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Entrevista Una vida dedicada a nuestra herencia:

Lo que es y no es patrimonio, según Marta Cruz-Coke

domingo, 28 de mayo de 2017

Juan Rodríguez M.
Artes y Letras
El Mercurio

Con más de mil actividades, desde apertura de edificios hasta fútbol femenino, Chile celebrará el Día del Patrimonio. En esta conversación, la creadora de la fiesta reivindica la amplitud del concepto, pero también lo limita.



Cuando llegó y habló de patrimonio, a la mayoría de las autoridades debió sonarles a bienes transables o algún otro concepto económico, o en el mejor de los casos, a edificios antiguos. De cultura, poco y nada. En 1993, la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos era solo esa conjunción de palabras, algo que estaba ahí, y cuya función y existencia eran desconocidas para muchos, incluidos algunos parlamentarios. Por ello en ese año, cuando asumió como la primera mujer directora de la institución, nombrada por Patricio Aylwin, Marta Cruz-Coke (1923) junto a su equipo se propusieron encontrar un nombre que aunara a bibliotecas, archivos y museos, para entonces poder identificar la repartición con la protección y fomento del patrimonio chileno.

Veinticuatro años después, en su departamento en Las Condes, sentada en el sillón que le heredó su madre y rodeada por los libros y el mobiliario que forman parte de su patrimonio familiar, Marta Cruz-Coke recuerda que hicieron dos concursos para bautizar la institución, y que ambos fueron declarados vacantes. Hasta que un día, una periodista que trabajaba ahí -Patricia Verdugo- llegó con un nombre dibujado en azul, creado por ella: Dibam.

"Dijimos 'pero esto es fantástico'. Era tan bueno el modelito, y el nombre, que quedó tal como ella lo trajo", dice Cruz-Coke. Desde entonces, la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos es conocida con ese acrónimo. "Ahí empezó la Dibam, y luego dijimos, 'ya, sería muy bueno que esto fuera conocido como el patrimonio chileno'", agrega la actual presidenta de la Corporación de Amigos del Patrimonio Religioso y Cultural de Chile.

"Estaba el Consejo de Monumentos Nacionales, que era el instrumento del patrimonio, pero en ese tiempo la expresión patrimonio cultural estaba identificada con edificios. Toda esta conciencia nueva, de que el patrimonio es todo el mundo de la cultura humana, no había penetrado en las conciencias", explica Cruz-Coke. "La cazuela es patrimonio, el reloj de su abuelo, el sillón de mi tía, lo privado y lo público -enumera, con voz pausada-, el lenguaje es patrimonio, los valores son patrimonio. Es el cordón umbilical por el que construimos la historia. Todo este concepto distinto, bueno, yo lo planteé en discursos, lo hablamos, tratamos de construirlo, tratamos de venderlo, pero -sonríe- nadie quería comprarlo".

Bandera y globos

Por eso, antes de ser el día de fiesta y comunidad que conocemos, el Día del Patrimonio era una celebración de la que participaban Cruz-Coke y unas pocas personas más. Una de ellas era Ángel Cabeza, el actual director de la Dibam, quien a mediados de los noventa le preguntó a su jefa qué le parecía si creaban un día del patrimonio: "Yo le dije 'maravilloso'", cuenta ella.

-¿Fue muy difícil convencer a las autoridades?

"No solo fue muy difícil, yo diría que en el comienzo fue imposible. Cuando resolvimos, con Ángel Cabeza, crear este día, procedimos a comunicarlo a las autoridades públicas a objeto de izar una bandera en los distintos edificios. Fue la primera idea, porque era lo más fácil para recordar ese día. Pero la única bandera que se izó fue la de la señora Rosa Puga, directora del Museo de San Francisco (en Santiago), que colocó una bandera chilena en la punta de la torre. Me llamó por teléfono y me dijo: 'Mira mi bandera, es la única que hay'. Eso fue el origen del Día del Patrimonio. A continuación, con Clara Budnik, pensamos en cómo llamar la atención. Entonces, el año siguiente conseguimos unos globos, les pusimos patrimonio y asomadas a un balcón de la Biblioteca Nacional, ella y yo tiramos los globos. Lo que, por supuesto, salió en un rinconcito de algún diario".

