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Estudio en más de 250 parejas de madres e hijos en Estados Unidos:

Estimular la lectura desde pequeños favorece el vocabulario y la alfabetización

lunes, 08 de mayo de 2017

C. González
Educación
El Mercurio

Leer con frecuencia en compañía de los niños les brinda mejores habilidades de lectoescritura a largo plazo. Además, favorece el apego y su seguridad.



Involucrar a los niños en la lectura y los libros desde su primera infancia no solo genera una instancia más de apego, sino también incrementa su vocabulario y las habilidades para leer y escribir que tendrá ese pequeño, incluso antes de entrar al colegio.

Así lo confirma una investigación que será presentada hoy en la reunión anual de las Sociedades Académicas de Pediatría de Estados Unidos, en San Francisco. En ella se vio que el beneficio es a largo plazo: "Lo que están aprendiendo cuando se lee con ellos, incluso siendo bebés, todavía tiene un efecto cuatro años más tarde, cuando están a punto de comenzar la escuela primaria", cuenta a "El Mercurio" Carolyn Cates, investigadora del departamento de Pediatría de la Facultad de Medicina de la U. de Nueva York y autora principal del trabajo.

"Estos hallazgos son emocionantes porque sugieren que leer a los niños pequeños, comenzando en la primera infancia (desde los primeros meses de vida hasta los 4 años), tiene un efecto duradero en el lenguaje, la alfabetización y las habilidades de lectura temprana".

En el estudio -financiado por el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver, de EE.UU.- participaron más de 250 parejas de madres con hijos de 6 meses a cuatro años y medio de edad, que asisten a un hospital público.

En todos ellos se analizó y comparó la cantidad de veces que las mamás leen algo a sus hijos a la semana, el tiempo que dedican a ello, así como el número de libros en el hogar. La calidad de la lectura compartida se midió preguntando a los padres si tenían conversaciones con su hijo sobre el libro mientras leían, si hablaban o miraban las imágenes de la publicación y las emociones que generaban los personajes del libro.

Lenguaje y afecto

Entre las observaciones realizadas por Cates y sus colegas, está que, a los seis meses, la cantidad y calidad de las lecturas predijeron un mayor vocabulario a los 4 años. Algo similar ocurre en los niños de dos años expuestos a la lectura, pero además se observaron mayores habilidades para la escritura antes de ingresar a la educación formal (capacidad de escribir su propio nombre o el de sus padres, por ejemplo).

Asimismo, la cantidad y variedad de libros también predijo un mayor vocabulario y conocimiento de palabras a diferentes edades, comparados con niños que no recibieron un estímulo similar. Para Cates, mientras más veces se lee con el niño, es mejor; pero no existe un número ideal, ya que también depende de la calidad de ese momento.

Idea con la que concuerda María Liliana Delgadillo, doctora en Educación y directora de la Escuela de Educación Parvularia de la U. San Sebastián. "Cantidad no tiene relación directa con calidad. Si durante la lectura el adulto está pendiente de otras cosas, no se logra la conexión necesaria para estimular al niño. Aunque sea un tiempo breve, debe dedicarse por completo, con todos los sentidos presentes en ese momento".

Solo así, según lo demuestra la evidencia acumulada sobre el tema, se logra un mayor impacto en términos de la alfabetización infantil; pero, además, en el vínculo con la madre. "El vínculo afectivo es fundamental en el aprendizaje de un niño; eso asimismo favorece su autoestima y seguridad posterior".

Estos beneficios se logran no solo con la lectura de un libro, sino también con el relato oral de un cuento o con el canto. "Todo es un estímulo para el cerebro". Asimismo, el rol del padre o de cualquier adulto significativo para el menor tendrá un impacto similar.

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