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Estudio danés analizó a escolares de 7 y 8 años:

Los niños retienen más conceptos de Matemáticas cuando aprenden en movimiento

lunes, 27 de febrero de 2017

M. Cordano
Educación
El Mercurio

Pedirles que usen su cuerpo para formar figuras geométricas o medir distancias les ayuda a entender mejor la materia.



Para enseñarles a sus alumnos las transformaciones isométricas, María Jesús Riveros le pide a cada uno pararse en una de las baldosas del piso.

"Sirve especialmente para traslación y rotación. Cada uno se ubica en una baldosa y actúa de acuerdo a las instrucciones; moverse tres unidades a la derecha o rotar en 90° hacia la izquierda", ejemplifica la magíster en Didáctica de las Matemáticas y profesora de Enseñanza Básica en el Southland School de Santiago.

"También trabajamos las razones haciendo uso del cuerpo: el largo de mi pie equivale aproximadamente a un séptimo de mi altura", agrega sobre cómo en este colegio -que ha puesto énfasis en la importancia de la actividad física en la educación- vinculan el aprendizaje de las Matemáticas con el movimiento.

Así por ejemplo, en prebásica, la profesora Constanza Bravo suele enseñar el concepto de secuencia "diciéndoles a los niños que aplaudan. Es una forma tangible de aprender el concepto a través de algo que a ellos les resulta fácil, porque tienden a ser súper rítmicos".

Otra propuesta para aprender matemáticas haciendo uso del cuerpo es emplear dedos, brazos y piernas para medir longitudes. Con el mismo método se pueden recrear formas geométricas.

"A los niños se les puede pedir que hagan un triángulo tomándose uno al otro de la mano. Al tratar de posicionarse como corresponde, implícitamente aprenden sobre ángulos", comenta a "El Mercurio" Jacob Wienecke, académico del Departamento de Neurociencia de la Universidad de Copenhague y autor de un estudio que evidencia que en educación básica, los alumnos retienen más conceptos matemáticos cuando involucran su cuerpo en el aprendizaje. La investigación fue recientemente publicada en la revista Frontiers in Human Neuroscience.

Para llegar a esta conclusión, Wienecke y su equipo dividieron en grupos a 165 estudiantes daneses de 7 y 8 años. Mientras que a unos se les incentivó a hacer actividades con el cuerpo para reforzar la materia que se les enseñaba, otros debían aprender tomando nota y de vez en cuando, jugando con bloques tipo Lego. Un tercer grupo aprendió en base a libros e instrucciones de voz que dictaban sus profesores.

"Hay evidencia que indica que una actividad física moderada puede facilitar el aprendizaje de Matemáticas si esta se realiza antes de la clase. En nuestro estudio fuimos más allá y nos preguntamos si el movimiento puede ser útil cuando se integra a la asignatura misma. Y sí, puede. Hay una mejor comprensión cuando el niño se involucra a sí mismo", explica el académico.

Los resultados de cada grupo se analizaron mediante pruebas estandarizadas que se hicieron cuando los estudiantes llevaban meses aprendiendo bajo una de las tres modalidades propuestas. Quienes usaron su cuerpo como herramienta de aprendizaje mostraron un rendimiento superior que el promedio.

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