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Socialistas franceses, al borde del abismo en la recta final de las elecciones presidenciales

domingo, 09 de abril de 2017

Jean Palou Egoaguirre
Internacional
El Mercurio

El hoy partido gobernante arriesga quedar en quinto lugar por la irrupción del centrista Emmanuel Macron. Mientras, el derechista



El problema de los socialistas es doble en esta campaña presidencial: por un lado está Emmanuel Macron, el joven y pragmático ex ministro de Economía del gobierno de François Hollande, quien con su movimiento emergente "En Marche!" ha seducido a una parte importante del electorado más centrista y moderado del Partido Socialista; y por el otro flanco está Jean-Luc Mélenchon, líder de Francia Insumisa, un admirador declarado del fallecido Presidente venezolano Hugo Chávez, del ex precandidato presidencial estadounidense Bernie Sanders y del partido español Podemos, que gana fuerza desde la izquierda-izquierda y que en algunas encuestas ha desplazado al quinto lugar a los socialistas.

Justo al medio de ellos dos está Benoît Hamon, el candidato oficial del Partido Socialista.

La aclaración no está de más, ya que es larga la lista de altos dirigentes socialistas que han declarado su apoyo a Macron. Militantes como el actual ministro de Defensa, Jean-Ives Le Drian, el ex alcalde de París Bertrand Delanoë y el ex Primer Ministro Manuel Valls han anunciado abiertamente que votarán por el ex titular de Economía, el gran fenómeno de esta campaña presidencial, que asegura no ser "ni de izquierda ni de derecha".

La declaración de Valls -quien fue derrotado por Hamon en las primarias socialistas- ha sido particularmente significativa. Según justificó, su voto a Macron es "en nombre del interés superior del país", ya que estima que él es el único que puede derrotar a Marine Le Pen y "no se puede correr ningún riesgo". Pero esa explicación no convenció a nadie, menos a Hamon, que lo calificó derechamente como un "traidor" y un político "que no cree en nada".

Hamon, quien fue ministro de Economía Social y de Educación de Hollande, tampoco contaría con el apoyo del propio Presidente de la República, cuyo silencio en la campaña ha sido revelador. Según se especula, el impopular Mandatario le estaría pasando la factura al sector más izquierdista del Partido Socialista, que Hamon representa, el que le hizo la vida imposible e incluso promovió una moción de censura en su contra.

"El divorcio de los socialistas ya había ocurrido antes de las primarias", explica el politólogo Bertrand Lemennicier, quien señala que uno de los clanes, "Les Frondeurs", era liderado por Hamon, mientras que el ala más derechista la encabezaba Hollande junto a Valls. "Detrás de escena, los socialistas pro Valls y los pro Hollande se están tomando revancha por los cinco años de mandato bajo la presión de Les Frondeurs", agrega.

El programa de Hamon, que pretende recuperar la identidad socialista que asegura se perdió con las experiencias de la "tercera vía" de Tony Blair o con Gerhard Schröder en Alemania, va claramente más a la izquierda que Hollande. Entre sus propuestas, propone un salario social universal de 600 euros para los mayores de 25 años, o un impuesto a los robots. Y ha identificado claramente a Macron como el enemigo a vencer, vinculándolo con la derecha dura: "El partido del dinero tiene demasiados candidatos", asegura.

Con un respaldo de solo 13% en los sondeos, Hamon se ha visto obligado, por la desesperación, a abrirse todavía más a la izquierda, apelando directamente al Partido Comunista, los ecologistas y a los Insumisos de Mélenchon a formar una coalición. "Soy el único que puede crear las condiciones de una mayoría gubernamental de izquierda", afirma.

Su problema es que Mélenchon, un ex senador socialista, ha ido remontando, ha tenido participaciones convincentes en los debates y su posicionamiento como candidato antisistema le está dando resultados. "El socialismo tradicional está ideológicamente muerto", ha dicho el izquierdista, cuyo programa incluye la convocatoria a una asamblea constituyente para fundar una VI República.

Las frustraciones

"Mélenchon, un populista de izquierda, ha logrado atraer las grandes frustraciones de un gran segmento de la clase trabajadora y los desempleados, con un tono marxista que la izquierda francesa adora, mientras que Hamon ha sido incapaz de converger con la línea más centrista del Partido Socialista", asegura el politólogo Louis Chavel, quien sostiene que la formación sufre una brecha generacional: "La izquierda dura está bajo la influencia de la generación que tenía cerca de 20 años en 1968 y que tiene una fuerte ideología (... ) Mélenchon es un típico miembro de este grupo, que desprecia a Hamon como un jovenzuelo. La izquierda no se preparó para esta sucesión generacional, y es ahí donde se beneficia Macron".

El Partido Socialista, que solo una vez desde 1969 ha quedado fuera de la segunda vuelta -en 2002, cuando Lionel Jospin quedó relegado al tercer lugar y Jean-Marie Le Pen pasó a segunda vuelta-, enfrenta la posibilidad cierta de obtener el peor resultado de su historia. La formación de François Miterrand podría quedar totalmente fuera del juego político.

La dirigencia del PS pidió esta semana "unidad" en torno al candidato del partido, Benoît Hamon, y criticó a quienes han apoyado a Macron.

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