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Lanzamiento Última publicación del periodista y escritor Patricio Jara:

Rescatan la historia de un chileno que murió combatiendo en la II Guerra Mundial

domingo, 09 de abril de 2017

MAITE MANZANARES
Artes y Letras
El Mercurio

El libro "South American Joe" (Ediciones El Mercurio) cuenta la hazaña de Jack Adams Langley, un joven chileno de padres ingleses que partió a Europa a pelear contra la Alemania nazi con tan solo 22 años. A los 24 se convirtió en piloto de la Royal Air Force (RAF) y a los 26 su avión cayó sobre suelo francés.



Se estima que unas 600 personas partieron desde Chile a pelear por distintos bandos durante la Segunda Guerra Mundial. Jack Adams Langley, un joven chileno de padres ingleses, fue uno de ellos. Con tan solo 22 años partió a Inglaterra a combatir la Alemania nazi, y hoy, 73 años después de su muerte, su historia sale a la luz en el último libro del periodista y escritor Patricio Jara: "South American Joe. Jack Adams, un chileno en la Segunda Guerra Mundial" (ediciones El Mercurio).

El también autor, entre otros volúmenes, de "Prat" (Bruguera, 2009) y "Antipop" (Alfaguara, 2016) conoció la historia de Adams al leer una noticia en el diario, publicada el 23 de mayo de 2004 en El Mercurio de Antofagasta. "Recorté la página y la pegué frente a mi escritorio. Se trataba de la épica de un hombre que murió cuando ya habían muerto casi todos los que iban a morir", escribe.

Y explica que, a diferencia de otras personas, él es "de tijera y papel". "Veo mi correo una vez al día, mi Facebook una vez al mes, no tengo WhatsApp y mi teléfono tiene botones... Y así como hay gente que saca pantallazos de cosas, yo sigo guardando noticias en papel, tengo un hábito. Cuando leí este artículo lo encontré raro, genuinamente noticioso. La historia de él me hizo preguntarme: ¿qué pasó?, ¿quién era?, ¿cómo era Antofagasta en ese entonces? Y empecé a tirar la madeja de a poco, y me entusiasmé cuando supe que las hermanas de Jack Adams estaban vivas y vivían en Antofagasta", comenta.

Además, cuando buscó más información no encontró ningún relato de algún chileno caído en la Segunda Guerra, "ninguno que me contara las razones por las que alguien se anima a ir a una guerra como la que entonces asomaba, y que finalmente son las mismas razones que terminan transformando a los hombres comunes en héroes: a veces un impulso cargado de adrenalina y fervor juvenil", escribe. Por lo tanto, como se lee en el libro, "la historia de Jack Adams habla por la de muchos voluntarios anónimos que dejaron las comodidades que entonces gozaban los europeos en el apacible norte de Chile, un lugar donde la presencia de ingleses y alemanes hizo que la guerra se viviera con singular intensidad".

Intentos por humanizar la guerra

Con un relato ágil y entretenido, esta es "una gran historia que está investigada con rigor y bellamente escrita", como escribió el reconocido periodista colombiano Alberto Salcedo Ramos. Durante su investigación, Patricio Jara tuvo acceso a cartas, documentos y fotografías de la época -muchas de las cuales se pueden ver en el libro-, y entrevistó a historiadores, a algunas hermanas de Jack, a una sobrina de él y a otras personas que lo conocieron.

"Para mí, una cosa fundamental en este proceso fue pasar del documento, de la página del diario, del libro de historia, a las fuentes vivas. Y estas me daban información, me iban tirando pistas, pero al mismo tiempo me iban poniendo problemas. Me decían 'hay una persona que conoció a Jack Adams, pero no sé muy bien cómo se llama'. Una pista te lleva a otra... Y así, algo que puede parecer muy lejano, muy de papel, de pronto se vuelve cercano, y te das cuenta de que todavía queda gente que vivió eso que te enseñaron los libros -comenta el autor-. Claro, te habla de un pasado que no está, pero que por medio de la documentación, de las entrevistas, y sobre todo de la paciencia, sale a la luz".

A fines de 2004 Jara publicó una breve crónica sobre Jack en la desaparecida revista Fibra. Más tarde contó con el apoyo de Minera Escondida para dedicarle el tiempo necesario a la primera parte de su investigación. Y de a poco la historia fue creciendo. "Varias veces di por terminada la crónica, pero había algo que me llevaba de nuevo al texto, encontraba un nuevo dato, y así pasó harto tiempo. Pero no me demoré 13 años en escribirlo, hubo períodos de descanso, lo dejé reposar. Creo que eso es muy importante en los libros de este tipo", agrega.

