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ENTREVISTA | Premio de la Crítica por su actual muestra en AMS Marlborough:

Pilar Ovalle: "Mi obra es muy autobiográfica"

domingo, 22 de enero de 2017

CECILIA VALDÉS URRUTIA
Arte
El Mercurio

Las genuinas esculturas en maderas nativas de Pilar Ovalle hablan de una vida, de sentimientos y de resiliencia. Su premiada exposición "Pulso" invita a recorrer actualmente piezas monumentales o a ver los "Encajes de la memoria".



Gaspar Galaz, Osvaldo Peña y Mario Irarrázabal hicieron una mesa redonda sobre el arte de Pilar Ovalle, en 1985, cuando ella tenía solo 21 años. La madurez del lenguaje de la escultora y lo genuino era el motivo. Un hecho poco usual en la escena del arte. "Encontraron que estaba haciendo algo nuevo, en esta manera que tengo de relacionarme con el ensamblaje, con la construccionalidad. Porque no desbasto la madera, no saco trozos con gubia, sino que con ensamblajes voy construyendo volúmenes", cuenta con su modo delicado y sensible.

Su fuerte obra -que habla de sentimientos y sublima sufrimientos- le ha valido exponer en distintos países. Ganó el primer premio del Concurso de países del Mercosur: expuso 40 piezas en el Museo Niemeyer, de Brasil. Fue invitada al Museo de Arte de Budapest, uno de los más importantes de Europa en su género. Ha exhibido en Estados Unidos, Canadá, y Milan Ivelic la invitó al Museo Nacional de Bellas Artes

Hoy, con su muestra "Pulso", en galería AMS Marlborough -abierta hasta el 30 de enero-, acaba de recibir (por segunda vez) el premio de la Crítica de Arte a la mejor exposición del año. Coleccionistas, incluso de Australia y Alemania, ya han adquirido piezas de esta muestra.

Allí, monumentales volúmenes en madera y evocadoras esculturas en formatos medianos remiten a lo primigenio, a la tierra, pero también a sensibilidades profundas, en especial a las de ella misma. Madre de tres hijos, Pilar Ovalle es casada con el arquitecto de la UCV Gonzalo Donoso, con quien comparte el mundo de las artes. "Gonzalo era el sobrino preferido del escritor José Donoso (a quien es muy parecido físicamente), vivió ocho años en el altillo de su casa. Y aprendió mucho de literatura, incluso Pepe le pedía a Gonzalo que lo editara. Mi marido es el que escribe mejor de los Donoso. Y dibuja todo el día", va relatando orgullosa.

"Mi relación con el arte no es paralela, es mi vida".

-Al recibir el premio de la Crítica, el lunes, usted dijo algo que remeció: que se olvida de todo cuando hace arte, que da su vida en cada obra...

"Sí. Mi manera de trabajar es muy comprometida con todo mi ser. Mi relación con el arte no es paralela a mi vida, es mi vida. Fueron tan extremos los dolores vividos en mi infancia que me agarré a esta roca que es el arte. Empecé a trabajar muy comprometida. Me dediqué cien por ciento al trabajo. Y fui sanando mis propias heridas a través del arte... El tener un oficio desarrollado por 25 años, en el que he sido muy prolija, me ha dado la libertad para realizar formas que interpretan ideas y emociones, muy cercanas a la poesía".

-¿Qué busca expresar con sus esculturas?

"Quiero transmitir algo muy relacionado con el canto poético, con los ritmos de la música que se compaginan y evocan emociones. La escultura, para mí, tiene un objetivo final que es transmitir una idea emoción. Lo interesante es que en todo el camino de desarrollo hay un hilo conductor que termina siendo una búsqueda necesaria para todos. Y sensibilidades que llegan de forma similar. Por ejemplo, al escuchar la segunda sinfonía de Mahler, todos sentimos lo que él quiso transmitir. Al ver una escultura de Giuseppe Penone, lo que yo siento y tú sientes no puede ser tan diferente. Las artes son necesidades que, de alguna manera, ayudan a interpretar diferentes aspectos de la vida".

-Un aspecto clave en su trabajo es la naturaleza, el paisaje de donde provienen las maderas.

"La naturaleza ha sido una gran maestra. Su sabiduría me enseñó a seguir avanzando en crecimiento. Un árbol nunca deja de crecer, de ir sanándose. El árbol tiene la propiedad del recubrimiento. Esa manera que la naturaleza tiene de autoregenerarse me marcó en la contemplación, en comprender los procesos humanos y de la biología. Por eso me he internado en trabajar solo con deshechos de la naturaleza, desechos de árboles, que recojo como ofrendas. Es volver a hacer algo, rendirle homenaje".

