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En una audiencia pública ante la Comisión de Inteligencia del Congreso:

Jefes de inteligencia desmienten espionaje a Trump y confirman investigación sobre Rusia

martes, 21 de marzo de 2017

Francisca Maturana Torres
Internacional
El Mercurio

El director del FBI y su par de la Agencia de Seguridad Nacional aseguraron que no tienen evidencia de que la administración



En un inédito revés para el Presidente Donald Trump, dos de las principales agencias de inteligencia de EE.UU. lo contradijeron públicamente y desmintieron que su antecesor, Barack Obama, haya ordenado espiarlo en su edificio de Manhattan durante la campaña electoral del año pasado, como sostiene el republicano. Además, confirmaron que está en curso una investigación para determinar el alcance y las consecuencias de los contactos de sus asesores más cercanos con funcionarios rusos.

En una audiencia pública ante la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, en la que comparecieron el director del FBI, James Comey, y el director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), el almirante Mike Rogers, ambos negaron una por una las denuncias de Trump sobre el ex Mandatario demócrata. Comey aseguró que ni el FBI ni el Departamento de Justicia cuentan con evidencia que valide las denuncias del Presidente, que aseguró que las instalaciones de la Torre Trump sufrieron escuchas durante la campaña ordenadas por Obama.

"Con respecto a los tuits del Presidente sobre supuestas escuchas dirigidas a él por parte del gobierno anterior, no tengo información que los respalde", dijo Comey. "Ningún individuo en EE.UU. puede autorizar la vigilancia de nadie sin una orden judicial", agregó. Sus palabras fueron confirmadas por Rogers, que también negó que el anterior gobierno solicitara a los servicios de espionaje británicos espiar a Trump, como aseguró la Casa Blanca.

"Nunca he visto que desde la NSA nos hayamos involucrado en una actividad así", dijo Rogers. El director cuestionó las acusaciones y afirmó que "claramente frustran a un gran aliado", en referencia a Reino Unido.

A solo 60 días de su llegada a la Casa Blanca, "las acusaciones sobre las escuchas telefónicas crean una situación en la que el Presidente trata a sus propias agencias como si fueran un adversario que lo espía a él, lo cual es una posición peligrosa", dijo a "El Mercurio" Cortney Weinbaum, ex funcionaria de inteligencia y experta de la Rand Corporation.

Este no fue el único golpe que recibió el gobierno republicano. Comey confirmó la existencia de una investigación sobre los intentos de interferencia rusa durante la campaña, y sobre la posibilidad de una "coordinación" entre cercanos de Trump y el Kremlin. Además, rechazó haber detectado algún tipo de fraude electoral, como asegura el Mandatario.

Comey recalcó que no es habitual que el FBI hable sobre investigaciones en curso, "pero en situaciones inusuales, en las que (hacerlo) es en el interés del público, puede ser apropiado".

Debido a que la investigación aún está en curso y por motivos de seguridad, el director no pudo responder a muchas de las preguntas, pero advirtió que la filtración de documentos puede llevar incluso a una pena de 10 años de cárcel. Con esa afirmación, Comey dejó en evidencia una situación inusual: que el Presidente de EE.UU., o su entorno, son objeto de una investigación que puede tener consecuencias penales.

Los servicios de inteligencia concluyeron en enero que el Kremlin estuvo detrás de los hackeos a la campaña electoral, que incluyeron filtraciones de los correos del Comité Nacional Demócrata y del jefe de campaña de la entonces candidata del partido, Hillary Clinton, John Podesta. Moscú niega esa acusación.

Las conexiones entre los cercanos a Trump y el gobierno de Vladimir Putin antes de su llegada a la Casa Blanca han despertado sospechas. En febrero, el consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, tuvo que dimitir al conocerse que ocultó al Vicepresidente Mike Pence que se reunió con el embajador ruso en Washington. Semanas después, el fiscal general, Jeff Sessions, y responsable último del FBI, tuvo que recusarse de cualquier investigación abierta sobre la conexión rusa, por haber ocultado al Senado, sobre sus reuniones con el mismo diplomático.

"No es normal que estas agencias sean llamadas por el Congreso para confirmar o negar las acusaciones de un Presidente. Eso es porque no hemos visto a los mandatarios usar Twitter y hacer insinuaciones de la forma en que lo ha hecho Trump", dijo a este diario Fred Bayles, profesor adjunto de la Boston University.

Fiel a su estilo, Trump estuvo tuiteando durante la mayor parte de la audiencia, lo que incluso obligó a Comey a desmentir algunas de sus afirmaciones.

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