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Forraje Hidropónico Una solución para Ovalle

lunes, 10 de abril de 2017

Florencia Prieto Bravo desde Ovalle
Reportaje
El Mercurio

Con el 60% del sector caprino concentrado en la IV Región, este tipo de producción se ha vuelto una solución en épocas de sequía.



A 50 kilómetros de Ovalle, en la localidad de San Pedro de Pichasca, Prudencio León y Palmira Malebrán, junto su hija de cuatro años, salen desde su casa, bajan por una colina pavimentada y llegan al corral donde tienen sus 30 cabras. Hasta el año pasado la sequía les complicaba alimentarlas.

Pero en septiembre, Solano Portilla, técnico del INIA Intihuasi de La Serena, les propuso sumarse al proyecto de forraje verde hidropónico que desarrollaba el centro y que les instalaría de forma gratuita un módulo para alimentar a sus cabras durante dos años.

"Encontramos que era una buena oportunidad para aprovechar mejor los costos y, además, nos quedábamos con la experiencia", cuenta Palmira Malebrán.

La estructura es simple: un módulo de madera -también puede ser algún material que no se pudra- con cinco repisas que afirman 40 bandejas de plástico, donde van las semillas, las que tres veces al día reciben un riego solo de agua.

Gonzalo Burgos, investigador oficial del proyecto, explica que en un plazo de 15 días el módulo produce 100 kilos de forraje hidropónico.

En el camino tuvieron que determinar qué semilla era la más apropiada para producir este forraje.

"En un comienzo se evaluaron distintas especies que un productor agrícola puede encontrar en el mercado. Tras un proceso de selección determinamos que la mejor opción es la avena", comenta Portilla.

Parte de la decisión se basó en el costo: La avena en la feria de Ovalle cuesta $350 el kilo, muy por debajo de los $2.400 del chícharo o los $10 mil de la alfalfa.

Cabras a prueba

Junto a Palmira y Prudencio, son nueve los productores que forman parte del proyecto. Con ellos se está investigando cómo responden nutricionalmente los animales al forraje verde.

A tan solo diez minutos de las oficinas del INIA en Ovalle, en los Llanos de Limarí, se encuentran los cultivos de hortalizas de Jaime Valdivia, quien además es dueño de 400 cabras, con las que produce cerca de 40 kilos de queso diarios.

Durante tres meses, cuatro de sus cabras son alimentadas con dietas con distintos porcentajes de forraje hidropónico y de pellets de alfalfa, para determinar su mejora de peso, así como el rendimiento y calidad de su leche. "Hasta ahora no hemos visto una reacción adversa del animal que consume 75% de forraje, pero eso aún está en evaluación, porque si tú le das mucho alimento con alta digestibilidad y mucha agua al animal durante mucho tiempo puede producir una acidez ruminal, por lo que también hay que incorporar alimentos secos a la dieta", comenta Burgos.

Solano Portilla comenta que han ocurrido hechos interesantes. En primer lugar, las cabras que consumen mayor porcentaje de forraje verde necesitan menos agua, ya que el alimento les entrega lo que necesitan.

En segundo lugar, las cabras encerradas producen más leche que las que salen a correr por el campo durante varias horas, y explica que una cabra que corre 8 kilómetros deja de producir un kilo de queso.

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