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Retrato de una progresista

sábado, 28 de enero de 2017

Texto, Beatriz Montero Ward.
Perfil
El Mercurio

Considerada pionera del arte moderno y una de las mejores retratistas de Gran Bretaña, la inglesa Vanessa Bell (1879-1961), hermana de la escritora Virginia Woolf, esposa del crítico Clive Bell, amante del pintor Roger Fry y del artista Duncan Grant, y miembro del intelectual Círculo de Bloomsbury, fue una mujer de avanzada, cuyo talento lo plasmó también en la decoración y el diseño. Una gran retrospectiva de su trabajo, que incluye desde pinturas hasta muebles, se exhibe a partir del 8 de febrero en la Dulwich Picture Gallery de Londres.



Su estilo de vida libre y ajeno a la rigidez victoriana le jugó una mala pasada a Vanessa Bell. Porque su reputación como artista con frecuencia ha sido relegada a un segundo plano frente a la curiosidad que provocan su historia familiar, sus enredos y triángulos amorosos, y su rol como hermana de Virginia Woolf, la famosa escritora feminista. Pero este año la Dulwich Picture Gallery, ubicada en el sudeste de Londres, ha querido hacerle justicia montando una gran exposición monográfica que la presenta como la talentosa creadora que fue, capaz de moverse con refinamiento entre el impresionismo de sus primeras obras y algunas posturas más radicales y experimentales estimuladas por sus constantes visitas a París, así como por las exhibiciones post impresionistas que tuvieron lugar en Londres en 1910 y en 1912. En esta última participó exitosamente junto a Picasso, Matisse y Gauguin.

"Es hora de reevaluar su legado y de afirmar su importancia", ha dicho Sarah Milroy, curadora de esta muestra que se inaugura el 8 de febrero y que permanecerá abierta hasta el 4 de junio. Porque "el trabajo de Bell encarna muchas de las inquietudes progresistas con las que todavía estamos lidiando hoy, y que se expresan en nuevas ideas sobre los roles de género, la sexualidad, la libertad personal, el pacifismo, las costumbres sociales y de clase, y el abrazo abierto a las culturas no británicas", afirma Milroy sobre la obra de esta mujer considerada pionera del arte moderno y una de las mejores retratistas y pintoras de bodegones del Reino Unido.

Nació en mayo de 1879, en Londres, en Hyde Park Gate, frente a los Jardines de Kensington, y fue la mayor de cuatro hermanos. Su padre, Leslie Stephen, hombre de letras y primer editor del Oxford Dictionary of National Biography, y su madre, Julia Duckworth, filántropa y modelo de importantes pintores prerrafaelistas, le dieron a ella y a su hermana Virginia una buena educación en casa, tal como se estilaba entonces para las niñas de familias acomodadas, motivándolas para que cada una desarrollara sus talentos. Así, mientras Virginia disfrutaba escribiendo un periódico familiar o sumergida entre los libros de la lujosa biblioteca de su casa, Vanessa tomaba lecciones de dibujo, primero con Ebenezer Cook, Arthur Cope, Henry Tonks y John Singer Sargent, y luego

como alumna en la Royal Academy de Londres.

Después de la muerte de los padres, en 1904, la casona paterna se vendió y el grupo familiar -Vanessa, Virginia, Adrian y Thoby- se trasladó a vivir al barrio de Bloomsbury, el mismo que rodea al Museo Británico, donde iniciaron una vida más liberal y entretenida. Thoby, quien estudiaba en el Trinity College de Cambridge, invitaba los jueves en la noche a sus amigos literatos, y Vanessa, a modo de compensación, hacía lo mismo los viernes con los suyos artistas. De esas tertulias surgió el famoso Círculo de Bloomsbury, cuyos intelectuales miembros compartían un enorme desprecio por la religión y la estricta moral victoriana, y en cambio se consideraban una élite ilustrada, de ideología liberal y humanista. Entre ellos se urdió un verdadero enjambre de relaciones amorosas, controversiales y hasta escandalosas para la época, en las que Vanessa -una de sus principales integrantes- jugó su propio papel con los tres hombres que la acompañaron a lo largo de la vida: Clive Bell, crítico literario con el que se casó en 1907 y del que tuvo dos hijos; Roger Fry, influyente pintor, de quien fue amante un par de años; y el artista Duncan Grant, cuya obra ella admiraba. Con este último inició un romance poco después de terminar con Fry, sin siquiera importarle que fuera homosexual, y juntos desarrollaron una estrecha relación que perduró hasta la muerte de Vanessa en 1961 y de la cual nació Angelica (1918).

