hile es mi país, ahí viven mi familia y amigos. Mis hijas son mitad chilenas y es gran parte de lo que yo soy como persona". Esta es una de las reflexiones que, al teléfono desde Denver, Colorado, comparte con "El Mercurio" Lucy Ana Avilés Hernández. Ella es la esposa de Ben Walton -el nieto del fundador de la gigante supermercadista Walmart- y con quien forma el matrimonio que alcanzó notoriedad pública en Chile este verano, cuando Lucy Ana Avilés fue la activista tras la llegada a Chile del avión Supertanker, que se convirtió en pieza fundamental para el combate de los fatídicos incendios forestales que asolaron el centro sur del país. El matrimonio chileno-americano siempre ha tenido entre sus prioridades filantrópicas a Chile, pero este año la cantidad de iniciativas en las que piensan involucrarse superan con creces lo hecho previamente y siempre con un foco claro: que sean proyectos que tengan impacto social. Hace unos meses concretaron de manera indirecta una inversión en la firma chilena Geomar. Ahora decidieron ser aportantes de un fondo (FIS) que la firma financiera chilena Ameris está levantando y cuyo objetivo es invertir en empresas que ayuden a resolver problemas sociales. Pero además, Walton y Avilés adelantan que están evaluando iniciativas de desalinización de agua y también apoyar algunas relacionadas con la salud mental de mujeres y menores, y también en términos de prevención de abuso infantil. En total, solo para este año, su plan contempla desembolsar unos US$ 30 millones en este tipo de iniciativas sociales en Chile. Zoma LAB, el family office que crearon para canalizar sus proyectos Benjamin Walton y su esposa manejan sus proyectos a través del family office Zoma LAB, que tiene dos brazos operativos: Zoma Foundation -dedicada 100% a la filantropía- y Zoma Capitals, que realiza inversiones, pero todas con una estrategia social detrás. Zoma es la combinación de Zoie y Maya -el nombre de las hijas de la pareja, de 8 y 9 años- y LAB, por Lucy Ana y Ben. Este mes cumplen un año desde que abrieron su oficina en Denver, Colorado. Era tal la cantidad de proyectos, que decidieron profesionalizarse, y para ello pusieron a la cabeza a la ejecutiva Melissa Chong. Los ámbitos de acción de Zoma son agua, energía, salud, educación y desarrollo comunitario. Los aportes del matrimonio Walton Avilés comenzaron en Chile en 2007, principalmente en la zona costera de la VI y VII Región, lo que se incrementó tras el terremoto de 2010. Entonces entregaron más de US$ 3 millones para reconstruir y habilitar la escuela de Iloca. Pero no fue hasta los incendios registrados a comienzos de este año que Lucy Ana Avilés y Ben Walton se hicieron conocidos masivamente. "Hasta ese minuto, habíamos hecho donaciones muy en silencio. Pero al ver que mi país se quemaba, que se perdían vidas y la desesperación de la gente, comencé a pedir ayuda públicamente para movilizar a más personas. Después se unieron otros empresarios y personalidades en nuestra cruzada. Fue un acto desesperado. Jamás busqué figurar ni hacerme famosa", explica Avilés. En términos de filantropía pura, desde el 2010 y hasta la fecha, las donaciones realizadas por este matrimonio en Chile totalizan US$ 7,5 millones: US$ 2 millones para financiar el avión Supertanker, US$ 3,1 millones para la reconstrucción del colegio de Iloca , US$ 1 millón para Desafío Levantemos Chile y la misma cifra para la Fundación Enseña Chile. Contactos con el Sename y jornada de trabajo por los recursos hídricos En 2007, la chilena se casó con el nieto de Sam Walton y cambió su residencia a Colorado, Estados Unidos. Tras embarazos complicados y mucha angustia, Lucy Ana decidió que su experiencia personal sería una inspiración para ayudar a otras mujeres en situación compleja pre y posnatal. Comprometieron ayuda en hospitales locales de Denver, y al poco tiempo el apoyo escaló hasta escuelas para padres, iniciativas relacionadas con la prevención del abuso infantil y terapias a menores en riesgo social, en las que se involucró personalmente en su calidad de psicóloga. Toda esta experiencia aprendida en casi diez años es la que quieren exportar a Chile. "Hoy estamos levantando información, contactando a profesionales, hablando con gente del Sename e investigando qué existe y qué falta por hacer. Nuestro compromiso es real y verdadero", comenta, entusiasmada, Lucy Ana. Otro tema que les preocupa sobremanera son los recursos hídricos en Chile. "Es un problema real que en treinta años no va a haber agua entre Arica y el Biobío. Santiago ya no va a tener los tres glaciares que lo abastecen, y tenemos que analizar posibilidades de abastecimiento, ya sea con desalinización u otra alternativa", explica en perfecto castellano Benjamin Walton. A título personal, están organizando un workshop en Chile para fines de junio, con expertos en usos del agua, autoridades, empresarios y académicos, de modo de generar ideas y respuestas. Aún no definen si es que van apoyar con donaciones o invirtiendo en soluciones sustentables, pero siempre en un contexto relacionado con la filantropía. "Todas nuestras inversiones tienen un foco social. Todo lo que hacemos, nuestra meta de vida es la filantropía. No estamos invirtiendo en nada más. Lo que nos mueve es buscar soluciones de mercado para problemas sociales", concluye Walton.