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Catálogo razonado Hallazgos y sorpresas:

Publican las 250 obras emblemáticas de la colección del MAC

domingo, 21 de mayo de 2017

CECILIA VALDÉS URRUTIA
Arte
El Mercurio

Parte del valioso patrimonio del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile -al cumplir 70 años de vida- fue reunido en su primer catálogo razonado. Artistas del exterior, como Noguchi o Leonora Carrington; obras de grandes pintoras primitivas como Juana Lecaros o Dorila Guevara, hasta Alfredo Jaar o Josefina Fontecilla, integran las piezas clave de la colección.



Artistas notables sumidos en el olvido, piezas desconocidas de autores conocidos, pinturas que luego de su restauración renacieron con colores, han sido (re)descubiertas durante la investigación que desarrolló el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile para su primer catálogo razonado.

El valioso estudio presentado el jueves -para el día mundial de los museos- reúne 250 piezas emblemáticas de su patrimonio, cuando celebra 70 años de vida. Sin embargo, esas son las luces del museo, pues la sombra de esta semana fue el acto vandálico en que rayaron la fachada de su edificio. El asunto, además, es que es un monumento patrimonial. El director del MAC, Francisco Brugnoli, señala que ha venido pensando hace tiempo una solución y propone "enrejar ambos museos y crear allí un parque de esculturas abierto durante el día".

El MAC forma parte, a su vez, de la primera institucionalidad cultural de Chile, desde 1946, lo que implica ser el depositario de una colección de cerca de 3.000 piezas en la actualidad, constituyéndose en una referencia ineludible para nuestra historia del arte, subraya el director del museo.

En ese marco se inserta la investigación, con el apoyo del Fondart y de la Corporación de amigos del MAC. El sustancioso volumen, de más de 600 páginas e imágenes de cada pieza, entrega detalles del autor, del trabajo, de su estética y su tiempo. La investigación -en la que participaron Amalia Cross, Claudio Guerrero, Matías Allende- conduce también a reveladores hallazgos de documentos olvidados.

Primitivas y aguerridas

Uno de los aportes del libro es que se rescata a artistas que tuvieron un rol significativo en la historia reciente, pero que hoy son prácticamente desconocidos por el público. Juanita Lecaros (1920-1993) es una de las buenas sorpresas en ello, autora de una notable pintura inmersa en el arte primitivo. La artista, poseedora de una profunda religiosidad, está representada por su evocadora pintura "Vestidas de luto" (1959).

Brugnoli la sitúa como una "creadora de suma importancia que no ha sido del todo tomada en cuenta. La pintura primitiva en general es aquí poco mirada, lo que es muy injusto. En el cuadro seleccionado de Juanita Lecaros, la noche es la protagonista, pero aparecen figuras -una mujer con su pequeña hija- con una luminosidad especial". El director subraya que fue, además, "una persona muy vital en la Escuela de Bellas Artes".

Dorila Guevara (1886-1983) es otra de las primitivas destacadas. Se la relaciona, nada menos, que con el arte de Henri Rousseau. Aunque esta artista recién comenzó a pintar a los 71 años y en su casa -el Palacio Astoreca-, el mismo motivo que recrea en la pintura escogida y en la que evoca, con ironía, a la que podría ser una pintora de domingo. Guevara solía firmar con el anagrama de su nombre, "Alirod".

"La obra de Marta Cuevas se descubrió cuando hicimos la exposición aniversario el año pasado. Causó impacto. Su pintura posee una mirada innovadora para el arte de la época. Ella observó atentamente a Cézanne, un hecho poco usual porque aquí Burchard era el dominante. El museo tiene su retrato "Figura", acerca de una mujer con un paisaje al fondo con un sesgo metafísico que me interesa mucho", reconoce Brugnoli.

La restauración de otras obras ha ido arrojando nuevos hallazgos. "Por ejemplo, de la pintura de Armando Lira (1903-1959) surgieron unos colores notables. Se ve allí cómo se anticipa a la abstracción. La síntesis es mayor que en la de sus contemporáneos en 'Paisaje venezolano', de 1937". Lira fue clave en la relación con Venezuela, en particular entre ambas escuelas de bellas artes en las que él era profesor de dibujo, a pesar de que su preocupación esencial era el color.

Sobre Camilo Mori se escogió una pintura singular: una escena nocturna de Valparaíso, inmersa en la abstracción lírica. Hay un trabajo gestual en la aplicación del color que deviene en una sensualidad cromática. "Pero Mori, al no tener una línea estética clara a lo largo de su vida, cambiaba mucho, lo que conduce a que no miremos con atención una obra en particular suya", comenta el director del MAC.

