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Plasticidad del cerebro:

El instinto no solo se hereda, también se puede aprender

viernes, 07 de abril de 2017

Lorena Guzmán H.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Un estructura cerebral específica permitiría el aprendizaje de acciones que con el tiempo, y frente al mismo estímulo, se volverían automáticas o instintivas.



Moverse rápido para esquivar un objeto, retroceder frente a una araña o actuar como madre sin haber recibido entrenamiento para ello, son ejemplos de las acciones que podrían considerarse como instintivas y que, por lo tanto, se heredan. Pero una nueva teoría dice que esas habilidades podrían enseñarse.

Parte de las conductas instintivas se aprenden y ese aprendizaje se daría por estímulos externos y por una condición innata, aseguran en la última edición de la revista Science Gene Robinson, del Instituto Woese de la U. de Illinois, en EE.UU., y Andrew Barron, del Departamento de Ciencias Biológicas de la U. Macquarie, en Australia.

No todo viene de fábrica

"Cambios evolutivos en los genes pueden convertir una conducta aprendida en instinto. Al disminuir la dependencia de dicha conducta al estímulo externo que la hace aparecer, se favorecería el desarrollo neuronal", dice el trabajo.

Hasta hace poco se creía que los genes venían con información fija, pero en muchos casos, la expresión de ellos depende o cambia según los estímulos externos. Eso es la epigenética, el mecanismo a través del cual Robinson y Barron proponen entender el instinto.

Según los autores, esto explicaría por qué el pinzón mexicano, que invadió Norteamérica hace 75 años, hoy tiene nuevos comportamientos instintivos para alimentarse o para cantar en la ciudad. O cómo ratas que tienen bajos niveles de estrés cuidan y amamantan más a sus crías, mientras que estas últimas se estresan menos.

"En términos generales, se estima que el instinto es una conducta independiente de la experiencia, porque no ocurre en la historia de la persona y porque es heredada", explica Pedro Maldonado, neurobiólogo y académico del Instituto de Neurociencia Biomédica de la Universidad de Chile. Pero lo que sugieren los investigadores es que el instinto se construye a través de experiencias, gracias a un aprendizaje basado en la plasticidad conductual. "Aquí no sería importante lo heredado o la conducta, sino la capacidad de aprender rápido", agrega.

Otro experimento enseñó a ratones a temerle a un olor. Ellos transmitieron ese miedo condicionado a su descendencia a través de una mayor sensibilidad olfativa y los jóvenes, a su vez, aprendieron a temer a dicho olor con más rapidez.

Si bien faltan estudios por realizar, Pedro Maldonado dice que es muy difícil que el instinto tenga como fuente única el aprendizaje y no se sume la herencia. "Hay conductas que se repiten en distintos grupos de personas, las que no necesariamente tienen la misma experiencia", dice.

Un aspecto relevante de esta hipótesis, advierte el científico, es el cambio en la definición de responsabilidad legal frente a delitos. "Decir que lo hice por instinto y, por lo tanto, no tenía alternativa, es muy diferente a plantear que se trató de una conducta que aprendí y de la que soy, de alguna manera, responsable", explica.

Por otro lado, esta teoría también le asigna mayor importancia al aprendizaje, donde las primeras experiencias serían cruciales para el instinto. Incluso, concluye el estudio, "el considerar al instinto como una 'memoria ancestral' de una respuesta específica a un estímulo, podría ayudar a entender las bases físicas de la memoria".

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