miércoles, 07 de noviembre de 2007
AFP
La producción de este alcohol ambarino, destilado en alambiques de cobre y envejecido luego en toneles de roble caucásico, hasta 50 años los más lujosos, ha pasado de 1,7 millones de litros en 1998 a 9 millones de litros en 2006 y debería registrar un nuevo aumento en 2007.
EREVAN.- Ensalzado por Stalin y Winston Churchill antes de periclitar en los años noventa, el brandy de Armenia ha recuperado su esplendor impulsado por maestros del coñac francés.
La producción de este alcohol ambarino, destilado en alambiques de cobre y envejecido luego en toneles de roble caucásico, hasta 50 años los más lujosos, ha pasado de 1,7 millones de litros en 1998 a 9 millones de litros en 2006 y debería registrar un nuevo aumento en 2007.
Si Rusia sigue siendo de lejos el primer mercado, seguido por otros países ex soviéticos como Ucrania o Bielorrusia, la Yerevan Brandy Company (YBC, primera productora armenia, controlada por el gigante francés de los licores Pernod Ricard) o su rival Noy (Yerevan Ararat Brandy Wine Factory) también exportan a Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos.
Hace apenas diez años, este alcohol parecía en pleno declive.
"La producción de brandy armenio sufrió mucho durante la perestroika porque Mijaíl Gorbachov incitó a arrancar las viñas para luchar contra el alcoholismo", incluso en Armenia, a la sazón una república de la Unión Soviética, explica a la AFP Philippe Thibaud, un maestro de bodegas francés, especialista del coñac de Charentes, que trabaja hoy en día para la YBC en Erevan.
"Después de la independencia en 1991, las dificultades económicas también conllevaron el abandono de numerosas viñas", añade.
Armenia, país de 3,2 millones de habitantes, disponía de 37.000 hectáreas de viñedos en 1981 y eran sólo 13.000 en 2003, según Havag Harutunian, de la Asociación Armenia de Viticultores. Un 80 a 85% de la uva recogida en Armenia en octubre sirve para fabricar el brandy.
Ante el descenso de la producción, el Gobierno norteamericano decide a finales de los años noventa la privatización de la mítica YBC, productora de la Ararat y del famoso Dvin que Churchill mandaba que le enviaran unas cajas todos los años.
Pernod Ricard compra el complejo por US$30 millones en 1999. "La compra trajo cola al principio. El brandy Ararat es un símbolo nacional y se vendía a unos extranjeros", recuerda un diplomático europeo.
La polémica se calma rápidamente. Pernod Ricard manda venir a especialistas de coñac francés al tiempo que intenta reavivar el "savoir-faire" armenio, en especial recurriendo a ex maestros toneleros.
La empresa apoya la viticultura proponiendo a más de 5.000 agricultores los consejos de agrónomos y una ayuda para equipamiento y tratamientos.
"El cultivo de la viña es muy duro en Armenia porque las diferencias de temperatura son superiores a 60 grados entre el verano y el invierno. Es uno de los contados países del mundo donde se entierran las viñas para evitar que hielen", explica Thibaud.
"Pagamos 143 drams (US$0,425) por el kilo de uva, un precio superior al curso mundial pero queremos que la viticultura se desarrolle, y los agricultores deben poder beneficiarse de un margen que les motive", añade.
YBC vende hoy en día unos 6,5 millones de botellas de brandi Ararat, un 70% en Rusia y de 5 a 6% en Europa y Estados Unidos. El volumen de negocios en 2006 ascendió a US$133 millones para un beneficio neto de unos US$20 millones, tras la deducción de los gastos publicitarios, según el director comercial de la fábrica, Marc Lefort.
El éxito del producto hizo nacer competidores, como Noy, cuya destilería relanzada en 2004 está enfrente de Ararat, a orillas del río Hrzdan, en el centro de Erevan y que registra un crecimiento importante de sus ventas.
Para mantener la calidad del brandy armenio, la legislación exige que sólo se utilice uva armenia. Los dirigentes de YBC querrían proteger todavía más la denominación contra cualquier imitación.