Vial, Noguchi, Carrington

La escultura, el volumen y sus desplazamientos actuales ocupan su lugar en esta selección. Se vuelve a poner en valor, por ejemplo, a Matías Vial (1931). "Gran artista que ha sido bastante relegado y quien nunca se mereció ese trato", destaca el director del museo. Su aporte trasciende por su trabajo de la piedra y la búsqueda de un imaginario prehispánico, como se observa en su hierática "La nochera", 1980, trabajada en carbón fosilizado. Luego de su viaje a Europa, volvió muy impresionado con las obras del arte románico y eso lo unió al arte primitivo más americano.

Un escultor que le preocupa su olvido es Sergio Mallol . "Tenemos una pieza excelente, de carácter abstracto, sintética, en basalto negro. Es un desnudo con una tela que le cubre el cuerpo".

El reconocido Ennio Giommi, en cambio, conserva su fama y la obra escogida se une a la historia del edificio del museo. "Visitó en una ocasión el MAC y se encontró en el zócalo con una cantidad enorme de pedazos de madera. Dio origen ahí mismo a su obra. ¡Tenemos un tesoro!", señala Brugnoli.

El sobrino de Giommi y cofundador de la Ciudad abierta de Ritoque, y escultor de la mítica Escuela de Diseño y Arquitectura de la UCV, Claudio Girola , también está en el MAC, aunque esta vez no se incorporó al libro. "Pero hay que resaltar su obra minimalista espléndida de 1962, que se está exhibiendo en el Centro Cultural La Moneda".

Una de las joyas del museo es un Isamu Noguchi que sí integra el grueso catálogo. Se trata de "Cabeza de Herminia Arrate", escultura en bronce fundido, de 1933. El influyente escultor estadounidense, más conocido por su abstracción icónica, también jugó un rol con los retratos. El que realizó de Arrate fue, además, el primero que modeló en arcilla y luego se fundió en bronce. Este retrato "es una de las buenas piezas que tenemos". Representa muy bien la tendencia del autor a expresar el carácter de los modelos.

La escultura de Leonora Carrington (1917-2011), de 2010, es otra de las "estrellas" de la colección. La artista inglesa, que emigró por la Segunda Guerra Mundial a México, integró el grupo de los surrealistas con Breton, Ernst y Remedios Varo. El volumen recrea un animal surreal y su título es "Vulture", que en su pronunciación en inglés evoca un juego fonético de las creaciones literarias de Lewis Carrol. La donó el gobierno de México.

Y entre las donaciones resalta la cantidad y el valor de piezas recibidas durante la dirección de Nemesio Antúnez , reflexiona Brugnoli. "Nemesio fue de una generosidad extraordinaria y con la bienal de grabados dejó donaciones muy importantes. Tenemos la mejor colección de grabados del país". Y del propio Antúnez escogieron un colorido y más abstracto óleo, "Siete volcanes", de sus series que cantaban a Chile, con un lirismo especial.

El conocido escritor y profesor Waldo Vila (1894-1979) se incorpora en una faceta más desconocida: la de pintor de escenas costumbristas, con "El velorio (velorio del asesinado)", de 1950. Incluyen a Lautaro Labbé (1930-2014) con una instalación gráfica minimalista de 1980, que se asocia con el minimalismo estadounidense. El innovador Carlos Ortúzar (con "Tres humanonautas") también se relaciona a ese movimiento, añade Brugnoli.

Artistas de hoy

La lista de artista más recientes destaca, entre otros, a dos premios nacionales de estos últimos años: José Balmes y su mujer Gracia Barrios . Balmes está con pinturas emblemáticas de su trayectoria como "Vietnam herido" (1969), de su desgarradora serie sobre esa guerra. Mientras que de Gracia Barrios (1927) escogieron dos trabajos pictóricos clave: "Figuración 22" y "América, no invoco tu nombre en vano", título que proviene de "Canto General", de Neruda. La artista muestra su compromiso social.

Alfredo Jaar está representado con un trabajo gráfico de su serie inaugural "Es usted feliz", que hizo entre 1979 y 1981, y en el que en algunas etapas entrevistó a personas.

Brugnoli se detiene en la instalación de Josefina Fontecilla : "Me interesa muchísimo su arte. Le pedí una obra que aludiera a lo que hizo con Gabriela Mistral, pero ella nos donó otra pieza: la alfombra de la casa de la abuela (el Castillo de las Majadas de Pirque) y 18 estructuras de patas de una silla. El tiempo es protagonista.

La instalación "Dos camas, un velador, un Cristo", de Josefina Guilisasti , consta de 71 fotografías que hablan de su investigación de la naturaleza muerta y su relación con la pintura. Es otra de las 250 obras emblemáticas escogidas del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile.

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