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Marcela SaidMarcela Said

"Crecí con los dos pies bien puestos en la realidad"

martes, 23 de mayo de 2017

Por Montserrat Sánchez B.
Crónica
El Mercurio

La cineasta nacional está participando de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes con su segunda película de ficción, "Los perros". Tras una ausencia de ocho años, se instaló de nuevo en París hace tres, pero hoy no descarta volver a Chile. Aquí habla de cómo convirtió una experiencia personal en el guión de su nueva película y de cómo ha organizado su vida familiar para dedicarse a su profesión.



La videollamada comienza algo entrecortada. La imagen es un poco borrosa. Aun así, los grandes ojos azules de Marcela Said se distinguen fácilmente en la pantalla. Desde París, cuenta que la semana pasada se cayó andando en bicicleta y que tiene seis puntos en la boca. Pero no se le notan. Marcela luce animada: esta semana está participando de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes con su segundo largometraje de ficción, "Los perros", que protagonizan Antonia Zegers, Alfredo Castro y Alejandro Sieveking. Ya había estado en esa misma situación cuando en 2013 su primera película, "El verano de los peces voladores", fue seleccionada en la Quincena de Realizadores del certamen.

-Estoy feliz, la Semana de la Crítica es una sección por la que han pasado grandes cineastas. Es decir, ellos apuntan con el dedo a los cineastas a los que hay que ponerles atención. Para mí es un honor que hayan elegido mi película y que además fuera la que abriera la competencia.

Marcela Said vive en París desde hace tres años. No es su primera estadía en la capital francesa: llegó por primera vez hace 20 años. Corría 1997 y Marcela, egresada de Licenciatura en Estética, se fue a estudiar un Máster en Técnicas y Lenguajes de Medios en La Sorbonne, en donde además tomó cursos de cine.

-Sabía que terminando mis estudios me iría de Chile, me sentía ahogada, en esos años el ambiente era más conservador que hoy, era insoportable. Yo era de las que salían a bailar sola; eso sí que era mal visto.

-¿Ya pensaba dedicarse al cine?

-No, me gustaban los medios de comunicación, siempre me ha gustado el periodismo y la investigación. Me gustaba la política y sentía que el documental era un medio de expresión que me convenía bastante porque podías tener opinión y al mismo tiempo era algo creativo-explica a través de la pantalla. Son las tres de la tarde en París y Marcela está en la oficina de la productora de su película.

Durante 12 años, la cineasta se dedicó a realizar documentales. En 2013 decidió cambiar de formato e incursionar en la ficción con "El verano de los peces voladores", que fue premiada en varios festivales internacionales como en los de Biarritz, Cuenca y La Habana. "Los perros" es su segunda incursión en el mundo de la ficción. Ámbito que le acomoda y que, por lo visto, ya le está trayendo éxitos, como haberla llevado a estar por segunda vez en uno de los festivales más importantes de la industria cinematográfica.
 
Sobrepasar los límites

Marcela Said nació en Santiago en 1972 en una familia de clase media acomodada y creció en el barrio de Santo Domingo. Estudió en el Liceo 1.

-Crecí marcada por la desigualdad social. En el liceo me tocó ver de todo, compañeras que en sus casas no tenían piso, otras que desaparecían porque quedaban embarazadas y el liceo no les permitía continuar sus estudios, casos de abuso... El clima político era efervescente, estamos hablando de los años 80. Yo no crecí en una burbuja; al contrario, crecí con los dos pies bien puestos en la realidad.

Su padre, Sergio Said, había estado casado antes de conocer a su madre. Del primer matrimonio nació Jorge y Sergio, el mayor, director de la fundación Selavip que construye viviendas sociales y el menor, periodista. Del segundo matrimonio nació Marcela y Paula, su hermana menor, que estudió relaciones públicas y hoy trabaja en la distribuidora de libros de su padre. Su madre, Ada Cares, era profesora normalista.

-Mi madre influyó mucho en mi educación, que tomara clases de piano, de inglés, me dio las herramientas para que yo desarrollara mis talentos.

En términos políticos, Marcela explica que en su casa había diversidad:

-Mi papá es de derecha, por supuesto pensaba que la dictadura no estaba nada de mal. Mi mamá, al contrario, tenía un hermano exiliado en Canadá. Entonces era una familia dividida en ese sentido. En mi casa no se hablaba de política.