Durante la Primera Guerra Mundial, ella y Duncan arrendaron una hermosa casa en Charleston, Sussex, hasta donde se mudaron en 1916 con los hijos de Vanessa y el escritor David (Bunny) Garnett, amante de Duncan. "Es encantadora, muy sólida y simple, con paredes que mezclan ladrillo y piedra como se usa por aquí, perfectas ventanas y maravillosos tejados...", le decía Vanessa a Roger Fry en una carta, en 1916. De inmediato ambos escogieron habitaciones para montar sus estudios y se entusiasmaron decorando con coloridas pinturas todos los rincones: paredes, puertas, marcos de ventanas, chimeneas, muebles, pantallas de lámparas... Por último, incorporaron las telas y cerámicas que habían creado para Omega Workshops, un proyecto que inició Fry en 1913 y que consistía en llevar las formas abstractas y los colores vivos del arte moderno al diseño de muebles, textiles y accesorios de casa.

Durante esos años que compartía el amor de Duncan con David, Vanessa pintó algunas de sus obras más notables, entre ellas La Bañera, en la que evoca el silencio, la ausencia, la lejanía, la soledad e insatisfacción, y el retrato del propio David, quien muchos años después, a su pesar, terminó casándose con Angelica. Los retratos a muchos de los miembros del Círculo, entre ellos al escritor Lytton Strachey, a su cuñado Leonard Woolf, a Aldous Huxley, Saxon Sydney-Turner y Duncan Grant, muestran el estrecho nexo entre su obra y el grupo. Obras intensas y de fuertes colores en las que habitualmente dejaba los rostros en blanco para que la expresión surgiera del impacto visual.

Después de la guerra, Vanessa y Duncan viajaban con cierta regularidad a París, donde se relacionaban con la vanguardia artística. Comenzaron, también, a realizar proyectos de interiorismo, primero para sus amigos cercanos y más tarde para clientes, tanto en Inglaterra como en otros países de Europa. Entre sus trabajos estuvieron la casa de Mary y John Hutchinson, la de Maynard Keynes, el Chateau d'Auppegard, cerca de Dieppe, la mansión en Penns-in-the-Rocks de lady Wellesle, los murales de la iglesia de Berwick y la sala de música de las Galerías Lefevre de Londres. Juntos también hicieron diseño teatral -escenografía y vestuario- y Bell, las cubiertas de los libros de su hermana Virginia.

De la obra de esta mujer, multifacética y avant-garde, Ian Dejardin, curador adjunto de la muestra y director de la Dulwich Picture Gallery, dice: "Ningún artista británico de la generación de Bell entendió y reflejó tan instintivamente este nuevo arte radical que se estaba desarrollando en París como lo hizo ella. Su decidida desprolijidad, su vibrante abrazo del color, la brutalidad pura de sus pinceladas -como si estuviera macheteando la tela con el pincel- y su audaz rechazo a las nociones tradicionales de belleza, son verdaderamente valientes y sorprenden incluso hoy día".

La exhibición, conformada por más de cien óleos, trabajos en papel, telas, cerámicas, diseños hechos para Omega Workshop, fotografías y material de archivo, explora el fluido transitar de Bell entre las bellas artes y las artes aplicadas, y la muestra como una pionera en experimentar con la abstracción, el color y la forma.

LA CASA DE CAMPO EN CHARLESTON, EAST SUSSEX, FUE INTERPRETADA POR BELL COMO UN LUGAR DE TOTAL LIBERTAD Y DESENFRENADA CREATIVIDAD.

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