-¿Cómo obtiene las maderas de los cipreses de las Guaitecas?

"Los he encontrado todos en Chiloé, muchos los obtuve de cercos dados de baja. Hay dos lugares protegidos en Chiloé, donde no he ido, pero sí en la orillas de los ríos he recolectado los restos de madera que el agua lleva y que trae a los lagos. Porque trabajo con árboles nativos: cipreses, coigües, robles, avellanos, ciruelillos, raulí y lingue".

-Pero ha dicho que la madera, a pesar de ser tan celebrada en cómo la trata, es una mera herramienta para transmitir lo que le importa.

"Me sale muy atractiva usarla, porque es cálida, pero la verdad es que solamente es un vehículo para interpretar lo que quiero decir. Lo que tiene que ver con búsquedas existenciales y procesos de la vida. Mi obra es muy autobiográfica. Parte por entender primero mi propio proceso de sanación, más allá de cualquier trauma. Cuando una está vinculada a un grado de sensibilidad muy grande, es difícil entenderlo todo. Y me siento una persona completamente rearmada gracias al arte. El arte me posibilitó autoparcharme".

-¿Por eso el tema de los parches y costuras que deja expuesto en sus esculturas, en apariencia, algunas más rústicas?

"Me gusta así, porque me siento parchada. Me doy cuenta que lo que estuve haciendo era reparar, lo único que tenía que hacer era reconstruirme. Viví mucha violencia en mi familia, durante mi infancia. Pero ahora me siento feliz, porque todo lo vivido me ha ayudado a ser una mejor persona, no tengo rencores...".

Pulso, huellas de la memoria

-La más monumental obra que exhibe en AMS Marlborough, "Pulso" (de 3,50 x 3,10 x 2,00 metros), es, de alguna manera, como una casa que acoge e invita a entrar en ella.

-"Es un espacio que tiene una reminiscencia de los ritmos de la vida del útero. Es como una invitación a entrar y a salir. En la vida tenemos destino y elección. Esta pieza simboliza la elección de un segundo camino".

-Hay allí unas rendijas que usted dejó. ¿Qué significan?

"Son muy importantes, porque con ellas quise dejar en evidencia el tiempo de construcción. No lo hice con una matriz perfecta, sino que a pulso; para que fuera tomando lo orgánico, para que se notara que esta membrana estaba hecha por el hombre y que tomara la belleza del tiempo. Que se notara que está tejido en madera".

-¿Cómo se va dando el diálogo con la madera?

"Cada vez me aparto más de la notoriedad estética, de la manera muy trabajada. Tuve una época en que me deleitaba con el pulir y pulir, cuando aparecían cosas nuevas y la veta. Era tan atractivo que me empezó a jugar en contra, perdía el tiempo en ello en vez de destinarlo al ensamblaje, a la construcción. Ahora dejo las maderas tal cual las encontré y no me preocupo tanto si la veta es bonita. No quiero que vean eso. Me intereso en ocuparla para darle expresión a lo que quiero transmitir. Creo que en esta exposición lo logré".

-Estos ensamblajes, este constructivismo, ¿requiere de bocetos, de cálculos?

"Es mucha paciencia. Es lento y me gusta que sea así para desarrollar la idea. En 'Pulso' me demoré dos años, aunque necesitaba parar y hacer otras piezas. La disciplina autoimpuesta me ayudó para avanzar. El lenguaje se fue armando junto con el proceso. No fue una creación intelectual. Lo mío es totalmente experiencial."

-Otra obra muy particular que exhibe es "Encaje de memoria".

"Sí, pero el público no la ha entendido bien. Se trata de una cabeza, como quiero entender la propia, con los dos hemisferios conectados, y los cajones son los casilleros de la recepción de la memoria y los sentimientos. Las pinturas de los cajones están rajadas, dejando una huella de las memorias imborrables".

-¿Quiénes son sus principales referentes?

"Giuseppe Penone. Me interesa mucho por lo auténtico de su arte, que se relaciona con fundamentos esenciales de lo real. Tiene una obra que respeta absolutamente el material. Lika Mutal, por la fuerza que tiene con el trabajo de la tierra. Y me gusta Ana Mendieta, por el vínculo profundo del ser humano con la naturaleza".

PULSO
Esculturas en maderas de Pilar Ovalle.
En los dos pisos de galería AMS Marlborough.
Hasta el 30 de enero.

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