-¿Hubo alguien en su familia que influyera en su decisión de dedicarse al cine documental?

-Mi hermano Jorge, periodista y fotógrafo. A los 15 años lo único que quería era ser como él. Él estaba saliendo de la universidad, era un alumno brillante y se fue a Francia con una beca para hacer videoarte. Cada vez que venía a Chile mostraba sus videos. Yo creo que fue el primer héroe que tuve.

Después del colegio entró al ciclo básico de inglés en la Universidad Católica. Estuvo ahí tres años hasta que se cambió a Licenciatura en Estética. Cuando egresó, decidió viajar para estudiar en París. Ya en Francia, Marcela conoció al editor de documentales Jean de Certeau, quien era amigo de su hermano Jorge. Se enamoraron y luego se casaron. Hoy tienen un hijo, Paolo, de 13 años.

En París fue donde también Marcela descubrió el trabajo de directores como Nicolas Philibert, Agnès Varda y Raymond Depardon, entre otros.

-Ellos fueron mis grandes inspiradores, los que influyeron en mi trabajo documental. Además de Carmen Castillo, cineasta chilena con quien tengo una gran amistad.

En 1999 Marcela hizo su primera película para un canal de televisión, "Valparaíso". Después vino el documental "I Love Pinochet" (2001), en donde mostraba el mundo pinochetista del país a propósito de su arresto en Londres. Luego vineron "Opus Dei" (2006) y "El mocito" (2011).

-He cambiado mi foco. Al principio tenía muchas dudas de la dictadura, me daba rabia saber que había tanta gente que despreciaba a las víctimas, que negaba las violaciones a los derechos humanos.

Con "El mocito", Marcela se empezó a interesar ya no solo por el tema político, sino también por la naturaleza humana. El documental cuenta la historia de Jorgelino Vergara, quien trabajó como mozo primero en la casa de Manuel Contreras y luego en el cuartel "Simón Bolívar".

-Era entender esta idea de que un hombre no se reduce a un acto. No es llegar y decir "el mocito es culpable", hay que entender que era iletrado, que venía del campo, que tenía 13 o 14 años. La pregunta que yo me hacía era qué hubiese pasado si el mocito hubiese llegado a trabajar a la Vicaría de la Solidaridad en vez de al cuartel Simón Bolívar.

-¿Por qué decidió incursionar en la ficción?

-Es que la ficción y el documental no tienen mucho que ver. La ficción es mucho más creativa, representaba un desafío mayor para mí. Hoy en día estoy en la ficción porque me gusta escribir, contar historias, y la ficción permite cosas que el documental no. La ficción permite dépasser, se dice en francés... Sobrepasar límites. A mí lo que me interesa hoy es escribir sin límites y explorar la naturaleza humana. En ese mismo sentido está escrita "Los perros".
 
Clases de equitación

"Los perros" trata de Mariana, la protagonista, quien está casada con un arquitecto argentino que no se preocupa de ella y  comienza a tomar clases de equitación con un coronel  con un pasado oscuro: está procesado por violaciones a los derechos humanos.

Aunque es ficción, Marcela Said dice que tiene elementos de la realidad. De hecho, el personaje del coronel está basado en alguien a quien Marcela conoció durante la realización de "El mocito". La cineasta quería corroborar si Jorgelino Vergara, el protagonista del documental, le contaba la verdad. Un periodista le pasó el contacto del que había sido su jefe en el cuartel Simón Bolívar: el coronel Juan Morales Salgado, quien era profesor de equitación en el centro del Huinganal. Marcela le pidió una entrevista pero él se negó. Por esa época la cineasta tomaba clases de equitación en el Paperchase, entonces le contó que le gustaban los caballos y se pusieron a hablar. Le dijo que iba a tomar clases con él. Y así fue: estuvo yendo dos años.

-Fue un buen profesor -dice Marcela cuando recuerda esa época.

De esta forma nació una amistad, y el coronel terminó dándole la entrevista. Hoy Morales Salgado está en Punta Peuco por el caso Prats.

