miércoles, 29 de agosto de 2007
AZUCENA GONZÁLEZ
Economía y Negocios, El Mercurio
El director de Celco relata los años en que lo conoció, a raíz de la visita del Papa, hasta la visión del empresario de Celco.
Alberto Etchegaray no se considera parte del grupo Angelini. Pero que duda cabe que fue uno de los grandes colaboradores del empresario, quien por años ocupó cargos directivos en Celco -el brazo forestal del conglomerado-, incluso ostentando la presidencia de la compañía hasta este año. Había llegado en mayo de 1994 a ella, llamado directamente por José Tomás Guzmán por encargo de don Anacleto y luego de haber conocido al empresario a propósito de la visita del Papa.
-¿Qué recuerdos tiene de la época en que lo conoció?
"A don Anacleto lo conocí en casa del cardenal (Francisco) Fresno, en 1986. Con motivo de la organización de la visita del Papa, el cardenal Fresno le solicitó a don Anacleto, junto con otras personas, que hiciese de cabeza para toda la recolección y aportes financieros, porque una parte importante de la visita no se podía lograr por el puro voluntariado. Para hacer la cabeza de ese grupo, el cardenal convocó a don Anacleto para que fuera su adalid en esto, a lo cual luego se sumó a Eliodoro Matte y otras personas. Los que encabezaron esto fueron estas personas que representaban aquellos que tenían mayores recursos y que tenían un compromiso con la Iglesia chilena. (...) Se trataba de tener una visita muy pastoral, lo fundamental era depender lo menos posible de los aportes gubernamentales".
-¿Qué tan activo estaba en este último tiempo don Anacleto en la toma de decisiones en sus empresas?
"En el ejercicio de mi cargo de presidente de Celco, él tenía información periódica cercana. Opinión sobre los hechos relevantes. Tuvo conocimiento, opinión y decisión".
-¿Qué destaca de su personalidad?
"Su extrema sencillez. Nunca hizo alarde de lo que tenía o lo que sabía. Apasionado por emprender, crear y desarrollar. Cercano y familiar. Cuando uno llegaba a su casa, él y su esposa, que es una gran señora, la señora Marita, lo hacían grato".
"Su estilo era de una enorme capacidad de decisión en los momentos clave. Un estilo exigente hacia las personas que trabajaban con él, porque como era un hombre muy activo, hasta el día de su muerte muy lúcido, su entorno se veía interpelado, porque él provocaba, porque siempre estaba pensando en cosas nuevas. Era muy estimulante".
"A él no le interesaba estar sentado recibiendo dividendos. Lo que más le interesaba era emprender".
-¿Qué opinión manifestaba él en lo personal de las situaciones de crisis medioambientales que ha vivido Celco?
"Él estaba plenamente informado de todos los sucesos. Hay que ver que el aceleramiento de la conciencia medioambiental en Chile y los niveles de eficiencia, fue un proceso muy acelerado que el país vivió, lo cual no se cuestiona. Y él seguramente, debe haber tenido algo de perplejidad. Probablemente, algunas cosas le sorprendieron. En momentos en que en Chile había poca inversión, a comienzos de los 2000, que había preocupación por la crisis asiática, él sintió la necesidad de hacer una demostración en contrario: que había que confiar en Chile, emprender. Y partió bajo ciertas reglas del juego una construcción, la que luego se complejizó por muchos factores. Y eso lo tiene que haber sorprendido. Pero él tenía una enorme capacidad de asumir las dificultades y enfrentarlas muy derechamente. Quienes compartíamos directorio con él, su peso específico era muy importante, esa señal de que él no se quedaba anclado en las cosas antiguas, sino que hacía esfuerzos por enfrentarlas".
-¿Se le vio afectado?
"Cómo no (...). Estas empresas ha invertido muchísimos millones de dólares en resolver y mejorar sus estándares. Ahí está la mejor señal. Se responde por los hechos".
-¿Cuál es el legado que deja Anacleto Angelini?
"Dejó huella y arriesgó. Le hizo un aporte en áreas estratégicas a Chile que son muy fundamentales para el futuro. No le falló al país. Éste es un hombre que con su fortuna se pudo haber ido hace 20 años atrás a vivir a Italia de todas sus rentas, sin ninguna necesidad. Y sin embrago siguió invirtiendo en Chile y en el desarrollo del país. Con las luces y sombras que tienen las inversiones que todos hacemos. Es un hombre que merece que lo dejen descansar en paz".
"Con su fortuna se pudo haber ido hace 20 años a vivir a Italia. Sin embargo siguió invirtiendo en Chile".
