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Estudio abarcó a 9 mil personas de los cinco continentes:

Cercanía física frente a otros depende del país, género y clima

miércoles, 05 de abril de 2017

Paula Leighton N.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

La distancia a la que se acepta mantener a un extraño, un conocido o una persona del círculo íntimo puede variar entre 40 y 140 centímetros, de acuerdo a un estudio en 42 países.



Si visita Rumania, lo más aconsejable es mantenerse distante 140 centímetros de un desconocido al que quiera hablarle, mientras que en Argentina puede acercarse hasta 75 centímetros sin causar ninguna incomodidad.

En Arabia Saudita no verá a los miembros de una pareja acercarse a menos de un metro de distancia para hablar, pero una pareja noruega mantendrá sin problemas una cercanía de 40 centímetros.

La tolerancia a la distancia a la que se encuentra otra persona no solo varía si se trata de un extraño, un conocido o una persona con la que hay intimidad. También depende de características personales y ambientales.

Así lo plantea un equipo internacional de investigadores en un estudio publicado en la revista Journal of Cross-Cultural Psychology luego de entrevistar a cerca de 9 mil personas de 42 países para detectar a qué distancia toleran que esté una persona durante una conversación.

Países latinoamericanos

El estudio incluyó cinco países latinoamericanos: Argentina, Brasil, Colombia, Perú y México. Mientras argentinos y peruanos se ubican entre los que aceptan mayor cercanía física con cualquier persona, los colombianos ocupan el octavo lugar entre los que prefieren mantener a mayor distancia a los extraños (110 cm). Su tolerancia incluso es menor que la de habitantes de Hong Kong, China e Irán.

Si se trata de un conocido, colombianos, mexicanos y brasileños aceptan estar a prudentes 80 cm, mientras que peruanos y argentinos pueden estar cómodamente a 60 cm de su interlocutor, distancia que para los tres primeros países se considera aceptable solo para alguien con quien se tiene una relación cercana.

Para Jaime Silva, director del doctorado en Ciencias del Desarrollo y Psicopatología de la U. del Desarrollo, estas conclusiones son bastante generales, porque "en la proxémica influyen factores culturales, de la historia nacional y variables personales". Sin embargo, lo que sí es válido en todo contexto es que las personas aprenden rápidamente las reglas tácitas de la distancia social. "Hay una regulación mutua incluso en personas que se ven por primera vez. Si alguien transgrede el espacio de otro, lo advierte rápidamente".

Según el estudio, la distancia aceptable respecto de otro no solo difiere entre países.

Entre sus conclusiones, los autores destacan que a nivel personal, las mujeres y las personas de países más fríos prefieren mantenerse más lejos de los extraños, mientras que los individuos de mayor edad y los habitantes de países más cálidos se sienten más cómodos guardando menor cercanía física con personas que consideran cercanas.

Finalmente -señalan los autores-, "las personas más jóvenes suelen establecer contacto físico más cercano con otros, lo que podría explicarse por cambios en las normas sociales entre generaciones".

Confianza y distancia

Si bien Chile no estaba incluido en el estudio, el psicólogo social Pablo de Tezanos Pinto, investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) y académico de la UC, señala que "Chile tiene muy bajos niveles de confianza interpersonal, lo que se refleja en una menor cercanía física en comparación con otros países de la región". Aquí -agrega- no es tan común ver a personas conversando en micros, paraderos, calles o plazas. La gente opta más por quedarse en casa o con su núcleo cercano que compartir con otros en espacios públicos.

"En la práctica esto se traduce en mayor soledad, falta de integración y comunicación social", añade.



Lejos del conflicto Los estudios sobre la proxémica en distintas culturas se remontan a los años 60. En ese entonces, Edward Hall hizo una clasificación geográfica en que europeos del sur, latinoamericanos y países árabes se calificaban como "culturas de contacto", mientras que norteamericanos, noreuropeos y asiáticos eran culturas de no contacto. Hoy los estudios en esta área son más multifactoriales.



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