-Mientras yo tomaba clases mucha gente condenó esto. "Cómo es posible que estés tomando clases con este tipo que está condenado". Yo les decía que una persona no se reduce a una sola cosa, sino que eso me permitía a mí conocerme. La película fue basada en mi experiencia. Pero es ficción, la historia de Mariana con el coronel no es mi historia con el coronel.

Marcela agrega:

-Hay que entender que hay un monstruo en todos nosotros, y eso es el fascismo. Es que, mientras no tengamos conciencia de que todos somos capaces de hacer el mal, estamos en problemas. Eso es lo que me interesa, la naturaleza humana, la capacidad del hombre de hacer el mal.

Marcela Said escribió el guión de la película en 2014, cuando ganó una residencia de la Cinéfondation de Cannes por seis meses. Había estado ocho años en Chile desde su regreso en 2006. Los tres meses se convirtieron en -hasta el momento- tres años, ya que decidió lanzar su proyecto desde allá, aunque entre medio viajó a Chile a grabar, igual como lo había hecho con sus documentales.

Actualmente, Marcela escribe una película sobre femicidios que se llamaría "Ángela" y espera grabarla en la costa central de Chile a fines de 2018. Otro proyecto que tiene entre manos es una película que se llamará "El puma", que también grabará en el sur de Chile pero con actores franceses.
 
"Francia ha cambiado"

A Marcela le es difícil conciliar la vida familiar con el cine, porque debe viajar mucho. Por eso, cuenta, a su hijo Paolo le ha tocado bastante estar solo, y dice que no tendría otro hijo.

-¿Es un costo?

-No sé si diría que es un costo, es una elección, que es distinto. Tener un solo hijo es una decisión responsable y consciente respecto de la vida que quiero llevar. Si quiero viajar, quiero salir más, quiero hacer cine, no puedo tener ocho niños.

Marcela comparte la crianza de Paolo, de 13 años, con su marido, Jean de Certeau. Pero también han trabajado en  distintos proyectos: dirigieron juntos algunos de los documentales y él editó las dos películas de Marcela.

-Jean tiene mucho talento, por eso trabajo con él. Me gusta mucho su trabajo y somos ante todo grandes amigos -dice escuetamente sobre el trabajo con su pareja.

-¿Tienen planes de trabajar juntos de nuevo?

-No, no tenemos ningún plan, yo no hago planes, soy súper escéptica, no creo mucho en el futuro, vivo un poco al día. Mi único plan es mi próxima película.

Marcela Said ya está pensando en el año que viene:

-He tenido últimamente ganas de volver a Chile. Francia no es lo mismo que antes.

-¿Se siente más chilena o francesa?

-Me siento más chilena que francesa. (...) En la manera de pensar, me gusta Francia. Me siento cómoda en esta lengua, en esta cultura. Los valores republicanos de Francia; me parece que es una sociedad más justa, más igualitaria. Acá me siento más cómoda. En Chile, me cuesta más vivir. Es un país que tiene tantos problemas que resolver todavía. Me cuesta más vivir en un país donde hay tanto machismo, que no proviene solo de los hombres, sino también de otras mujeres.

-¿Y qué piensa del nuevo escenario en Francia?

-Yo viví aquí entre 1997 y el 2006 y luego volví el 2014. O sea, fueron ocho años que estuve sin vivir acá y veo una diferencia. Francia ha cambiado, hay crisis económica, muchos de mis amigos perdieron sus empleos. Está el tema de los refugiados, que quiere decir que hay más pobreza visible. El clima del terrorismo uno lo ve todos los días. Las elecciones fueron complicadas, tampoco es que estén todos eufóricos por la elección de Macron. O sea, vamos a tener cinco años de manifestaciones.

-¿Eso afectaría su decisión de volver a Chile?

-No sería por eso, más que nada tengo ganas de volver porque quiero filmar y poder investigar. Necesito pasar más tiempo en Chile para armar este proyecto. Me gustaría ir dos años, luego volver. Me gusta eso de ir y venir, creo que es lo que más me acomoda. *


"Me gusta Francia. Me siento cómoda en esta lengua, en esta cultura. Me parece que es una sociedad más justa, más igualitaria", dice Said.


Arriba: durante la filmación de "Los perros". A lado, junto a la actriz Antonia Zegers.

