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Estudio con escolares de 5, 6 y 7 años:

Las niñas no creen que pueden ser brillantes como los niños

lunes, 30 de enero de 2017

Lorena Guzmán H.
Educación
El Mercurio

Desde pequeñas, las estudiantes mujeres asocian los talentos innatos con sus pares masculinos, pero el trabajo duro con ellas mismas. Esto sería la base de la brecha de género en educación.



Nadie discute que hay un gran abismo de género en la educación y mucho menos que hay profesiones claramente "femeninas" y otras "masculinas". Pero ello no quita que sea un problema al que hay que atacar desde el origen.

Apenas a los 6 años, las niñas dejarían de relacionar su género con el ser brillante, mientras que sí creerían que este sería un talento solo de los niños, asegura un estudio publicado en la última edición de la revista Science. Aunque el trabajo se realizó en Estados Unidos con niños de 5, 6 y 7 años, los autores creen que es algo que podría aplicarse en muchos países.

"Descubrimos que los niños a esa corta edad ya han absorbido el estereotipo que asocia el ser brillante con los hombres, lo que influye en el tipo de actividades en que tanto niñas como niños están interesados", explica a "El Mercurio" Lin Bian, investigadora de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, y líder del estudio. Esto, dice, podría ser la causa de que muchas mujeres terminen alejándose de carreras que se perciben como reservadas para mentes "brillantes".

Junto a ello, el grupo que realizó el estudio también descubrió que si bien las niñas reconocen que el trabajo duro es una de sus habilidades, esto no sería suficiente para equipararse con los niños. "Todos concuerdan que a ellas les va mejor en el colegio que a ellos, pero eso parecería no importar", agrega la investigadora.

La base

Para Francesca Manzi, psicóloga especialista en temas de género y estudiante de doctorado de la Universidad de Nueva York, esto se relaciona con el concepto de talento innato. "El ser brillante se asociaría con eso, y lo que aparece es una diferencia entre ser muy inteligente y sacarse buenas notas", explica desde Estados Unidos. Y lo segundo no llevaría, necesariamente, a lo primero.

Lo que muestra el trabajo es que incluso en áreas que se creen exclusivamente femeninas o masculinas hay diferencias. Así, la filosofía, dentro de las humanidades, se asocia con los hombres porque se requiere ser brillante para estudiarla, un factor que no tendrían las mujeres.

Aunque es importante que este estudio muestre que el estereotipo se instala a tan temprana edad, preocupa el no poder identificar su fuente, dice Marianela Navarro, académica del Centro de Investigación en Educación de la Universidad de los Andes.

"A esa edad los niños aún son más transparentes, y los estereotipos que están instalados en la cultura son reforzados por los profesores, algo de lo que muchas veces ni ellos mismos están conscientes", asegura.

Aunque las especialistas concuerdan que este es un problema multifactorial, es en la formación docente donde correspondería promover un primer gran cambio. "Se debe trabajar en eliminar esos estereotipos que luego se replican en la sala de clases", asegura la especialista.

Pero también el mismo currículo debería estar atravesado transversalmente por la enseñanza de la igualdad de las capacidades. Desde destacar las historias de mujeres exitosas en ciencias o evitar el sexismo en los textos que asocian, por ejemplo, a la física con los hombres, también reforzarían el cambio. O incluso el que las pruebas no tengan los nombres de los alumnos para que no sean corregidas con sesgo. Pero esto es solo una parte del trabajo.

Francesca Manzi cuenta que en otro estudio, también realizado en Estados Unidos, descubrió que los padres que llevan a sus hijos a los museos tienden a darles más explicaciones y más complejas a los niños que a las niñas. No se trata de que ellos piensen que realmente sus hijas son menos inteligentes que sus hijos, pero el estereotipo opera a niveles muy sutiles.

"Es necesario reeducar tanto a padres como a profesores, pero no planteando que el estereotipo los está haciendo actuar de manera horrible o prejuiciosa", aclara la psicóloga. No se trata de ser machista o sexista, pero estos sesgos se conservan de manera muy implícita, lo que no permite ser consciente de que se los posee.

Si bien queda mucho por investigar sobre las causas de este estereotipo y cómo este se instala en la sociedad, hoy ya existen primeros pasos que se pueden dar. "Al identificar las fuentes de este sesgo podremos intervenir para evitar que los niños no absorban esas creencias", dice Lin Bian. Pero por mientras eso sucede, agrega, el foco debería estar en enfatizar la importancia del esfuerzo y el trabajo duro en oposición a ser solo brillante.

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