"Nos enseñan cosas muy maravillosas que podemos hacer para niños que no pueden pagar por una prótesis de mano para estudiar o para tocar algo. ¡Y nosotros les podemos regalar a un niño una mano de Hombre Araña, de Batman o de Iron Man o una con flores a una niñita!", cuenta al teléfono, entusiasmado, uno de los seis jóvenes beneficiados por un innovador programa de reinserción laboral que se desarrolla desde el mes pasado en el Centro de Régimen Cerrado (CRC) de Valdivia, del Sename. De lunes a viernes, los jóvenes de 17 a 19 años privados de libertad por la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente participan en clases teóricas y prácticas que abarcan manejo de software, diseño e impresión 3D y elaboración de piezas ortopédicas y productos comerciales empleando impresoras 3D y láser. Además, los apoyarán en emprendimiento, habilidades blandas y preparación para insertarse en el mundo laboral. Aprendizaje y reflexión "Ha sido una experiencia increíble. Nos han dejado a todos con la boca tapada, porque pensábamos que no iban a aguantar una clase diaria de dos horas, pero ellos mismos están pidiendo más tiempo de capacitación. Están súper entusiasmados y han tenido muy buen rendimiento en las pruebas", cuenta Montserrat Arévalo, coordinadora de la iniciativa impulsada por la Fundación Ciudad del Niño, como parte de su Escuela de Inducción para la Empleabilidad y el Emprendimiento para jóvenes infractores de ley. Con apoyo de la Unidad de Justicia Juvenil del Sename de Los Ríos y fondos de la Fundación Desafío Levantemos Chile, se dotó al taller con tres impresoras 3D, un escáner 3D y una máquina cortadora láser que los jóvenes están aprendiendo a utilizar guiados por el profesor Luis Carrasco, de la empresa de diseño y prototipado Visual Valdivia. Arévalo explica que el programa les dará herramientas para trabajar remuneradamente en el rubro de la industria creativa tanto fuera como dentro del CRC. Pero un componente igualmente importante es que ellos logren verse como un potencial agente de cambio positivo en la vida de otro. Para eso, y gracias a gestiones con la Teletón de Valdivia, los internos visitarán a un niño o joven que requiera una prótesis, harán las mediciones y escaneos que se requieren para fabricarle una prótesis y se abocarán a crearla para luego entregársela personalmente. "La idea es que ellos no estén solo privados de libertad, sino que tengan un espacio de aprendizaje y reflexión para crear una nueva vida", destaca Montserrat Arévalo. El joven alumno, cuyo nombre no se puede revelar y que se define como "el número 1 de la clase", destaca: "Estamos todos con ganas de aprender más y ayudar. Ojalá siga el proyecto, porque hace bien. Nos ayuda mucho a salir un rato de la volá... porque nosotros cometimos una equivocación, pero en esta vida hay que cambiar".