Usted habla de que no existe "un gran silencio" o "periodo de olvido", al que se refieren historiadores como Vicuña Mackenna en 1863 y otros posteriores a él, respecto de la figura de Portales y que ese silencio está "llenado", por decirlo así, por la vida política de esos años que construye la memoria de Portales.

"Así es. En la revisión de la prensa entre 1837 y 1861, se puede apreciar que la figura de Portales está muy presente en la discusión política, con periodos más intensos que otros, pero siempre marcando un referente, por lo que podemos afirmar que la memoria portaliana no es un invención historiográfica de Vicuña Mackenna, Barros Arana, Alberto Edwards o Francisco Encina como se ha señalado, sino que una construcción política que reúne tanto elementos concretos y reales como simbólicos, los que van a constituir parte importante del imaginario político conservador hasta el día de hoy".

-Son interesantes los ejemplos pictóricos y literarios que entrega al respecto. ¿Cuáles de ellos le parece a usted son los mejores ejemplos?

"Es muy significativo que el primer retrato de Portales después de su muerte lo muestre vestido de uniforme militar en su despacho de ministro del Interior, como símbolo máximo de autoridad y después, a mediados de la década de 1850, se lo comience a retratar vestido de civil, con un libro en la mano y en alguna ocasión hasta con una leve sonrisa, intentando mostrarlo como un estadista y una figura cercana, más que un simple político de mano dura.

"En el caso de novela, es significativa también "El loco Estero", de Alberto Blest Gana, en la que se comienza a idealizar la figura del ministro, a propósito de la victoria chilena contra la Confederación Perú-Boliviana, y que tuvo gran repercusión en la construcción de nuestra idea de nación y de legitimación del régimen conservador aplicado hasta la fecha".

-¿No fueron los historiadores los que configuraron la memoria de Portales sino los políticos, principalmente conservadores, quienes, participando activamente en el debate nacional entre 1837 y 1860, dan forma a ese legado?

"Así es, y es importante recalcar que lo configuraron, porque en ningún caso lo inventaron. Esto es relevante, porque Portales no es un mito, pero tampoco su figura y su obra son una realidad histórica inobjetable o definitiva; su realidad está justo a medio camino entre ambas posturas y eso es lo que hace ser un fenómeno de memoria y específicamente un lugar de memoria, lo cual es mucho más complejo y dinámico que el simple hecho de negar su existencia o calificarla de mito, o, por el contrario, defender su obra como una especie de verdad bíblica".

"En ese sentido, son varios los actores que participan entre 1837 y 1861 en este proceso. Especialmente destacable resulta el caso de Antonio Varas y Juan Pablo Urzúa, quienes en conjunto impulsaron diarios conservadores como El Corsario en 1849 y El Ferrocarril a partir de 1855, donde es posible apreciar cómo va surgiendo, desde la discusión política diaria, un Diego Portales que terminaría por constituirse en un verdadero lugar de memoria".

-Su trabajo ¿invalida o complementa la construcción histórica que de la figura de Portales han realizado historiadores conservadores chilenos?

"Yo creo que la complementa y en alguna medida la revalida, porque, a pesar de la crítica de una corriente historiográfica que "culpa" a figuras como Alberto Edwards o Francisco Encina de haber casi inventado desde la nada la figura y legado de Portales, nuestro estudio muestra que ellos no crean o agregan nada nuevo a lo que ya era la figura de Portales y su legado en 1861. Ellos tienen el valor de haber sistematizado, ordenado e incluso bautizado ciertos aspectos del mismo, pero sobre una realidad concreta. Lo único que uno podría criticar a esa historiografía conservadora es que le dieron a la figura de Portales y su legado un marcado acento antiliberal, lo que a mi parecer no fue tal, pues la memoria portaliana es, a nuestro juicio, la primera síntesis liberal-conservadora exitosa en nuestra historia republicana".

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