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MONSEÑOR FERNANDO RAMOS, SECRETARIO GENERAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE:

"Con el 1% somos todos solidarios"

jueves, 04 de mayo de 2017


Ediciones Especiales
El Mercurio

"Comprometernos a aportar mensualmente el 1% en nuestras parroquias es una forma muy concreta de sabernos todos hermanos, porque ese aporte constituye el único ingreso redistributivo que existe en la Iglesia Católica".



Cuando cada católico va el domingo a Misa, asiste a un funeral a despedir a un ser querido, se siente identificado con la enseñanza de la Iglesia, ha visto que sus hijos se casan o bautizan... Cuando las personas entran a una parroquia o capilla y la ven limpia, ordenada y encuentran a un sacerdote preparado... En cada uno de esos momentos, como Iglesia, nos alegramos porque estamos haciendo lo que Jesús nos pidió, transmitir el Evangelio y convocar a todos a la casa de Dios.

Sin embargo, también es cierto que cada una de las situaciones descritas requieren de trabajo, de personas que dedican tiempo, infraestructura y gastos. Contribuir con la Iglesia, con el 1% de nuestros ingresos, es una manera muy concreta de hacerse cargo de la inmensa obra que ella realiza, evangelizando al mundo y sirviendo a mucha gente.

Si bien la Iglesia realiza una misión espiritual, evangelizadora y de caridad, no está exenta de las obligaciones de todo ciudadano. Los recursos que se necesitan para su funcionamiento vienen de las mismas personas que participamos en ella y, por eso, nuevamente hacemos un llamado a que todo católico contribuya con el sostenimiento de su Iglesia.

Los templos y las capillas requieren mantención, y muchas veces no se cuenta con los recursos suficientes. En Chile hay más de 4.000 recintos que dependen de distintas instituciones de la Iglesia y no hay el dinero suficiente para mantenerlos a todos en buenas condiciones.

Lamentablemente hoy, estamos muy lejos de que todos los católicos contribuyan efectivamente con el 1%.

Es necesario ponernos la mano en el corazón y reconocer el valor inmenso que tiene el acompañamiento que la Iglesia realiza en los momentos más importantes de la vida de una persona, acogiendo, asistiendo o  ayudando a quienes más lo necesitan; todo realizado en un contexto de mucha gratuidad.

Comprometernos a aportar mensualmente el 1% en nuestras parroquias es una forma muy concreta de sabernos todos hermanos, porque ese aporte constituye el único ingreso redistributivo que existe en la Iglesia Católica, ya que una parte de lo recaudado es para financiar la propia parroquia y otra se destina a financiar gastos que se realizan en otras localidades más necesitadas de la diócesis.

A pesar de que Chile es de los pocos países en América Latina en donde la Iglesia Católica tiene una pastoral de aporte a la Iglesia bien constituida, todavía nos falta muchísimo: la mitad de los católicos que van a misa todos los domingos no se hacen cargo de la mantención de su parroquia ni de la Iglesia. «Cada uno haga según se ha propuesto en su corazón, no de mala gana ni obligado, que Dios ama al que da con alegría» (2 Cor 9,7).Ayudemos con nuestros dones y según nuestras posibilidades en todas las necesidades de la comunidad de los creyentes en Cristo.

Hoy los invitamos a apoyar a sus parroquias, a informarse, a involucrarse, a aportar no solo con dinero, sino también con tiempo, talentos, capacidades, conocimiento. Cristo y su Iglesia necesitan de cada uno de nosotros para poder cumplir su misión.

Descubramos el trabajo de las parroquias, de religiosas y religiosos, de los sacerdotes, de los laicos comprometidos, todos somos Iglesia; existen miles de personas que trabajan silenciosa y comprometidamente con Cristo por nuestro bien, una bendición que nos llena de esperanza y que necesita nuestro apoyo.

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