"La democracia actual se basa en una ciudadanía no soberana, sino espectadora para decidir entre opciones cerradas, como si fueran votantes de un reality", dice el vocero del Frente Amplio y coordinador nacional del movimiento Izquierda Autónoma, Francisco Figueroa (36) a la hora de evaluar el escenario político preelectoral. El dirigente, quien lideró junto a Gabriel Boric y Giorgio Jackson las marchas estudiantiles del 2011, asegura que hoy están enfrentados a una nueva encrucijada "histórica". Dice que el Frente Amplio tiene en sus manos la posibilidad de "democratizar el Estado" y, de paso, jubilar a la actual clase política. -¿Cómo se hace eso? -Lo fundamental es constituir una alianza social y política que sea capaz de desmercantilizar nuestra vida cotidiana. Hoy, nuestra vejez, educación y hasta nuestra enfermedad son objeto de lucro. Y si desde la política no somos capaces de hacer grandes transformaciones, esa indiferencia hacia la política solo va a crecer. -Se vienen desafíos electorales. ¿Cuáles son los objetivos que se fijaron? -Lo importante es que el Frente Amplio sea capaz de conquistar una bancada parlamentaria amplia, de manera que este sector pueda pasar de la protesta y la crítica a incidir directamente en la resolución de los problemas. Lo segundo es que seamos capaces de construir las bases de una nueva coalición transformadora, a partir de noviembre, porque esta idea de que tenemos que elegir únicamente entre derecha y Concertación no responde a las necesidades del Chile actual. Hoy haremos algo inédito en la transición, que es que las fuerzas antineoliberales van a presentar una lista parlamentaria única; tenemos alrededor de 240 candidatos, y pensamos que ocho o diez parlamentarios es un gran primer paso. Incluso, como están las cosas, podemos soñar mucho más. -¿Beatriz Sánchez podría encarnar eso? -Existe esa posibilidad, el liderazgo de Beatriz Sánchez genera entusiasmo en Izquierda Autónoma y en otras fuerzas del Frente Amplio; estamos en ese debate porque esta es una responsabilidad colectiva. Y es que tenemos que transformar la apatía no solo en votos, sino en voluntad de organización y de defensa de grandes transformaciones, porque el día de mañana -si estamos en el Parlamento y en La Moneda- vamos a necesitar una sociedad movilizada defendiendo estas grandes transformaciones contra los intereses poderosos. Si no, nos quedaremos solos, como se ha quedado la Nueva Mayoría. -¿Y cómo explican la alta adhesión de Piñera en las encuestas? -Nos estamos acostumbrando a encuestas en las que responde menos del 30%; entonces quien saque cuentas alegres está edulcorando su agonía, porque de ganar Piñera va a tener una oposición social inmensa y ojala también una oposición política en condiciones de hacer lo que hicimos desde el 2011. -¿A qué se refiere? -El gobierno de Piñera partió en 2010 y terminó en 2011, porque se deslegitimó su iniciativa educacional, y se colaboró para que las movilizaciones en regiones (no olvide lo que pasó en Aysén, Punta Arenas y en Freirina) pusieran en el centro del debate la necesidad de acabar con los abusos empresariales; en ese sentido, los que han sido más efectivos en hacer retroceder el poder de la derecha hemos sido quienes desde el movimiento social hemos revitalizado una agenda transformadora. Y ese espíritu tenemos que mantenerlo. -¿Qué hará en la segunda vuelta? -Hay que superar este modelo de partido muleta en el cual se apoya la Concertación para ganarle a la derecha en la segunda vuelta. Descarto de plano esa posibilidad, porque frustraría nuestra proyección el someternos a los llamados de auxilio de la Concertación. -¿Aunque se les acuse de ser los responsables del triunfo de Piñera? -Nos van a acusar hagamos lo que hagamos. Yo llamaría a la Concertación a ser menos arrogante, porque hoy no tienen la autoridad política y moral para decir que son ellos la alternativa a la derecha cuando han gobernado con sus ideas. "Hay que superar este modelo de partido muleta en el cual se apoya la Concertación para ganarle a la derecha en la segunda vuelta".