"La ficción es mucho más creativa, representaba un desafío mayor para mí. Estoy en la ficción porque me gusta contar historias".


"Crecí con los dos
pies bien puestos
en la realidad"

 

La cineasta nacional está participando de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes con su segunda película de ficción, "Los perros". Tras una ausencia de ocho años, se instaló de nuevo en París hace tres, pero hoy no descarta volver a Chile. Aquí habla de cómo convirtió una experiencia personal en el guión de su nueva película y de cómo ha organizado su vida familiar para dedicarse a su profesión.
Por Montserrat Sánchez B. Retrato Christophe Henry


La videollamada comienza algo entrecortada. La imagen es un poco borrosa. Aun así, los grandes ojos azules de Marcela Said se distinguen fácilmente en la pantalla. Desde París, cuenta que la semana pasada se cayó andando en bicicleta y que tiene seis puntos en la boca. Pero no se le notan. Marcela luce animada: esta semana está participando de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes con su segundo largometraje de ficción, "Los perros", que protagonizan Antonia Zegers, Alfredo Castro y Alejandro Sieveking. Ya había estado en esa misma situación cuando en 2013 su primera película, "El verano de los peces voladores", fue seleccionada en la Quincena de Realizadores del certamen.

-Estoy feliz, la Semana de la Crítica es una sección por la que han pasado grandes cineastas. Es decir, ellos apuntan con el dedo a los cineastas a los que hay que ponerles atención. Para mí es un honor que hayan elegido mi película y que además fuera la que abriera la competencia.

Marcela Said vive en París desde hace tres años. No es su primera estadía en la capital francesa: llegó por primera vez hace 20 años. Corría 1997 y Marcela, egresada de Licenciatura en Estética, se fue a estudiar un Máster en Técnicas y Lenguajes de Medios en La Sorbonne, en donde además tomó cursos de cine.

-Sabía que terminando mis estudios me iría de Chile, me sentía ahogada, en esos años el ambiente era más conservador que hoy, era insoportable. Yo era de las que salían a bailar sola; eso sí que era mal visto.

-¿Ya pensaba dedicarse al cine?

-No, me gustaban los medios de comunicación, siempre me ha gustado el periodismo y la investigación. Me gustaba la política y sentía que el documental era un medio de expresión que me convenía bastante porque podías tener opinión y al mismo tiempo era algo creativo-explica a través de la pantalla. Son las tres de la tarde en París y Marcela está en la oficina de la productora de su película.

Durante 12 años, la cineasta se dedicó a realizar documentales. En 2013 decidió cambiar de formato e incursionar en la ficción con "El verano de los peces voladores", que fue premiada en varios festivales internacionales como en los de Biarritz, Cuenca y La Habana. "Los perros" es su segunda incursión en el mundo de la ficción. Ámbito que le acomoda y que, por lo visto, ya le está trayendo éxitos, como haberla llevado a estar por segunda vez en uno de los festivales más importantes de la industria cinematográfica.
 
Sobrepasar los límites

Marcela Said nació en Santiago en 1972 en una familia de clase media acomodada y creció en el barrio de Santo Domingo. Estudió en el Liceo 1.

-Crecí marcada por la desigualdad social. En el liceo me tocó ver de todo, compañeras que en sus casas no tenían piso, otras que desaparecían porque quedaban embarazadas y el liceo no les permitía continuar sus estudios, casos de abuso... El clima político era efervescente, estamos hablando de los años 80. Yo no crecí en una burbuja; al contrario, crecí con los dos pies bien puestos en la realidad.

Su padre, Sergio Said, había estado casado antes de conocer a su madre. Del primer matrimonio nació Jorge y Sergio, el mayor, director de la fundación Selavip que construye viviendas sociales y el menor, periodista. Del segundo matrimonio nació Marcela y Paula, su hermana menor, que estudió relaciones públicas y hoy trabaja en la distribuidora de libros de su padre. Su madre, Ada Cares, era profesora normalista.

-Mi madre influyó mucho en mi educación, que tomara clases de piano, de inglés, me dio las herramientas para que yo desarrollara mis talentos.

