La mayoría de los datos astronómicos se originarán en Chile
martes, 18 de abril de 2017
Richard García
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio
Almacenar y procesar esa información de manera local es en lo que ya trabajan los especialistas nacionales.
A mediados de la próxima década, Chile contará con más del 70% de la infraestructura astronómica a nivel mundial. Eso también significa que el país se convertirá en el principal productor de datos astronómicos del planeta durante varios años. La puesta en marcha del radiotelescopio Atacama Large Milimetric/Submilimetric Array (ALMA) ya significó una revolución en este sentido. "ALMA produce en un año todos los datos que ha producido el Observatorio Europeo Austral (ESO) en sus 50 años de observaciones", destaca Jorge Ibsen, astrónomo y director del departamento de computación e informática de ese observatorio. Y cuando comience a operar el Gran Telescopio de Exploración Sinóptica (LSST) -que mapeará desde cerro Pachón (Coquimbo) el cielo completo cada cuatro días- producirá en un año 20 veces lo que produce ALMA en ese mismo tiempo. Todo ese volumen de datos representa una oportunidad para el país en el área conocida como "astroinformática", destaca Ibsen, quien es parte del directorio del comité organizador del Astronomical Data Analysis Software and Systems (ADASS 2017), una conferencia internacional que por primera vez, tras 27 años de su creación, se realizará en Chile en octubre próximo. Para el astrónomo de la U. de Chile César Fuentes, todo ese gran volumen de datos esperado no servirá de nada sin una buena interpretación. "Lo importante será tomar esa masa de información y analizar algún aspecto interesante. Para eso se necesitará una gran capacidad de manejo de datos informáticos, que permita plantear preguntas y obtener respuestas en el menor tiempo posible", sostiene. Los astrónomos chilenos compiten con los del resto del mundo en el uso de la información astronómica. En ese sentido, tendrán una ventaja comparativa. "Chile está muy bien posicionado, porque potencialmente tenemos acceso a todos los telescopios del país. Eso nos permite, si encontramos un objeto interesante, como una supernova que acaba de explotar, poder tener otro telescopio listo para apuntarla". Pero eso no siempre será así, ya que dependerá de que los astrónomos tengan un proyecto relacionado con el objeto detectado y las horas de observación reservadas. Para aprovechar la enorme información que aportarán los nuevos telescopios, Ibsen considera que Chile también debería hacer crecer sus centros de cómputo y de almacenamiento de datos. En lo primero reconoce que se ha avanzado bastante, gracias al Laboratorio Nacional de Computación de Alto Rendimiento (NLHPC, de las universidades de Chile y Católica), que cuenta con uno de los procesadores de datos más poderosos de la región. Pero en almacenamiento de datos todavía estamos en deuda, advierte Ibsen. "Falta una mirada estratégica que nos permita hacerlos crecer en forma importante, no solo para la ciencia sino también para la industria". Una fórmula exitosa -dice- es una alianza público-privada entre gobierno, academia y empresas privadas, capaces de invertir con mirada estratégica. "Tenemos que asegurar que los datos científicos producidos en la región se puedan almacenar y procesar en Chile. Eso traerá como consecuencia la formación de una generación completa de analistas capaces de entenderlos". Ya se están dando pasos importantes. Al menos, cinco universidades están desarrollando directamente la astroinformática y otro número similar ha contratado especialistas relacionados con el área, dice. Si desarrollamos la infraestructura y competencias necesarias, no solo seremos un laboratorio de observación, sino también el centro donde los datos astronómicos se alojarán y procesarán para hacer nuevos descubrimientos".JORGE IBSEN Director del Departamento de Computación e Informática de ALMA
