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Debemos Reaccionar

lunes, 23 de enero de 2017

Economía y Negocios


Álvaro Vargas
Gerente general de Trabajando.com

Resulta inquietante constatar la velocidad con que el Mercado Laboral del siglo XXI crea y destruye carreras y oficios. Y es aún más inquietante ver que ante esta vorágine de cambios, la institucionalidad, tanto Educacional como laboral, no reaccionan ni se coordinan.

En estas potentes corrientes de cambio se podrían identificar distintas fuerzas que contribuyen a lo anterior.

Una primera fuerza podría llamarse las “modas”. Distintos mensajes y comunicaciones que la sociedad como conjunto genera un efecto de imitación sin reflexión. Donde distintas especialidades se ven afectadas. Hoy por este mismo efecto, tenemos disciplinas en el ámbito técnico y profesional, tales como Traducción, Fotografía, Enfermería, Prevención de Riesgos, Kinesiología, entre otras, que por una alta demanda de parte de los estudiantes, el Sistema Educativo tuvo la tentación de reaccionar abriendo durante los últimos años un número indiscriminado de vacantes de estudio, sin ningún freno ni reflexión, simplemente aprovechando la oportunidad de mercado.

Una segunda fuerza, sin duda, son los “shocks externos” de un mercado o economía en particular. Sólo hace 3 ó 4 años, la industria minera hacia un llamado URGENTE a ser considerada dentro de las opciones de los estudiantes para sus distintas especialidades. Bueno, la historia es conocida, sobre reacción del Sistema Educativo (para tomar la oportunidad de mercado), baja del precio de los comodities, y hoy las carreras estrella de hace 3 ó 4 años como Geología o Ingeniería en Minas, se encuentran con un exceso de oferta de trabajadores que las sitúan dentro de las carreras más saturadas del año 2016.

Un tercer componente o fuerza, por cierto la más estable y despiadada, es la “evolución tecnológica” y los cambios que van produciendo en nuestra matriz productiva. Aquí los cambios están siendo rápidos y lapidarios, la irrupción de la robótica y la inteligencia artificial, según estudios, reemplazarán durante los próximos años a más del 47% de la fuerza laboral. Estos cambios afectarán principalmente a los trabajos repetitivos, rutinarios y de baja calificación. Trabajos domésticos, cajeros, obreros, choferes, administrativos, operadores telefónicos, vendedores entre otros, serán reemplazados por tecnología. Pero por la otra vereda, se fortalecerán los trabajos creativos donde el uso de nuestra capacidad cognitiva sea relevante. Trabajos que requieran de liderazgo, capacidad creativa, innovación y un alto desempeño y conocimientos tecnológicos serán los que emerjan, las especialidades en tecnologías de la información y la Big Data seguirán siendo cada vez más claves, Internet como mercado y las redes sociales como canales de comunicación serán cada vez más protagónicos, las industria del ocio y la entretención, generarán un renacer de las artes y sus disciplinas debiesen también revalorizarse.

Las modas pasan y lentamente se vuelve al centro, carreras de moda hace varios años como publicidad, sicología y periodismo, ya vienen de vuelta y con alguna evolución, vuelven a ser alternativa.

Los shocks también pasan y los ciclos de los mercados mejoran, en el caso de la minería, probablemente nos demoremos bastante años más en volver al equilibrio.

Pero la evolución o revolución tecnológica no pasarán. Sus efectos se seguirán expresando en el descontento de la ciudadanía, su calidad de vida y sus expectativas frustradas. El país seguirá asignando mal sus recursos, no mejorará su productividad y seguirá viendo frustrado su camino hacia el desarrollo. Debemos reaccionar.

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