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A.A. fichó además al abogado Arturo Fermandois:

Alto ejecutivo de American Airlines arriba a Chile, previo a audiencia clave por alianza con Latam

domingo, 23 de abril de 2017

Constanza Capdevila
Economía y Negocios Domingo
El Mercurio




El cuarto hombre más poderoso de American Airlines (A.A.), Steven Johnson, está trabajando personalmente, junto a un vasto equipo, en lo que será la presentación ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) en Chile, el próximo 17 de mayo.

Para ese día está agendada la audiencia en la que se verán las caras los promotores y opositores a un acuerdo comercial -Joint Business Agreement (JBA)-, que hace un año presentaron a Latam para unir fuerzas en rutas con American Airlines e IAG, la matriz que integra a British e Iberia.

A un mes de esta crucial instancia, Johnson, vicepresidente ejecutivo de Asuntos Públicos de A.A., llegó a Chile esta semana, se reunió con ejecutivos y abogados, tanto de su propia firma como de Latam, espera regresar al país el 10 de mayo, e incluso está evaluando seriamente asistir a la audiencia ante el TDLC. Y para reforzar al equipo legal con el que trabajan, A.A. fichó al abogado constitucionalista Arturo Fermandois.

"Tenemos un mensaje y un caso muy potente, y confío en que (el acuerdo) será aprobado", asegura Johnson, quien detalla por qué la región latinoamericana es crucial para la aerolínea estadounidense: realizan 500 vuelos diarios a ella y esta división internacional es la más grande para la compañía, explica.

"Latam es nuestro partner en la región y existe la urgencia de crear estos acuerdos para mejorar nuestro servicio. La competencia ya lo está haciendo", precisa.

Pero el acuerdo no convence a todos. A él se han opuesto la Achet -que agrupa a las agencias de turismo-, también han manifestado reparos otros actores y la propia Fiscalía Nacional Económica, que emitió un informe concluyendo que de concretarse tal alianza, se generará gran concentración en el mercado, podrían aumentar las tarifas, disminuir la calidad del servicio y dificultar la competencia.

Para Steven Johnson es previsible que un acuerdo de esta naturaleza genere resquemores. "Siempre hay preocupación sobre consolidación de compañías que proveen productos de consumo y servicios. Es natural", dice, pero refuta aquella visión. Señala que la alianza permitirá ofrecer tarifas más bajas, redes más amplias, con mayores destinos y conexiones, y, a la vez, crear mayor demanda y capacidad. "El mercado norteamericano va a poder acceder a destinos de Chile que hoy no pueden. La industria turística se va a ver enormemente beneficiada, con mayor oferta de paquetes", dice.

Según el ejecutivo, el mayor impacto será para quienes tengan vuelos de conexión y necesiten un aeropuerto de entrada en Estados Unidos o en Santiago. "Los estudios muestran que, en todos los acuerdos de todas las aerolíneas, las tarifas en vuelos de conexión han bajado hasta 8%. También, se verá un aumento en las capacidades de las rutas tradicional y se abrirán nuevas", precisa.

El tramo entre Santiago y Miami es uno de los que causa mayores temores por parte de los detractores del acuerdo. Sin embargo, Johnson es enfático: "Lo que vamos a lograr es que el número de pasajeros aumente y hace todo el sentido económico incrementar la capacidad y no reducirla. Al hacer esto, los precios se mantienen o bajan, pero no suben", comenta.

Agrega que subir los precios lo único que ocasionaría es que aparecieran competidores. "Es una ruta lo suficientemente grande, uno de los mercados de tráfico locales más grandes del mundo. Muchos estarían felices de tenerla". "Vamos a ver al TDLC fallando a favor del acuerdo. Es un hecho desafortunado que no hayamos sido capaces de convencer a Achet de los beneficios, o la Conadecus, porque la gente que estas organizaciones representan, van a estar mucho mejor después que el acuerdo se apruebe", estima Johnson.

Frente a las críticas de que este JBA sería una fusión encubierta, contesta: "Ese es uno de mis mitos favoritos. No es una fusión, no hay transacción corporativa, no estamos combinando dos compañías. Latam y American son independientes y así permanecerán", dice, resaltando además que el acuerdo lo pidieron por siete años, sin perjuicio de que estima que "no hay ninguna posibilidad de que este acuerdo, una vez que esté operativo y la gente y las autoridades vean el valor que ha creado para los consumidores, alguien quiera deshacerlo".

En el escenario más optimista, Johnson cree que podría ser factible tener el acuerdo operativo a fines del segundo trimestre del 2018, porque la operación también debe aprobarla el Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT), que históricamente se demora un año en revisar este tipo de acuerdos, "y no van a comenzar a hacerlo hasta que el acuerdo de cielos abiertos entre Estados Unidos y Brasil sea aprobado por el Congreso brasileño. Para aprobar un JBA tiene que existir una política de cielos abiertos", precisa el ejecutivo.

¿Qué pasa si no es aprobado? "Las otras grandes ciudades de la región van a concretar sus JBA y esos países serán los beneficiados con todo lo que podemos ofrecer. Me preocupa que en el caso de no ser aprobado, el turismo chileno va a quedar atrás", plantea Johnson.

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