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Ex candidato Guillermo Lasso, ad portas del cambio de mando en su país:

"Los problemas de Ecuador no se arreglan con matices; requieren un cambio de fondo"

domingo, 21 de mayo de 2017

Margaret Valenzuela
Reportajes
El Mercurio

El ex postulante llega esta semana a Chile. Insiste en que le robaron la elección, y fija tres condiciones para arribar a eventuales acuerdos con el gobierno de Lenin Moreno: liberar a los presos políticos, y derogar la ley de medios y el decreto que regula a las organizaciones sociales.



"Nosotros seguiremos en la lucha", dice el empresario Guillermo Lasso ad portas de que asuma un nuevo gobierno en Ecuador. El pasado 2 de abril, Lasso fue derrotado en las elecciones presidenciales por el heredero de Rafael Correa, Lenin Moreno, en una reñida contienda electoral. La estrecha diferencia, de tres puntos, llevó al candidato opositor a pedir el reconteo total de los votos, que no le fue concedido.

Lasso dice tener la "absoluta convicción" de haber triunfado, pese a que los resultados oficiales le dieron el 48,8% de los votos, frente al 51,16% obtenido por Moreno. Y señala al "apagón electoral" del 2 de abril -un lapso de 20 minutos en la página web con los cómputos, después del cual cambiaron las tendencias- como un indicio del supuesto fraude que acusa. "Nosotros sostenemos que logramos una victoria por encima del 50% que no fue reconocida por las instituciones del correísmo", afirma.

En cualquier caso, dice que la alta votación obtenida le impone una responsabilidad, pues "lo que dijeron los ecuatorianos fue 'queremos un cambio' ". Un viraje, agrega, no solo político, sino también económico, en un país donde temas como el empleo inquietan fuertemente a la ciudadanía, al punto que "lo que pudo ser un proyecto político que comienza en la trinchera de la derecha, liderado por un empresario, como algunos dicen, terminó siendo un proyecto político amplio, liderado por un demócrata".

Lasso aterrizará en Chile este miércoles, el mismo día en que Moreno jurará como nuevo Presidente de Ecuador. Invitado por la plataforma de reflexión y debate "La otra mirada" (ligada a las fundaciones de Nicolás Ibáñez), dará una conferencia junto a su amigo, el ex Presidente Sebastián Piñera, este viernes, cuyo tema central será "América Latina, la batalla por la libertad". También participará en un almuerzo con autoridades de la Universidad del Desarrollo y dictará una charla en la Universidad de los Andes. Eso, además de una cena privada en la casa del ex Presidente el próximo jueves.

-Más allá de la controversia por los resultados, ¿será diferente el gobierno de Lenin Moreno del que lideró Rafael Correa?

-Yo creo que el problema no es una persona, sino el modelo, y el modelo es de un gobierno que controla todas las instituciones en el ámbito judicial, electoral, instituciones de control como la Contraloría, Fiscalía, el Procurador. Es un problema de fondo de un modelo que no respeta la democracia liberal. Un modelo que se basa en un Estado de propaganda, que utiliza medios de comunicación públicos incautados para agredir a las personas que pensamos distinto, y para hacer propaganda que haga percibir, en lo interno y externo, una eficiencia en lo social que no existe.

-¿Pero ni siquiera ve un matiz entre Moreno y Correa, como el que algunos analistas señalan?

-Quizás habría que esperar, pero los problemas de Ecuador son tan serios, que no se arreglan con matices; lo que requieren es un cambio de fondo.

-¿Existe alguna posibilidad de construir acuerdos con el nuevo gobierno?

-Mire, yo soy un ecuatoriano que ama a mi país y estoy dispuesto a hacer lo necesario para producir aquel cambio que requiere la sociedad ecuatoriana, pero no puedo tener reuniones que no conduzcan a cambios de fondo en materia institucional, económica e incluso social. No podemos pensar que haya democracia en un país donde hay perseguidos políticos. El actual gobierno, si quiere convocar a un apoyo de la oposición que nosotros lideramos, debería comenzar por indultar a todos los perseguidos políticos. Si el gobierno los indulta a todos, no a uno o a dos, sino a todos, y deroga la ley de comunicación y el decreto 16 (que regula y registra las organizaciones sociales), yo empezaría a creer que hay un cambio.

-¿Será Ecuador uno de los últimos bastiones del chavismo o piensa que a la larga puede haber un viraje?

-Como le dije, el modelo será el mismo, habrá que esperar si hay matices, pero con matices no se arregla un problema de fondo de falta de empleo, de una economía que no crece, de unos prejuicios ideológicos y personales que no le permiten a Ecuador mantener relaciones abiertas, activas, frontales con países desarrollados como Estados Unidos o como la propia Unión Europea, con la que se firmó un acuerdo de comercio, pero casi de mala gana.

-¿Y cómo observa el panorama del 'chavismo' en la región, luego de los últimos procesos electorales en distintos países?

-Está debilitado, porque los precios de los principales productos que exportan estos países han caído, y creo que en el mundo global va a terminar esa etapa de bajas tasas de interés que de alguna manera beneficiaron un modelo económico populista. Ahora, la gran pregunta es qué es el poder chavista, y si usted se pone a reflexionar, llega a la conclusión de que es nada: nada más que populismo, totalitarismo; de hecho, no es de izquierda.

-¿Por qué lo dice?

-No comparto las ideas del socialismo, pero respeto al socialismo moderno, que usted lo puede ver en Europa o en el período de la Concertación chilena también. El socialismo del siglo 21 no tiene nada de izquierda ni de socialista; lo que tiene es de totalitarismo, de abuso, de atropello, de mal manejo de la economía y eso se expresa en lo que estamos viendo en la Venezuela de hoy, y lo que se va a ver más profundizado en Ecuador también.

-¿Qué lecciones le deja su campaña a la centroderecha en la región y de cómo debe enfrentar a una coalición de izquierda como ocurrirá en noviembre en Chile?

-Yo le diría que sí se puede, que hay que luchar y que no hay que quedarse en el mundo de las ideas, sino en el mundo de la acción. En mis recorridos he conversado con los jóvenes sobre cuál es su futuro y siempre me han hablado de emprendimiento, de la necesidad de asumir el destino de sus vidas en sus propias manos.

-¿No cree que le pesó su condición de empresario en la elección?

-Esa fue parte de una campaña sucia del propio gobierno desde hace 7 años, cuando yo manifesté mi intención de dedicarme a la vida política, pero no ha pesado en el pueblo ecuatoriano, porque por mí votó la mayoría. Es un prejuicio que quieren instalar en la mente de los ciudadanos para defender el modelo de partido único.

-¿Cómo se ve la situación de Chile desde el exterior?

-Le voy a contar un pequeño chiste. Un amigo le decía a otro: "¿Cómo está tu esposa?", y el amigo le preguntó: "¿Comparada con quién?". Entonces, si usted me pregunta cómo se ve a Chile, lo veo estupendamente bien comparado con países de América Latina. Que obviamente se pueden hacer mejor las cosas, claro que sí, y por eso está ahí la opción de Sebastián Piñera, pero comparado con América Latina... Yo creo que los chilenos debieran sentirse orgullosos.

-¿Qué visión tiene de la administración Bachelet? Siendo un gobierno de izquierda, ¿cabe algún punto de comparación con el gobierno de Correa?

-Sería injusto compararla con Correa. Yo creo que la Presidenta Bachelet es una demócrata que respeta las instituciones.

"La Presidenta Bachelet es una demócrata que respeta las instituciones. Sería injusto compararla con Correa", afirma el ex candidato opositor ecuatoriano.

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