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Vino Innovador Gandolini Las Tres Marías Vineyard

viernes, 20 de enero de 2017


Especial de Vinos
El Mercurio




En el año 2001, el enólogo Stefano Gandolini convenció a su padre para que juntos compraran un predio en la zona de Buin, en el Alto Maipo. El proyecto, que casi no ha variado desde sus inicios, fue apostar a la segura. Gandolini había trabajado para viña Morandé y viña Carmen y sabía que el cabernet del Maipo, especialmente del Maipo Alto, da un carácter que, sin temor a exagerar, es único, irrepetible en cualquier otra parte del mundo.

Así es que plantó todo su nuevo campo con cabernet en esos suelos aluviales del río Maipo, ricos en arenas y grandes bolones de piedra redondeados por la erosión de las aguas. Por alguna razón, ese tipo de suelos son los predilectos del cabernet. Y así lo había aprendido Gandolini.

El debut de Las Tres Marías Vineyard sucede este año, pero con la cosecha 2011. Y llamarlo innovador puede resultar algo confuso. Uno lo huele y lo prueba y lo que siente es un cabernet del Maipo Andino (uno de los mejores sin dudas) por donde se lo mire. Una foto o, más que una foto, un clásico de la viticultura nacional, el gran vino tinto que ha hecho Chile desde hace ya casi dos siglos. De innovador, eso no tiene nada.

El punto es que para lograr ese carácter, Gandolini ha tenido que interpretar un lugar y eso no es cosa simple, sobre todo cuando uno ve la bodega, llena de barricas nuevas de roble y piensa "Bueno, vamos a ver cuánta madera aparece en este tinto". Contra todas las corrientes actuales, que ven al roble como enemigo de los vinos con sentido de lugar, Gandolini muestra orgulloso sus paredes llenas de barricas, seguro, por cierto, de que las ha trabajado bien. Y ahí está el vino. Las barricas suavizando la textura hasta convertirla en crema, pero sin interferir para nada en los aromas herbales y deliciosamente frutales de este cabernet. No hay notas tostadas allí, sólo carácter del Maipo Alto.

Cuando en Chile la innovación parece estar monopolizada por la cepa país, el cinsault; por el Itata o por los nuevos valles que se descubren más al sur, aparece este Tres Marías, que, trabajado con talento, parece decirnos que no hay que olvidarse de los clásicos.

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