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Estudio en Chile estimó en $975 mil el costo promedio mensual por paciente:

El cuidado de familiares representa 75% del costo de las demencias

martes, 14 de marzo de 2017

Paula Leighton N.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

La falta de un sistema de acceso universal para la demencia está volviéndose una pesada carga económica, laboral y en salud mental para las familias, en especial las más pobres.



"Me siento bastante sobrepasada, incluso he estado con vértigo, pero en el consultorio me dijeron que es tensional", confiesa Ana María Pistono (77 años). Hace un año y medio no solo cuida ella sola a su hija con síndrome de Down, sino también a su marido, que tiene alzhéimer inicial.

"Aún puede hacer hartas cosas, pero depende mucho de mí y no puede salir solo, porque se desorienta". Al impacto de la enfermedad en el ingreso familiar porque él dejó de trabajar, ella suma el alejamiento de amistades y abandonar actividades como ir a clases de gimnasia o al cine. "Uno se limita bastante, pero hay que arreglárselas", dice.

Ana María es el reflejo de una realidad creciente. En Chile, el 7,1% de las personas de 60 años y más presenta deterioro cognitivo, cifra que se duplicará cada 20 años.

Para las familias, esto implica una carga económica que en Chile tiene una composición bastante particular, dadas las inequidades en el acceso a la salud de los distintos grupos socioeconómicos y la falta de acceso universal a tratamiento para la demencia.

Así lo revela un estudio publicado la semana pasada en la revista PLoS One por neurólogos y economistas chilenos.

Tras recabar información entre 330 cuidadores informales de una persona con demencia, los investigadores estimaron el costo promedio mensual de la enfermedad en US $1.463 ($975 mil) por paciente.

Apoyar al cuidador

Del costo total, 20% se destina a fármacos, atención médica y exámenes y 5% corresponde al pago de cuidadores formales o instituciones que proveen estos cuidados. El 75% restante se explica por el tiempo que destinan al cuidado del paciente los cuidadores informales, como familiares, amigos o vecinos, que no reciben remuneración por desempeñar este rol y que, en muchos casos, deben abandonar su trabajo o restarle varias horas a la semana.

Debido a este último concepto, "detectamos un fuerte componente de injusticia social, pues la demencia le sale más cara a las familias con menores ingresos (US$1.588 mensual) en comparación con las de altos ingresos (US$1.083)", subraya la doctora Andrea Slachevsky, subdirectora de GERO (Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo) de la U. de Chile y neuróloga del Hospital del Salvador.

El mayor costo se explica al valorizar las horas laborales dedicadas al cuidado, al no poder pagarle a un cuidador formal, explica Daniel Hojman, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile e investigador de COES.

Mientras el tiempo destinado por familiares del segmento más alto equivale a US$659 mensuales, el de menores ingresos suma US$1.273. El mayor tiempo destinado al cuidado se ve incrementado, además, porque en el segmento de bajos recursos las demencias son más severas y la carga para la salud mental del cuidador es mayor, agrega Andrea Slachevsky.

"Esto realza la importancia de tomar en cuenta la economía del cuidado, que en Chile no solo refleja desigualdades en salud, sino que acentúa las inequidades de género, considerando que el 74% de las cuidadoras informales son mujeres", añade Hojman.

"Los resultados ponen de manifiesto que un componente importante de una política pública de demencia debe incluir el apoyo y cuidado del cuidador, incluyendo centros diurnos o a domicilio, como lo hace Chile Cuida", ejemplifica Slachevsky.

Este último es un programa estatal que en 2017 aumentará su cobertura a 20 comunas. Cuidadores formales capacitados en la misma comuna relevan en su casa al familiar cuidador dos veces por semana durante cuatro horas para que este pueda dedicarse a sus propios quehaceres y recibir apoyo psicológico por parte del programa.

"La idea es desarrollar un modelo que a futuro pueda integrarse a un Sistema de Cuidados", señala Paula Forttes, directora sociocultural de la Presidencia.



74%
de los cuidadores informales son mujeres; 39% tiene estudios secundarios y 47%, terciarios.

46,4%
de los cuidadores están en edad laboral (20 a 60 años) y 47% tiene entre 61 y 80 años.


28%
de mujeres y 29% de hombres debieron dejar su trabajo para cumplir el rol de cuidadores.


67%
de cuidadores en edad laboral y 32% mayores de 60 años buscarían trabajo si no cumplieran este rol.



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