Hubo que esperar el cambio de siglo, al gobierno de Ricardo Lagos, para que el Estado hiciera suya la celebración. En mayo del año 2000 -el mismo en el que Marta Cruz-Coke dejó la Dibam- se abrieron 17 edificios y sitios, entre ellos, La Moneda, para que la gente pudiera conocerlos. Fue, oficialmente, el primer Día del Patrimonio Nacional. Diecisiete años después, se llama Día del Patrimonio Cultural y se ha extendido a todo Chile, y más allá de los edificios: se fueron sumando rutas y recorridos (a pie y en bicicleta), exposiciones, talleres y charlas, espacios públicos y privados, hasta llegar -para hoy domingo- a más de mil actividades.

Y así, en una rápida mirada del programa, descubrimos un tour de arte callejero, una visita al reactor nuclear chileno, otra a los tribunales de Concepción, recorridos por los murales de la población Brasilia de San Miguel, una exposición de arte y religión en La Serena, las Torres del Paine, el puerto de Arica, y muchísimo más. Todo, gracias a que la planificación del día no solo va de arriba hacia abajo, sino que también se alimenta de las actividades que inscriben los ciudadanos.

-¿Qué le parece la evolución que ha tenido el Día del Patrimonio?

"Es muy beneficiosa, porque conocer un patrimonio es reconocer la raíz, es sentirse parte de una comunidad, es poder tener una sensación de fraternidad, y al mismo tiempo, está adelantando lo que yo creo que puede ser la sociedad del futuro, que va a ser una sociedad del acceso. Pues llega un momento en que la gente no va a poder tener tantas cosas, y lo importante es que pueda acceder a los bienes sociales. Por ejemplo, usted tiene una iglesia, no la posee, pero accede a ella, y en ella se siente solidario, comunitario, se siente participando de una belleza que, de alguna manera, embellece el entorno. El patrimonio nos da seguridad, identidad, lo esencial del patrimonio es que es permanencia; en cambio, usted y yo vamos a pasar".

Juegos y deportes

"La noción de lo que realmente es el patrimonio está recién empezando a tomar cuerpo y a formar parte de lo que yo llamo un sistema cultural. Porque un sistema cultural auténtico no permitiría -nunca- las cosas que se están haciendo en materia de construcciones, por ejemplo en Santiago, para qué decir en Valparaíso", advierte Cruz-Coke. Lo de ella es casi una filosofía: "Nosotros somos constructores del patrimonio, porque una de las tareas humanas es construir realidad", afirma. Y de esa suerte de definición antropológica deriva la amplitud del concepto de patrimonio que reivindica: es básicamente todo aquello que queda y tiene significado para un grupo humano, la cotidianidad que perdura y da sentido, desde una manufactura hasta la naturaleza, pasando por los medios para transportarse y oficios tradicionales; es herencia, es testimonio de lo humano. Sin embargo, no por ello cree que todo lo sea.

Este año, el Día del Patrimonio Cultural tiene como tema el juego y el deporte. Las actividades principales se realizarán en el Estadio Nacional, e incluyen, entre otras, la habilitación de seis canchas de rayuela, la reinstalación de la placa que recuerda la realización del Mundial de Fútbol de 1962, una muestra de copas, rutas por el Sitio de la Memoria, y una clínica de béisbol a cargo de migrantes. Además, a las cuatro de la tarde comenzará el primer partido oficial de fútbol femenino en el recinto, que enfrentará a los seleccionados de Chile y Perú.

-¿Qué le parece que se sumen actividades como un partido de fútbol?

"El asunto es muy sencillo: quieren aprovechar una circunstancia para meter algo. Eso se llama resquicio, que los chilenos usan para su beneficio personal. En este caso, supongo que el beneficio es de los que organizan eso y ganan plata. A ver, el problema es que una de las cosas que hay que tener en cuenta son las relaciones del patrimonio con la población, porque de alguna manera tiene que ser un enriquecimiento de vida. Este sofá es de mi mamá, ese otro es de mi suegra, esta mesa era mi comedor, ahora es de mi hijo. Yo estoy rodeada de la historia de mi familia, usted está rodeado de la cosa doméstica, diaria, que forma parte de una historia familiar. Entonces hay toda una historia haciéndose, pero usted no puede decir que un partido de fútbol es patrimonio, claro que no".

-¿Qué límite le pondría usted al concepto de patrimonio?

"Patrimonio es aquello que puede permanecer significando algo. Ahora, el fútbol como actividad es en sí, abstractamente, un patrimonio. Pero no lo es un partido de fútbol, por favor. Si un estadio como el Santa Laura sigue siendo Santa Laura en cincuenta años más, sigue significando, eso es un patrimonio, porque ya venció al tiempo".

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