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Los dimes y diretes de la gestión para dar refugio al opositor Democratacristiano

Sorpresa en Venezuela, dudas del Gobierno y secreto absoluto: Así fue el tras bambalinas de la "Operación Enríquez"

domingo, 09 de abril de 2017

Matías Bakit y Carlos Saldivia
Reportajes
El Mercurio

Empezó con un mensaje de Whatsapp desesperado a las 8:30 horas del lunes y concluyó con la llegada de Enríquez a la residencia del embajador de Chile en Caracas, a las 16:00 horas del miércoles. En el intertanto hubo horas de incertidumbre, información contradictoria y una negociación del ex diputado que incluso llegó al ministro de Interior.



"¿Estás en línea? Amigo, si me pasa algo, me gustaría que activaras todos los mecanismos posibles y, si es posible, vengas a Venezuela. Se coordinarán contigo".

Fue el mensaje de Whatsapp con que se encontró el ex diputado DC y actual presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América, Juan Carlos Latorre, cuando, tras varias horas de vuelo desde Europa, encendió su celular en el aeropuerto de Santiago a las 8:30 del lunes.

La comunicación provenía del presidente del partido venezolano Copei y vicepresidente de la ODCA, Roberto Enríquez. Y estaba seguida de otro mensaje en tono más urgente que causó inmediata preocupación en el ex presidente falangista.

"Me quiere meter preso la dictadura, estoy pensando ir a la embajada de Chile. ¿Tú crees que tengo la posibilidad de conseguir asilo?", decía Enríquez.

Urgido, inmediatamente Latorre tipeó en su celular: "¿Cómo estás? ¿Dónde estás?". No obtuvo respuesta. Los mensajes de su amigo venezolano eran de hace 8 horas, a las 12 de la noche del domingo, momentos en que el chileno volaba entre la isla de Malta -donde había asistido a la reunión del Comité Ejecutivo de la Internacional Demócrata Cristiana- y Chile. Tras eso, no había actividad alguna.

Podía ya ser demasiado tarde, cuenta Latorre que pensó en el momento en que marcó en su celular el teléfono del subsecretario de Relaciones Exteriores, su correligionario Edgardo Riveros. "Lo urgente era saber si Roberto iba a tener las puertas abiertas de la embajada si es que se presentaba", relata.

Tras hablar con el vicecanciller y explicarle la situación, el ex diputado llamó al canciller Heraldo Muñoz para ponerlo al tanto y solicitarle una reunión urgente. Tras un rato se contactaron con él los jefes de gabinete de ambas autoridades de Teatinos 180. La respuesta era que, antes de cualquier otra cosa, las reglas internacionales dictaban que el interesado en pedir refugio debía manifestar su intención primero en el país local.

"Nuestro embajador está en Chile. En la embajada está el encargado de negocios. A él hay que informarle la situación antes de concurrir a la embajada, ¿estás ubicable?", escribió Latorre a Enríquez. Tampoco hubo respuesta. No la tendría hasta varias horas más.

Se contactó entonces con la persona -un amigo en común de muchos años- a quien lo había remitido Enríquez en uno de sus últimos mensajes. Y también con varios otros dirigentes del Copei cercanos a Chile. Comenzó, en ese momento, la operación para darle refugio al dirigente opositor.

Detenido por "traición"

Un día antes, el domingo, entre la oposición venezolana y los medios corría una misma noticia: Roberto Enríquez, junto a otros dirigentes del Copei, habría sido detenido por la Dirección de Contrainteligencia Militar de Venezuela y sería llevado a tribunales marciales -y presentado a la opinión pública- bajo los cargos de traición a la patria e instigación a la rebelión.

Inmediatamente los adversarios del gobierno del Presidente Nicolás Maduro comenzaron una campaña para lograr la liberación -o al menos obtener algo de información- de los dirigentes supuestamente detenidos. "Condenamos la política represiva que adelanta el gobierno de Venezuela contra la dirigencia opositora y exigimos el más absoluto respeto a sus derechos humanos", se dijo desde la dirigencia del Copei al diario "El Nacional", según este publicó en su edición del lunes.