En términos políticos, Marcela explica que en su casa había diversidad:

-Mi papá es de derecha, por supuesto pensaba que la dictadura no estaba nada de mal. Mi mamá, al contrario, tenía un hermano exiliado en Canadá. Entonces era una familia dividida en ese sentido. En mi casa no se hablaba de política.

-¿Hubo alguien en su familia que influyera en su decisión de dedicarse al cine documental?

-Mi hermano Jorge, periodista y fotógrafo. A los 15 años lo único que quería era ser como él. Él estaba saliendo de la universidad, era un alumno brillante y se fue a Francia con una beca para hacer videoarte. Cada vez que venía a Chile mostraba sus videos. Yo creo que fue el primer héroe que tuve.

Después del colegio entró al ciclo básico de inglés en la Universidad Católica. Estuvo ahí tres años hasta que se cambió a Licenciatura en Estética. Cuando egresó, decidió viajar para estudiar en París. Ya en Francia, Marcela conoció al editor de documentales Jean de Certeau, quien era amigo de su hermano Jorge. Se enamoraron y luego se casaron. Hoy tienen un hijo, Paolo, de 13 años.

En París fue donde también Marcela descubrió el trabajo de directores como Nicolas Philibert, Agnès Varda y Raymond Depardon, entre otros.

-Ellos fueron mis grandes inspiradores, los que influyeron en mi trabajo documental. Además de Carmen Castillo, cineasta chilena con quien tengo una gran amistad.

En 1999 Marcela hizo su primera película para un canal de televisión, "Valparaíso". Después vino el documental "I Love Pinochet" (2001), en donde mostraba el mundo pinochetista del país a propósito de su arresto en Londres. Luego vineron "Opus Dei" (2006) y "El mocito" (2011).

-He cambiado mi foco. Al principio tenía muchas dudas de la dictadura, me daba rabia saber que había tanta gente que despreciaba a las víctimas, que negaba las violaciones a los derechos humanos.

Con "El mocito", Marcela se empezó a interesar ya no solo por el tema político, sino también por la naturaleza humana. El documental cuenta la historia de Jorgelino Vergara, quien trabajó como mozo primero en la casa de Manuel Contreras y luego en el cuartel "Simón Bolívar".

-Era entender esta idea de que un hombre no se reduce a un acto. No es llegar y decir "el mocito es culpable", hay que entender que era iletrado, que venía del campo, que tenía 13 o 14 años. La pregunta que yo me hacía era qué hubiese pasado si el mocito hubiese llegado a trabajar a la Vicaría de la Solidaridad en vez de al cuartel Simón Bolívar.

-¿Por qué decidió incursionar en la ficción?

-Es que la ficción y el documental no tienen mucho que ver. La ficción es mucho más creativa, representaba un desafío mayor para mí. Hoy en día estoy en la ficción porque me gusta escribir, contar historias, y la ficción permite cosas que el documental no. La ficción permite dépasser, se dice en francés... Sobrepasar límites. A mí lo que me interesa hoy es escribir sin límites y explorar la naturaleza humana. En ese mismo sentido está escrita "Los perros".
 
Clases de equitación

"Los perros" trata de Mariana, la protagonista, quien está casada con un arquitecto argentino que no se preocupa de ella y  comienza a tomar clases de equitación con un coronel  con un pasado oscuro: está procesado por violaciones a los derechos humanos.

Aunque es ficción, Marcela Said dice que tiene elementos de la realidad. De hecho, el personaje del coronel está basado en alguien a quien Marcela conoció durante la realización de "El mocito". La cineasta quería corroborar si Jorgelino Vergara, el protagonista del documental, le contaba la verdad. Un periodista le pasó el contacto del que había sido su jefe en el cuartel Simón Bolívar: el coronel Juan Morales Salgado, quien era profesor de equitación en el centro del Huinganal. Marcela le pidió una entrevista pero él se negó. Por esa época la cineasta tomaba clases de equitación en el Paperchase, entonces le contó que le gustaban los caballos y se pusieron a hablar. Le dijo que iba a tomar clases con él. Y así fue: estuvo yendo dos años.

-Fue un buen profesor -dice Marcela cuando recuerda esa época.

De esta forma nació una amistad, y el coronel terminó dándole la entrevista. Hoy Morales Salgado está en Punta Peuco por el caso Prats.

