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Albert Chillón visita Chile

Literatura y periodismo: Entre la ficción y la no ficción

domingo, 22 de enero de 2017

Valentina Proust Iligaray
Revista de Libros
El Mercurio

Creador del concepto de lo facticio, el autor español plantea que vivimos en una época de hibridez entre periodismo y literatura, donde no es posible mantener las etiquetas tradicionales de ficción y no ficción.



Albert Chillón tiene un gusto por acuñar conceptos. Cuando una palabra no engloba con precisión lo que quiere expresar, moldea las ideas para crear nuevos términos. "Creo que el lenguaje tiene que ser a veces forzado para abarcar nuevas formas y perspectivas", comenta el académico español. Esta inquietud es la que lo llevó a proponer la "palabra facticia", concepto que ha marcado el rumbo de su trabajo en los estudios de periodismo y literatura, el cual ha repercutido en la academia hispanohablante.

Periodista de formación, escritor, ensayista y estudioso de las relaciones entre comunicación, humanidades y antropología. Albert Chillón (1960), es profesor de Teoría de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Barcelona y se ha destacado por la publicación de obras que tratan la complejidad de las relaciones entre el periodismo y la literatura. En 1999 publicó "Literatura y periodismo. Una tradición de relaciones promiscuas", en el cual instala el concepto de lo facticio. El 2011, junto al antropólogo Lluís Duch, lanza el primer volumen de su trabajo sobre la antropología de la comunicación, "Un ser de mediaciones", cuya segunda parte fue publicada a fines del 2016. Además, es columnista de los diarios El País y La Vanguardia, donde escribe acerca de temas de actualidad, política y sociedad. Un hombre que ha dedicado su vida a la academia y que esta semana se encuentra en Chile, en el marco de su participación en un Fondecyt de la UC.

Lo facticio y la hibridez

"La palabra facticia surge de una vieja preocupación mía por las ambigüedades del lenguaje verbal, porque siempre nos movemos en una dicotomía muy simplificadora que divide todas las formas de discurso entre ficción y no ficción", señala Chillón. Para el académico, el principal problema de esta dicotomía se encuentra en la noción de no ficción. Indica que es una etiqueta muy amplia que engloba textos de áreas diversas -periodismo, memorias, autoayuda, cocina, etc.-, lo que la hace engañosa. Además, señala que el concepto de no ficción alude a la idea de "empalabrar" la realidad de forma neutra y transparente, lo cual no sería posible.

Para Albert Chillón, el concepto de no ficción no alcanzaba para explicar la complejidad de la realidad. Siendo fiel a su predilección por acuñar términos, propone la noción de lo facticio. Esta es una palabra que ya existía en la lengua española con un significado distinto -lo que es fruto del artificio y de la convención, de acuerdo al diccionario de la RAE- y que además viene del concepto latino factum, sobre el cual Chillón da un giro. "Lo facticio alude a eso que efectivamente ha ocurrido, pero algo que al ser puesto en relato es inevitablemente modificado y es sometido a la labor de la versión y la perspectiva", explica.

Pero para Chillón no existe una línea que divida abruptamente lo facticio de la ficción. "La ficción siempre se apoya en la observación, incluso la más alejada de lo real. Si se toma 'El señor de los anillos', de Tolkien, se puede encontrar una clave alegórica a través de la que puede leerse una alusión al mundo en que vivimos", reflexiona.

El profesor señala que existen solapamientos entre ambos, debido a un proceso de hibridez de géneros que se comenzó a vivir con especial intensidad en los años 60 y 70. La relación entre literatura y periodismo es la principal exponente de este fenómeno de hibridización, donde se producen préstamos de estilos y recursos que han dado como fruto casos como el del reportaje novelado.

Los autores híbridos

Durante los años 60 y 70, se vivió en Estados Unidos el auge del reportaje novelado: la combinación entre el reportaje de investigación mezclado con procedimientos de carácter literario. El corazón de este híbrido entre periodismo y literatura, lo facticio y la facción, dejó huella en obras como "A sangre fría" (Truman Capote), "La canción del verdugo" (Norman Mailer), "La hoguera de las vanidades" (Tom Wolfe) y los trabajos de Ryszard Kapuscinski y Oriana Fallaci.

A partir de esta generación de escritores se forma una tradición literaria que llega hasta nuestros días. Emmanuel Carrère y Javier Cercas son dos de los principales exponentes contemporáneos, quienes usan lo facticio como inspiración para sus obras. En el caso de Carrère, Chillón menciona que en libros como "Limónov" hace una mezcla entre biografía, semblanza y ensayo personal. Sobre Cercas, señala que "a veces hace novela pura y simple, a veces reportaje novelado, pero otras hace libros que están a caballo de la ficción realista y del reportaje". El académico reconoce además algunos exponentes en Latinoamérica, como Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh y Leila Guerriero.

Albert Chillón recalca que últimamente se ha renovado una corriente paralela a este reportaje novelado: la crónica. Para el autor, ésta se recupera como un periodismo literario ambiguo e impreciso: "Creo que la crónica supone una pérdida, porque el periodismo literario dio reportajes de altísimo nivel y ahora tiende a la espontaneidad, una mirada inspirada. Está entre el diletantismo y narcisismo del cronista".

El boom de lo facticio

Durante los últimos años, Chile ha sido testigo del auge de la literatura que las librerías catalogan como no ficción, alcanzando los puestos más altos en las listas de los más vendidos. Chillón explica este fenómeno como un hambre de realidad que experimenta nuestra época. Para él, este apetito se debe a que vivimos en un mundo complejo y que plantea desafíos a la población.

"La mayor parte de los ciudadanos tenemos muy serias dificultades para entender lo que ocurre, entonces la lectura de facción en su mejor expresión tiene que ver con tener esas claves de comprensión para poder orientarse en la praxis del mundo, para saber vivir", comenta Albert. A esta explicación sobre el auge de los géneros facticios, Chillón recalca que lo que el público obtiene de esas lecturas no es un discurso o narración fehaciente, sino que sólo una de las muchas perspectivas de la realidad.

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