"Me interesaba mucho contextualizar. Hay un montón de cosas de la historia de Adams que no se entenderían sin el contexto geográfico, y también te habla del espíritu de la época, y eso no te lo dan las fotos, sino las opiniones de las personas. Es también una forma de conocer a mi ciudad (Antofagasta)... A mí siempre me sale Antofagasta en mis escritos. Digo 'esta novela no va a pasar en Antofagasta', y siempre hay alguien viviendo ahí...", se ríe. Y agrega: "Sé que hay muchos libros sobre la Segunda Guerra Mundial y que la gente que lee este tipo de publicaciones sabe bastante, por lo que traté de estar a la altura. No me podía equivocar en el nombre de un avión, en un dato histórico... Yo siempre supe que esto era periodismo. La precisión del dato me vuelve loco. Tiene que ser preciso, porque si es así, es creíble".

El interés del periodista por Jack se relaciona también con la fascinación que desde chico ha tenido por la Segunda Guerra Mundial: "¿Sabes por qué? Viene de las tardes que iba con mi papá a ver películas sobre esto al cine. Y el hecho de saber que él había nacido el 42, en plena guerra, para mí era muy raro, me generaba una curiosidad enorme -comenta-. Es tan fácil espectacularizar la guerra pero tan difícil meterse dentro de las personas. Una batalla aérea tiene mucho de espectacular, te lo muestran las películas y los videojuegos, pero meterte adentro de las personas es distinto, y eso es lo que me interesaba con este libro. Es como ese cliché: es un pedacito de la historia universal puesta en un hombre".

Una historia de honor familiar

La primera vez que Patricio Jara habló con las hermanas de Jack, estas le advirtieron lo que se venía: "Usted debe saber que nuestro hermano fue un héroe. Y le vamos a contar por qué", le dijeron. Y así comienza el fascinante relato que permite adentrarse en las crudezas de la guerra.

Pero hay un trasfondo en la historia de Jack, una historia familiar que fue quizás el motor inicial que impulsó a este joven a partir a la guerra. Su abuelo paterno, George, un hombre estricto y rudo, participó en las campañas inglesas de Afganistán a fines del siglo XIX. Pero el hijo de este -el padre de Jack, Ernest- no fue admitido para combatir en la Primera Guerra Mundial debido a una enfermedad. Luego se casó con una chilena y tuvo cinco hijos, de los cuales Jack fue el mayor y único hombre. Pero George nunca le perdonó a su hijo "que no fuera militar ni menos que se hubiera casado con una sudamericana", como se lee en el libro.

Años después, cuando Jack decidió pelear contra los nazis y enrolarse en la Royal Air Force (RAF), le pidió a su padre que le firmara la autorización, más bien como un "trámite simbólico, pero él sabía que significaba un alivio a la frustración que vivió Ernest en la Primera Guerra Mundial", escribe Jara. Pero su padre se negó a hacerlo y la ausencia posterior de su hijo se le hizo insoportable. Incluso, en el libro se lee que todos los días él "desplegaba un mapa sobre el comedor mientras escuchaba el noticiero. Marcaba con alfileres los lugares donde había batallas, imaginaba lo que podía estar haciendo su hijo".

"Aquí hay un tema que tiene que ver con el orgullo, con una forma de entender el honor. Es el hecho de ser el hijo hombre de una familia, el hijo mayor, y sentirse heredero de una tradición más allá de un lugar geográfico donde le tocó nacer y vivir. Y eso es genuino, lo siento muy noble. Creo que tiene que ver con la preservación de ciertas tradiciones familiares", comenta Jara.

En el relato hay varios episodios conmovedores, y uno de ellos es cuando Ernest llora la noche que despide a su hijo. Fue la última vez que él y su familia vieron a Jack con vida. Durante cuatro años la familia recibió cartas esporádicas, pero él nunca indicaba la fecha o el lugar específico, era una constante incertidumbre. El autor escribe que dos hermanas recuerdan textual una frase que les llegó de su hermano antes de que este comenzara a combatir y se convirtiera en piloto de la RAF a los 24 años: "Luego partiremos a lo que vinimos. Se acerca el momento. Pero no se preocupen, que voy a volver", decía.

Ernest fue el primero de su familia en enterarse que su hijo había muerto. Habían pasado varios meses desde la última carta que le había llegado con noticias de Jack y seis meses desde la fecha exacta de su muerte cuando le llegó una misiva a su lugar de trabajo: el avión tripulado por Jack (un Lancaster PB 144) había desaparecido cerca de París. En el mismo sobre había una nota con las condolencias del rey Jorge de Gran Bretaña.

"South American Joe", como llamaban a Jack sus compañeros, murió el 8 de julio de 1944. Como aparece en el libro, la noticia de su muerte fue difundida en las ciudades donde había vivido la familia y salió como portada en El Mercurio de Antofagasta el 11 de febrero de 1945. Posteriormente se le rindió una serie de homenajes. Su cuerpo nunca fue repatriado y hoy está enterrado en el cementerio de Sainte Geneviève, en Francia. Solo su hermana Rose pudo viajar a conocer la tumba en 1981.

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