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Reemplazo de equipos genera debate entre las empresas:

Gobierno estudia recambio de unos seis millones de medidores de luz en todo el país

lunes, 02 de enero de 2017

Valeria Ibarra
Economía y Negocios
El Mercurio

El 70% de los equipos, unos 4,2 millones de aparatos, son propiedad de los clientes, y el 30% restante pertenece a las empresas distribuidoras de energía. Los artefactos "inteligentes" cuestan sobre $100.000.



Leer el medidor de luz conlleva riesgos. Asaltos, ataques de perros o incluso la negativa de los moradores a dejar pasar al funcionario encargado de esa tarea. Y en ciudades con geografía complicada, como Valparaíso, extenuantes caminatas. Por esto y por los errores que se producen en las lecturas "humanas", el Gobierno estudia cambiar los aproximadamente seis millones de medidores eléctricos que hay en el país, lo que de paso ha desatado una soterrada disputa entre las distintas compañías, que discrepan por la pertinencia de este cambio y también por la tecnología que se optará para tal fin.

El 70% de los medidores eléctricos, unos 4,2 millones de equipos, son propiedad de los clientes, y el 30% restante pertenece a las empresas distribuidoras de luz, señalan en el Ministerio de Energía. Sus valores oscilan entre los $20.000, los más viejos, a $300.000, los inteligentes o smart metering . El costo depende además del tipo de cliente, el uso que tiene el equipo y la tecnología asociada, precisa Ignacio Santelices, jefe de la división de Eficiencia Energética de dicha cartera.

El funcionario explica que hay interés del Gobierno en recambiar los equipos debido a que los nuevos medidores permiten entregar datos exactos del consumo del usuario, compararse con otros y gestionar mejor la red. Santelices detalla que los medidores inteligentes también implican ventajas a las empresas, dado que mejora la lectura de la facturación, que se hace de manera remota en estos equipos nuevos.

Por eso el Gobierno estudia el reemplazo para el mediano plazo y está evaluando qué tecnología usar y en qué período realizar el recambio, admite el Ministerio de Energía.

Pero no solo el Gobierno busca esta mejora tecnológica. Algunas empresas quieren adelantarlo porque las compañías distribuidoras pueden tener un mayor conocimiento de sus redes eléctricas, lo que permite optimizar su funcionamiento, destaca Ignacio Santelices.

Ya hay casos de recambio. Enel Distribución (ex Chilectra) y Chilquinta han hecho reemplazos de medidores, tanto para rentabilizar su negocio -la primera de estas firmas tiene una filial en Italia que fabrica estos equipos- como por eficiencia.

Por su parte, CGE -ligada a Gas Natural Fenosa y que es la mayor distribuidora del país, con 2,7 millones de clientes- va en un camino muy distinto. La firma considera que la prioridad del país debe ser reforzar las redes para evitar apagones, antes que cambiar los medidores. "Si bien estamos avanzado en introducir tecnología smart, nos parece que la prioridad está en cumplir las metas que el país se ha puesto en torno a mejorar la disponibilidad de suministro", dice Eduardo Apablaza, gerente general de CGE. Y es que hoy "el país posee un indicador (más de 10 horas de cortes de luz al año) muy por sobre los que tienen los países desarrollados y nuestra idea es acortar esa brecha", agrega.

Valor: desde $100.000

Un factor clave es el valor de los medidores y quién paga por el cambio. Los equipos inteligentes cuestan desde $100.000 en adelante hasta $300.000, pero como incluyen sistemas centralizados de gestión, hay que añadir ese gasto extra. También se pueden abaratar dependiendo de las economías de escala, comentan las distintas empresas.

Hasta ahora se han hecho experiencias pilotos, donde los equipos han sido solventados por las propias compañías, como es el caso de Enel Distribución. Un tema aún no resuelto es quién paga la instalación y el equipo cuando este es del cliente. Tampoco está claro el costo global. Enel fabrica sus medidores a través de e-distribuzione SpA de Italia y a nivel mundial opera más de 40 millones de estos equipos. Esta firma explicó que es difícil dar una cifra total porque no solo se incluye el equipo, sino también el sistema de comunicación, los concentradores de datos y el sistema de gestión.

Discrepancias en las prioridades

Cada empresa pondera de manera diversa el recambio. Para Enel Distribución (ex Chilectra), es clave. Gianni Ceneri, encargado de Enel para este tema en Latinoamérica, destaca que los nuevos equipos tienen varias ventajas: lectura a distancia, la posibilidad de acceder a tarifas flexibles y diferenciadas por horarios. Pero como el flujo de información es bidireccional, el cliente puede tener paneles solares y vender sus excedentes de energía, inyectándolos a la red eléctrica, sostiene Ceneri. "Las personas pueden tener un valor estimado de su cuenta al fin de mes, compararse con el consumo de sus vecinos o incluso recibir alertas y notificaciones de posibles situaciones (apagones) de servicio eléctrico", resalta este ejecutivo. Enel Distribución es la segunda mayor distribuidora del país, con 1,8 millones de clientes en 33 comunas de la Región Metropolitana.

Por otro lado, el Grupo CGE -que opera entre Arica y Temuco, además de Magallanes- se ha enfocado en invertir en "las zonas donde la red es más débil, donde la línea eléctrica está más expuesta por características geográficas o donde no hay redundancia (respaldo)", afirma su gerente general, Eduardo Apablaza. Así, detalla que hay inversiones en nuevas líneas en la Región de Atacama, el sur de la Región Metropolitana y Arauco, entre otras zonas.

Además, el gerente de CGE hace ver que en Chile aún hay zonas donde no hay luz, por lo que la compañía lleva adelante 15 programas de electrificación rural y está evaluando otros 48.

El grupo Saesa, que distribuye luz a través de sus empresas Frontel, Saesa, LuzOsorno y Edelaysen, va por los dos caminos: reforzar líneas eléctricas y renovar medidores. Francisco Alliende, gerente general de la compañía, señala que "el suministro continuo es nuestra prioridad y los medidores inteligentes van a permitir un avance en esto también".

La firma -controlada por los fondos canadienses Ontario Teachers Pension Plan y Alberta Investment- atiende a más de 815.000 clientes en distintas regiones del sur, "en una dispersión geográfica importante y llegar a todos los clientes implica desafíos diferentes a los que se ven en las grandes ciudades", dice Alliende.

En el caso de Chilquinta, esta empresa implementó el proyecto Medida Inteligente que abarca 7.000 clientes industriales y comerciales.

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