Dólar Obs: $ 953,75 | -0,27% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.227,29
IPC: 0,40%
El fenómeno del posmachismo

Machismo disfrazado de igualdad

martes, 03 de enero de 2017

Por Sofía Beuchat. Retrato: Héctor Yáñez.
Crónica
El Mercurio

El médico forense español Miguel Lorente, ex delegado del gobierno de su país para la Violencia de Género en el Ministerio de Igualdad, es conocido internacionalmente por denunciar el posmachismo, corriente que, en pos de una supuesta paridad entre hombres y mujeres, descalifica las iniciativas que buscan favorecerlas a ellas. Aquí explica el origen, alcances, estrategias y riesgos asociados a este fenómeno.



Era fines de los 80 cuando un fenómeno le llamó la atención a Miguel Lorente, quien entonces estaba formándose como médico en España, su país natal. El hombre, acostumbrado a rodearse de hombres, solía ver cómo la rabia era el denominador común cada vez que había una pelea física entre ellos: antes, durante y después de la batalla cuerpo a cuerpo, les oía decir expresiones como "esto me las va a pagar" o "qué se cree de agredirme así". Pero cuando la riña se daba entre un hombre y una mujer, la situación era totalmente distinta. Ellas hacían comentarios favorables de sus agresores; no eran pocas las que incluso los defendían a como diera lugar. ¿Qué pasaba con la furia, con la ira, de ellas? ¿Por qué no la expresaban abiertamente como los hombres?

Entonces, le oyó a una mujer maltratada por su pareja decir esa frase terrible, esa que cada tanto aparece en artículos, conferencias y estudios sobre agresiones de género, y que usó como título en uno de sus libros: "Mi marido me pega lo normal". Lo normal, acusa Lorente, como si la violencia pudiera ser condenada en función de su cantidad, de su frecuencia, de su intensidad, y no por el simple hecho de existir.

-Observé ese tipo de conductas en muchas mujeres y me dije: aquí hay un síndrome. Por eso me puse a estudiar sobre la agresión a la mujer -cuenta, frente a la sala de conferencias del GAM, donde vino invitado por ONU Mujeres para dar una charla abierta al público sobre violencia de género y femicidios, asunto sobre el que ha escrito una decena de libros.

Con el tiempo, Lorente -quien hoy es médico forense y académico en la Universidad de Granada- encontró que el machismo, entendido como una manera de pensar en la que el hombre se define, por naturaleza, superior a la mujer, no era el único causante de las agresiones hacia las mujeres. En tiempos en los que valores políticamente correctos, como la tolerancia y el respeto, se están instalando en la sociedad occidental, parece difícil avalar el machismo clásico, al menos a nivel de discurso. Esto ha impulsado, según Lorente, el surgimiento de una corriente de pensamiento mucho más sutil y, por lo tanto, más peligrosa, que llamó posmachismo y que definió a comienzos de 2009, cuando publicó el libro "Nuevos Hombres Nuevos" (Ediciones Destino) y trabajaba como delegado del gobierno de España para la Violencia de Género en el Ministerio de Igualdad, cargo que mantuvo hasta 2011.

Este fenómeno, en apariencia, busca una sociedad mejor, más equitativa, alejada de conceptos como el machismo y el feminismo. Pero en los hechos, dice Lorente, solo consigue perpetuar un modelo en el que las mujeres quedan en desventaja.

-El posmachista no hace un debate directo, al estilo Trump. Dice que no tiene nada en contra de la mujer, que solo quiere lo mejor para todos, hombres y mujeres, pero de este modo hace una crítica a las medidas que buscan poner a la mujer en una posición más igualitaria. Pregunta, por ejemplo, por qué no se habla también de la violencia contra los hombres. ¿Por qué hacer leyes específicas si la violencia es violencia y eso es lo importante? ¿Es que vale menos la vida de un hombre que la vida de una mujer? ¿Por qué el movimiento #Niunamenos no se llama #Nadiemenos? Todo esto se ve como muy correcto, pero en el fondo es un discurso manipulador. Al presentarse como "objetivos", los posmachistas generan empatía, incluso entre mujeres -acusa.