Para la mayor parte de la oposición venezolana, Roberto Enríquez estaba detenido en alguna cárcel del sistema militar del país. Nada se sabía de él.

Tres peticiones de refugio mensuales

Mientras, en Santiago, Latorre estaba lanzado en una frenética carrera para lograr una respuesta de Cancillería sobre la petición del dirigente venezolano. En coordinación con él trabajaban, en Caracas, los abogados de Enríquez, que se acercaban constantemente a la embajada de Chile para saber novedades.

Pronto, ambas partes notaron que no sería tan fácil.

Según fuentes cercanas a las conversaciones -en las que no participó el embajador Pedro Felipe Ramírez, que luego sería informado-, desde temprano el Gobierno advirtió que el tema era complejo y que había muchos puntos que analizar. Eso pese a que el lunes, a las 18 horas, los representantes de Enríquez pidieron formalmente refugio a la embajada, lo que el encargado de negocios informó inmediatamente al canciller.

Una de las principales preocupaciones del Gobierno era la de no ganarse un conflicto diplomático "gratis". Por ello, se hicieron muchas averiguaciones y consultas sobre el background de Enríquez, las acusaciones que se le imputaban y su forma de hacer oposición. La idea era dejar el menor margen posible para un impasse .

Por lo demás, la Cancillería es bastante exigente a la hora de pedir requisitos para dar refugio y asilo. De hecho, según fuentes diplomáticas, la embajada nacional en Caracas recibe tres o cuatro peticiones mensuales de personas que no cumplen con lo que se pide para ser considerado un "perseguido".

Pero había otra inquietud que se comentaba, casi entre susurros, en el Edificio Carrera. ¿Cómo reaccionaría el Partido Comunista? Era una duda que hizo que se redoblaran los esfuerzos por tratar el tema con cautela.

Aunque después Latorre agradecería públicamente la gestión del Gobierno, otras fuentes DC aseguran que la demora colmó la paciencia del timonel de la ODCA, cuyo interés era acelerar la decisión.

Quienes fueron testigos de las reuniones y conversaciones telefónicas, dicen que el ex diputado llamaba a cada hora a diferentes ministerios, desde distintos teléfonos, llegando incluso a pelearse con amigos de muchos años por tratar de conseguir respuestas. Llegó incluso a apelar a la ayuda que la DC dio al Partido Comunista durante la dictadura.

A tanto llegó su insistencia que, cansado de esperar a Cancillería, cercanos a Latorre dicen que usó una última carta para influir: llamó al ministro del Interior, Mario Fernández, a quien luego agradecería.

Sin embargo, para evitar que la situación se filtrara, no reveló lo que ocurría a ningún parlamentario, con la sola excepción de la presidenta falangista, Carolina Goic, a quien informó cuando todo estaba casi resuelto.

Finalmente, a las 22 horas del martes, Cancillería informó al ex timonel DC que había luz verde para que Roberto Enríquez se trasladara a la embajada, con la condición de no hacer declaraciones y solo recibir visitas de familiares.

Solo un bolso por equipaje

Nadie se explica en Venezuela qué ocurrió. "Probablemente, debido a la presión, lo dejaron salir", dicen amigos venezolanos de Enríquez. Pero lo cierto es que el presuntamente detenido líder de Copei llegó a las 16 del miércoles a la residencia del embajador de Chile, en un auto con vidrios polarizados manejado por un integrante de la directiva de su partido.

Al interior, fue recibido por el encargado de negocios y por dos funcionarios. Solo portaba un pequeño bolso.

Un par de horas más tarde, le volvería a escribir a Latorre: "Gracias por la diligencia, hermano. Acá estoy protegido".

Un día después, la Dirección General de Cancillería informó a todas las direcciones y embajadas de la decisión.

"Estoy evaluando visitar a mi amigo en Venezuela", dice el presidente de la ODCA, que sabe que Enríquez podría estar semanas, o meses, en la residencia, si decide pedir asilo. Esto, porque ello implicaría que ambos países negociaran un salvoconducto para que el opositor, y quizás también su familia, viajen a Chile. Y no hay perspectivas positivas sobre cuánto podría tardar.

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