-Mientras yo tomaba clases mucha gente condenó esto. "Cómo es posible que estés tomando clases con este tipo que está condenado". Yo les decía que una persona no se reduce a una sola cosa, sino que eso me permitía a mí conocerme. La película fue basada en mi experiencia. Pero es ficción, la historia de Mariana con el coronel no es mi historia con el coronel.

Marcela agrega:

-Hay que entender que hay un monstruo en todos nosotros, y eso es el fascismo. Es que, mientras no tengamos conciencia de que todos somos capaces de hacer el mal, estamos en problemas. Eso es lo que me interesa, la naturaleza humana, la capacidad del hombre de hacer el mal.

Marcela Said escribió el guión de la película en 2014, cuando ganó una residencia de la Cinéfondation de Cannes por seis meses. Había estado ocho años en Chile desde su regreso en 2006. Los tres meses se convirtieron en -hasta el momento- tres años, ya que decidió lanzar su proyecto desde allá, aunque entre medio viajó a Chile a grabar, igual como lo había hecho con sus documentales.

Actualmente, Marcela escribe una película sobre femicidios que se llamaría "Ángela" y espera grabarla en la costa central de Chile a fines de 2018. Otro proyecto que tiene entre manos es una película que se llamará "El puma", que también grabará en el sur de Chile pero con actores franceses.
 
"Francia ha cambiado"

A Marcela le es difícil conciliar la vida familiar con el cine, porque debe viajar mucho. Por eso, cuenta, a su hijo Paolo le ha tocado bastante estar solo, y dice que no tendría otro hijo.

-¿Es un costo?

-No sé si diría que es un costo, es una elección, que es distinto. Tener un solo hijo es una decisión responsable y consciente respecto de la vida que quiero llevar. Si quiero viajar, quiero salir más, quiero hacer cine, no puedo tener ocho niños.

Marcela comparte la crianza de Paolo, de 13 años, con su marido, Jean de Certeau. Pero también han trabajado en  distintos proyectos: dirigieron juntos algunos de los documentales y él editó las dos películas de Marcela.

-Jean tiene mucho talento, por eso trabajo con él. Me gusta mucho su trabajo y somos ante todo grandes amigos -dice escuetamente sobre el trabajo con su pareja.

-¿Tienen planes de trabajar juntos de nuevo?

-No, no tenemos ningún plan, yo no hago planes, soy súper escéptica, no creo mucho en el futuro, vivo un poco al día. Mi único plan es mi próxima película.

Marcela Said ya está pensando en el año que viene:

-He tenido últimamente ganas de volver a Chile. Francia no es lo mismo que antes.

-¿Se siente más chilena o francesa?

-Me siento más chilena que francesa. (...) En la manera de pensar, me gusta Francia. Me siento cómoda en esta lengua, en esta cultura. Los valores republicanos de Francia; me parece que es una sociedad más justa, más igualitaria. Acá me siento más cómoda. En Chile, me cuesta más vivir. Es un país que tiene tantos problemas que resolver todavía. Me cuesta más vivir en un país donde hay tanto machismo, que no proviene solo de los hombres, sino también de otras mujeres.

-¿Y qué piensa del nuevo escenario en Francia?

-Yo viví aquí entre 1997 y el 2006 y luego volví el 2014. O sea, fueron ocho años que estuve sin vivir acá y veo una diferencia. Francia ha cambiado, hay crisis económica, muchos de mis amigos perdieron sus empleos. Está el tema de los refugiados, que quiere decir que hay más pobreza visible. El clima del terrorismo uno lo ve todos los días. Las elecciones fueron complicadas, tampoco es que estén todos eufóricos por la elección de Macron. O sea, vamos a tener cinco años de manifestaciones.

-¿Eso afectaría su decisión de volver a Chile?

-No sería por eso, más que nada tengo ganas de volver porque quiero filmar y poder investigar. Necesito pasar más tiempo en Chile para armar este proyecto. Me gustaría ir dos años, luego volver. Me gusta eso de ir y venir, creo que es lo que más me acomoda.

"La ficción es mucho más creativa, representaba un desafío mayor para mí. Estoy en la ficción porque me gusta contar historias". 

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