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Cristián Sieveking completó el mítico Marathon des Sables:

La odisea de correr 237 kilómetros en el Sahara

miércoles, 26 de abril de 2017

Claudio Herrera
Deportes
El Mercurio

El chileno sorteó la prueba multidías más famosa del planeta, en medio del desierto, con escorpiones y serpientes. Una logística que no permite fallas, un sol abrasador y mucha fuerza física y mental.



C ristián Sieveking (62 años) no era el más rápido en el pomposo Marathon des Sables, pero sí se jactaba de llevar la mochila más liviana de la competencia. "La organización exige un mínimo de 6,5 kilos, porque te piden 2 mil calorías por cada día de carrera. Ahí te sirve la experiencia y pude correr con ese peso, mientras había tipos que llevaban hasta 14 o 15 kilos", sentencia el corredor de Skechers.

La prueba por etapas más famosa del mundo demanda 237 kilómetros en el desierto del Sahara, en Marruecos, repartidos en seis días consecutivos. En rigor, la exigencia real son cinco jornadas, con tramos de 30, 39, 32, 86 y 42 kilómetros, y el día de cierre se corre un tramo simbólico de 7k.

Entre los 1.094 inscritos que completaron el trazado, Siekeving se ubicó 426º en la general (8º en su categoría), con casi 42 horas en ruta.

"Hace muchos años que quería correr en el Sahara y fue lo más duro que he enfrentado en multidías, básicamente por el trazado, con mucha duna, la temperatura de 50 ºC promedio, donde no corre viento y a ratos sientes que te estás cocinando. La tasa de abandono es muy baja, porque va gente muy preparada: por ejemplo, en mi categoría iba Marco Olmo, que es una leyenda", detalla Sieveking.

El chileno admite que lo pasó muy mal en el segundo día, lo cual le obligó a consumir gran parte del alimento liofilizado que portaba. "Te dan un litro y medio de agua en cada check-point , y eso te debía durar entre 10 y 14k. En la mochila llevas muy poca ropa, porque las noches no son frías, la cocinilla, combustible, olla y el equipo básico obligatorio, que incluye una caja con extractor de veneno. Es por precaución, porque en la arena hay una fauna increíble: escorpiones, arañas bien grandes, serpientes, además de los clásicos camellos. Puede sonar intimidante, pero es una prueba que te da seguridad, la organización es enorme, con 700 personas, 60 médicos, dos helicópteros y tienes la chance de mandar una seña para ser rescatado. Es una gran experiencia, sobre todo en los campamentos".

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