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La vida y legado del "minero" Walter Hochschild

domingo, 26 de agosto de 2007

Luz María Zañartu y Daniella Zunino


El lunes murió a los 80 años este hombre de negocios que compartió pupitre con Andrónico Luksic y supo intuir las zonas de yacimientos.





El martes 15 de mayo fue la última vez que Walter Hochschild pisó sus minas en Copiapó. Estuvo en terreno como a él le gustaba, picota en mano golpeando la piedra. "Como tenía poca fuerza no quebraba la roca, entonces yo tenía que ir detrás de él haciéndole los golpes para lograr partirla", cuenta su sobrino Joaquín Errázuriz Hochschild, actual gerente general de la minera.

Este judío de sangre, converso al catolicismo, tiene una historia familiar poco común.

Su padre, el alemán Sali Hochschild, ingeniero en minas, llegó a Chile a principios de siglo junto a su señora Ana Kaufmann, con quien tuvo cuatro hijos. Antes había llegado a nuestro país Mauricio, el hermano mayor de Sali. Ambos fueron impulsados a venir a Sudamérica por unos tíos maternos, poderosos banqueros, que los criaron luego de la muerte de su madre. Dejaron parientes en otros lados, como un tío paterno llamado igual que él y que vivía en Europa y que donó cuadros al museo Moma en Nueva York.

Al comienzo, los hermanos compraban minerales de alta ley y los vendían a las refinerías europeas, hasta que Mauricio quiso invertir en Bolivia. Sali no soportó la puna y decidió quedarse en Chile, donde adquirió yacimientos desde Mejillones hasta La Serena.

Así se asentó el clan Hochschild en Chile. Los hijos de Sali heredaron su patrimonio. Hoy su única hija viva es Dorothy.

Trabajador incansable

Walter tenía una intuición privilegiada para descubrir el mineral. Más de una vez partió en su camioneta o en mula a las 12 de la noche a explorar terrenos con los geólogos. Les decía: "Tómeme ahora una muestra de esta tierra", y con linterna los profesionales hacían lo posible por cumplir sus órdenes, recuerda Joaquín.

"Seguirle el paso era agotador. Nunca tenía cansancio, ni sed, tenía un espíritu muy juvenil", enfatiza Hernán Guiloff que lo conoció en 1963 y trabajó con él años después.

La empresa hoy cuenta con yacimientos que fueron producto de su búsqueda, como la mina Resguardo.

Un gran aliado en esta exploración fue su gusto por el piloteo de aviones. "Sobrevoló el desierto de Atacama completo y todo el norte chileno. Desde las alturas inspeccionaba los cerros que podían tener potencial", explica Willi Kaufmann, que trabajó con Walter desde 1965 en la minera.

Además, este empresario que compartió pupitre con Andrónico Luksic "fue gestor de la parte crediticia y de conseguir equipos y maquinarias para la mecanización de la pequeña y mediana minería, a través de Enami, en el gobierno de Frei Montalva", cuenta su hijo Hernán, ex presidente de la Sonami.

Otro afán suyo fue incursionar en negocios como la representación de Ford en el norte.

Sus esfuerzos se reflejan hoy en las sociedades Compañía Minera y Comercial Sali Hochschild, que agrupa el negocio mineral, y Comercial e Industrial Hochschild S.A, que abarca el rubro alimentario, bebidas y snaks marca Tommy y aceite de oliva Huasco.

Con la misma fuerza que trabajó en la mina se enamoró de Raquel Alessandri. Con ella se casó en los años 50 y tuvo 6 hijos: cuatro hombres y dos mujeres. A lo largo de su vida también tuvo otros amores: la pesca, el esquí y la agricultura. En San Clemente, cerca de Talca, formó la lechería Las Lomas.

Al igual que su padre y su hijo Hernán, se dedicó a la actividad gremial. Ejerció como consejero de la Sonami, hasta su último día de vida. Tampoco quiso abandonar en el ocaso de sus días sus salidas en bicicleta por Américo Vespucio, que fue por años su rutina matinal.

Ni siquiera en las pasadas vacaciones de verano declinó la actividad. Ahí vivió su última aventura lejos de la tierra y sus minas. Se embarcó con amigos marinos por un mes en el Aquiles y navegó hasta la lejanía de Puerto Williams.

Walter Hochschild

Estudió en el Cambridge School, en el Grange, el Instituto Nacional y la Escuela Naval.

"Él tenía la responsabilidad de ser hijo de un empresario muy importante. Eso lo marcaba. Él también fue un empresario destacado ".

Manuel Feliú. Ex presidente de la Sonami

"Siempre estuvo en segunda fila y nunca tuvo interés de ponerse en la primera. Mantuvo un lugar muy discreto, pero preocupado de trabajar, progresar y ayudar a los demás".

Hernán Guiloff. Ex presidente de la Sonami

"Era simpático, agradable. Le gustaba estar en terreno, él salía con su martillo y su brújula a hacer trabajo como de geología".

Augusto Millán. Ingenierio en minas. Fue compañero de curso de Walter

"Recibió la herencia de su padre, don Sali, y tenían toda la industria minera en Copiapó. Fue un empresario grande y después diversificó los negocios".

Jonás Gómez Gallo. Empresario minero

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