Las estrategias

El principal objetivo del posmachista es confundir, crear la sensación de que las críticas de las mujeres son una exageración. La falacia -es decir, la argumentación que carece de lógica- es según Lorente su estrategia más utilizada. Un ejemplo es cómo cuestionan las demandas por violencia de género.

-Dicen que hay muchas denuncias falsas, que las mujeres hacen sin que haya existido violencia por parte de sus parejas, para quedarse con la casa, alejar al padre de sus hijos o incluso enriquecerse a costa del Estado. Eso, por supuesto, existe, pero en un porcentaje mínimo. Estadísticamente, la violencia de género es el delito que menos denuncias falsas registra -explica Lorente, quien también habla de machomatemáticas (el hábito de adecuar las estadísticas en favor del género masculino) y de cientificismo: citar estudios con el fin de dar un marco de supuesta seriedad a su discurso, pero adaptando las conclusiones de las investigaciones a su favor.

Otro camino muy utilizado es la descalificación del feminismo: lo hacen parecer como un movimiento en contra de los hombres y no a favor de la igualdad entre ambos sexos, lo que aprovechan para posicionarse como una opción conciliadora. Para esto, relacionan las demandas femeninas con palabras que pueden tener una carga negativa, como "ideología" o incluso "adoctrinamiento".

El posmachista alega que los hombres también sufren de violencia. Y es cierto, dice Lorente, pero no de género: según sus estadísticas, el 95 por ciento de los hombres son asesinados por otros hombres.

Una vez instalada la duda sobre la justificación de la queja femenina, la gente tiende a tomar distancia de esta discusión, y esa distancia se traduce en una pasividad que frena el cambio. El posmachismo, precisa Lorente, no propone un punto de consenso entre feminismo y machismo; solo le interesa que las condiciones se mantengan favorables para los hombres. Por eso es una forma de machismo encubierta.

-Si uno analiza la evolución del machismo en la historia, ves que lo único que ha hecho es cambiar para seguir igual. Ha tenido cambios adaptativos, nunca transformadores -dice Lorente.
 
La trampa

Según Lorente, la gran trampa del posmachismo es que las mujeres necesitan políticas a su favor, para estar en igualdad de condiciones con los hombres. Sin corregir la desigualdad, opina, las medidas orientadas a ayudar "a todos" terminan siendo beneficiosas solo para los que ya son favorecidos. "Si las acciones se dirigen por igual a quien ocupa una posición aventajada y a quien está en un lugar inferior, al final avanzarán las dos partes, pero manteniendo la desigualdad entre ellas", explica en una columna del blog de The Huffington Post.

Lorente ha escrito varios libros sobre la situación de la mujer, por lo que maneja cifras que respaldan la existencia de desigualdad entre hombres y mujeres. Están, por supuesto, los femicidios, que según la OMS afectan cada año a unas 50 mil mujeres en todo el mundo: cada diez minutos una mujer es asesinada por su pareja o ex pareja. A nivel mundial, el 30 por ciento de las mujeres sufre algún tipo de violencia por parte de los hombres a lo largo de su vida y el 9,2 por ciento sufre violencia sexual; 29,8 por ciento de violencia en la relación de pareja en el caso específico de las Américas. Pero también hay estadísticas que aluden a lo más cotidiano, a esas áreas donde los límites impuestos culturalmente a las mujeres son menos evidentes. En España, ejemplifica, las mujeres destinan el 94 por ciento de su tiempo libre a las tareas domésticas y de cuidado de los hijos, mientras las últimas cifras hablan de que los hombres tienen un 34 por ciento más de tiempo para el ocio.

-Tener ese tiempo, y no ser cuestionado por ello, es tener poder -acota-. Cuando surge la posibilidad de hacer un doctorado en otra ciudad o país, al hombre prácticamente lo empujan para que vaya, pero a ellas siempre les preguntan qué harán con sus hijos. Si el niño llega al colegio con el uniforme sucio, la culpa siempre es de la mamá. El hombre, todavía, está liberado de esta carga.

Con todo, las mujeres han avanzado, y bastante. Pero esto ha tenido costos en su calidad de vida.

-La sociedad cree que en esto se puede ser neutral, pero no. O haces algo para que la situación desigual de la mujer cambie, o haces que continúe. 


"Al decir que buscan lo mejor para todos, los posmachistas generan empatía, incluso entre mujeres", acusa Lorente.

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia