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Manuel Pellegrini

"No dirigiría otra vez un club en Sudamérica"

sábado, 03 de diciembre de 2016

por Carla Ruiz Pereira foto josé alvújar
Reportaje
El Mercurio

De paso por Chile, el entrenador habla con "Sábado" sobre su nueva vida en China y revela los desconocidos entretelones que hoy lo tienen como DT del Hebei Fortune. Habla también de las frustrantes últimas semanas en el Manchester City y reconoce que le aburriría dirigir a la selección. Además, califica como injustas las críticas a Sampaoli y fustiga a Jadue y a quienes lo pusieron a la cabeza de la ANFP.



Hace tres meses que Manuel Pellegrini tomó un rumbo improbable. Dejó el Manchester City, el equipo que dirigió durante tres temporadas, y dejó Europa después de 12 años de carrera en ese continente. Muchos pensaron que se tomaría un año sabático o que volvería a trabajar a Chile.

-No, a Chile no. Nunca pensé que volvía -responde.

Pellegrini, 63 años, está sentado en un café de Vitacura. Llegó hace una semana al país y, dice, esta vez será distinto. Lejos de la camisa clara, la corbata a tono y el traje impecable que suele usar casi siempre, hoy luce de zapatillas, relajado y sin apuros.

-Antes, apenas venía tres semanas en junio. Ahora vengo por un mes y medio. Al fin voy a poder pasar las fiestas (de Navidad) con mi familia.

Pero en enero cruzará el mundo para comenzar la pretemporada con el Hebei Fortune, el club chino por el que firmó en agosto.

-Llevo 17 años en el extranjero sin parar. Es una buena cantidad de años. Si tenía que hacer una pausa (tras dejar el City), no pasaba nada. No iba a trabajar por trabajar ni a tomar cualquier club, y si realmente no tenía una oferta, tomaba un año sabático.

Antes de seguir hablando, Pellegrini hace una pausa.

-Entonces, era esperar o era trabajar. Esperar me aburre, así que trabajé.

Qinhuangdao está a 300 kilómetros de Beijing. Desde allí viajó el presidente del club chino para buscar al técnico chileno.

-Le dije que viniera, pero al principio no me iba a ir a China. Aún no había descomprimido la mente de no seguir en la alta competencia. Pero vino para acá (a Santiago) y me explicó todo este proyecto que yo tampoco imaginaba. Llamó a las dos semanas, nos juntamos en Europa y cerramos.

-Para la mayoría, fue una decisión inesperada.

-Yo vivo de los desafíos y este era un desafío total. El último había sido Inglaterra, y estuve tres años allá. Pero allí no tenía posibilidades de mantenerme en alguno de los tres o cuatro clubes grandes, que en ese momento estaban ocupados con técnicos. Había estado en España un poco en la misma cosa; entonces, ¿para qué?

-Se dijo que aceptó irse a China porque la oferta económica era insuperable.

-Tuve ofertas de España, Francia, Italia, Turquía, Rusia, pero ninguna que realmente me satisficiera. En los últimos seis años he estado entre los cinco o seis técnicos mejor pagados del mundo. Tú mantienes una jerarquía. Yo habría firmado por mucho menos en un equipo que me hubiese gustado, y en dos clubes yo había dicho "sí, para allá voy", con un contrato muchísimo inferior al de China. Pero por distintos motivos, ninguno pudo concretarse.

-¿Entonces...?

-Hoy tengo un gran contrato. Pero no fui a China por el dinero. A mí el dinero no me interesa. Sí es importante que te den una valoración personal y que una persona me diga: "Te venimos a buscar a ti por tu carrera, tu trayectoria, porque necesitamos una formación total del club". No andaban haciendo un casting de técnicos. Por eso me fui, porque el dinero ya no lo necesito.

La vida de Manuel Pellegrini en China transcurre entre el Estadio Olímpico de Qinhuangdao y el hotel cinco estrellas en donde vive. Tiene dos traductores, uno que traduce al chino y otro que lo hace al inglés. Y cuenta con un chofer que lo lleva a todas partes. Pero, aun con esas facilidades, dice, todo es distinto. Y esa era otra de sus dudas antes de irse: si realmente se iba a adaptar.

-Ha ido mejor de lo que esperaba. Aunque hay de todo. La comida es buena. Los baozi, que son unas masas rellenas, y el pato los hacen muy rico. Y con el idioma me las arreglo. Ando con el teléfono y si necesito decir algo, hay aplicaciones que les hablas en español y te lo dice en chino.

Pero Pellegrini adelantó su llegada al Hebei Fortune. Aunque la pretemporada comienza recién en enero, el técnico llegó antes a China para estudiar todo. No conocía a los jugadores ni los equipos, menos a los rivales. Septiembre y octubre fueron meses intensos de trabajo, dice: 10 horas diarias, de lunes a domingo.

El Hebei Fortune se fundó apenas en 2010 y recién este año compite en la Superliga de China. Hay, por lo menos, cinco clubes más populares y Pellegrini, además de querer dejar formado el club en su base, aspira a pelear por el título de la liga.

-Y esa presión es para mí. Si yo no consigo eso o disputar la Superliga, no voy a estar contento.

-¿Ha pensado qué hará después de China? ¿Piensa en el retiro?

-No. Hoy estoy en un gran momento de mi carrera, con mucha madurez, con un dominio total del medio, de la profesión, de mi vida personal, cosa que me ha costado bastante, porque tienes que forjarte una personalidad distinta. Tienes que dejar a un lado tus sentimientos, la nostalgia. Si uno está afuera y empieza a sentir nostalgia, la cosa no funciona. Debes tener un dominio absoluto y control de tus emociones.

-¿Cuánto le costó aprender a tener ese dominio de sus sentimientos?

-Mucho. Pero creo que si una persona que va afuera y no tiene la capacidad de controlar sus sentimientos y sus emociones, sus posibilidades de triunfar son cero. La experiencia es importante: he manejado los mejores clubes del mundo, llevo muchos años afuera y la vida te da experiencia. Hoy me siento preparado.

-¿Para qué?

-Para seguir. Me siento con la misma visión, exigencia y necesidad de seguir demostrando de lo que soy capaz. Necesito generar adrenalina todos los fines de semana. La presión a la que estás sometido es lo que a mí me gusta. A lo mejor mucha gente dice: "Ya lo hizo todo, ¿para qué sigue?". Sigo porque me gusta. 

Adiós al City

Si Manuel Pellegrini tiene que elegir a dos jugadores chilenos para llevarse a China, su respuesta es automática: Alexis Sánchez y Arturo Vidal. Dice que son los mejores y que, aunque trató de llevarse al tocopillano al City, el club no tenía los recursos.

Irónicamente, fue Sánchez quien le amargó su último partido como entrenador en Inglaterra: anotó el gol del empate del Arsenal, como visita.

Después de haber ganado la Copa de la Liga, ser el primer técnico no europeo en coronarse campeón de la Premier League y ser elegido como uno de los 10 mejores técnicos por la FIFA en 2014, ganar otra Copa de la Liga en 2016 y clasificar al City para la próxima Champions League, Pellegrini dejó el equipo ante la llegada de Pep Guardiola.

Aquel día del partido con el Arsenal, el 8 de mayo pasado, el entrenador chileno, con el ceño fruncido, casi sin demostrar emoción alguna, se despidió de los hinchas.

-Me habría gustado haberle ganado al Arsenal en casa y habernos despedido del público con el estadio lleno. Hicimos un gran partido, pudimos haber ganado. Me hubiera gustado haberme despedido llegando a la final de la Champions y no llegamos a la final. Nos eliminó el Real Madrid, jugando mal y nosotros jugando peor. Me habría gustado terminar de otra manera.

-¿Fue duro?

-Sí, fue duro, porque no reflejó lo que hicimos. No hubo ningún equipo de Inglaterra que llegara ni a cuartos de final, y nosotros llegamos a semifinal de la Champions. Pero como no llegaste a la final, parece que hubiera sido un fracaso.

-¿Fue un fracaso para usted?

-Gané tres títulos. Ninguno de los técnicos ganó más puntos que yo, ningún otro técnico ganó más partidos que yo, ningún otro técnico hizo más goles, ¿quién es mejor que tú? Nadie. Entonces, no puede ser un fracaso. ¿Me habría gustado terminar de otra manera? Sí, pero esas últimas tres semanas, ese período final me hubiera gustado que fuera distinto. Ahora, si me dices los tres años, yo digo que siempre se puede hacer mejor, pero nadie lo hizo mejor. Es una desilusión cómo terminaste, pero conseguiste logros importantes. Llegaste a semifinal y llegaste a la Champions del próximo año. Pero, ¿qué habría sido mejor? Haber jugado la final de la Champions. Ahí te vas feliz. Yo no me fui feliz, porque no lo hice. La exigencia mía va a ser siempre la más grande. De ahí a llevarlo a un fracaso...

Pellegrini recuerda la alegría que sintió al haber ganado la que para muchos es la mejor liga del mundo. Y dice que se emocionó. "Porque las emociones las siento, pero hay que saberlas controlar. No es que no las tenga", dice justo cuando llega su expreso doble a la mesa.

Por la diferencia horaria, Pellegrini admite que no ha visto ningún partido del City desde que dejó el equipo. Pero tiene claro que el plantel de Guardiola es de lujo, sobre todo con un arquero como Claudio Bravo. Aun cuando la crítica de la prensa inglesa ha sido dura con él.

-No es que a los ingleses les caiga mal Bravo. La prensa es fuerte con todo el mundo. Primero, porque la actividad vende mucho. Además, Claudio reemplazó a Joe Hart, que jugó en la selección de Inglaterra, y eso le agrega un adicional. Pero, si él pasó de la Real Sociedad al Barcelona y del Barcelona al Manchester City, es porque es el mejor arquero del mundo.

Territorio (des)conocido

-Ha estado 17 años en el extranjero, ¿cómo se ve Chile desde afuera?

-Creo que Chile era un país que estaba siempre en crecimiento, había una admiración porque era el país que más crecía en Sudamérica. Cuando yo venía, me daba la impresión de que el país seguía en movimiento. Estos tres últimos años tengo que decir que veo a la gente muy pesimista.

-Uno de los principales temas de malestar social y pesimismo que usted advierte tiene que ver con las AFP. Usted, de hecho, fue rostro de Cuprum.

-Yo dejé de ser rostro de la AFP hace dos años. Cuando se produjeron hechos que a mí no me gustaron, no fui más. Cambiaron los dueños y ahí me fui.

Medio en broma, medio en serio, Pellegrini dice que no habla de política, porque hace muchos años que no está en el país. Y desvía la conversación a su área, al fútbol.

-Es un país que está creciendo mucho futbolísticamente. Haber ganado dos copas América es muy importante.

-¿Qué le pareció la salida de Sampaoli?

-Me pareció... complicada. No creo que él haya tenido ninguna responsabilidad en todo el asunto económico; seguramente mucha gente firma igual que él. Así que creo que (las críticas) han sido un poco injustas con él. A lo mejor, para mi gusto, tomó una decisión equivocada al irse.

-Pero Sampaoli dijo que se sentía un rehén.

-Esas cosas yo no las analizo, porque no juzgo a colegas de profesión. Creo que hizo un muy buen trabajo, se fue con una imagen desgraciada, porque se enlodó todo el aspecto futbolístico. En cambio, lo de Jadue fue otra cosa. Fue inexplicable, inaceptable, todos los calificativos que tú le puedas poner. Es inentendible cómo una persona pudo engañar y mentir así.

El principal error, cree Pellegrini, fue haber puesto a Sergio Jadue a la cabeza de la ANFP.

-Yo creo que todo el mundo debería sentirse un poquito responsable de por qué lo eligieron a él presidente. Después hubo comités fiscalizadores dentro de la ANFP y nadie se dio cuenta. Hay dirigentes tan buenos para analizar a los técnicos y echarlos, sin tener ni siquiera conocimientos. Yo creo que tal vez tendrían que haber tenido un poquito más de conocimiento de lo que pasaba dentro de la ANFP. No puedo entender que una comisión fiscalizadora haya dicho que estaba todo en orden, siendo que faltaban papeles y no los pidieron. Entonces, hay responsabilidad, y fuerte. No he visto a nadie decir: "Sí, nos equivocamos".

Pellegrini rescata que, a pesar de los escándalos, Chile vive un buen momento en el fútbol gracias a una gran generación de futbolistas.

-Eso se ve reflejado en los resultados de la selección y Pizzi lo ha hecho muy bien. No es fácil reemplazar a una persona que ganó la primera Copa América y que tenía una continuidad después de Bielsa. A Pizzi le tocó complicado, porque además estaba enredada la parte directiva, la parte económica y la parte deportiva. Venir de un logro te produce un pequeño relajo, y yo creo que hasta el momento lo ha hecho fenómeno. Ojalá que eso se vea concretado con la clasificación al Mundial. Eso es muy importante, porque te permite el desarrollo del fútbol y una alegría a los hinchas que te apoyan, pero si eso no va paralelo del fútbol nacional en todos los sectores, tampoco sirve.

-¿Qué le falta al fútbol chileno?

-Yo creo que está en un proceso de desarrollo. En la medida en que mejoran los clubes, va a mejorar la competencia, y va a mejorar la formación de los juveniles, porque van a tener mayores recursos. Y la posibilidad de traer buenos jugadores a la selección adulta va a ser mayor. Hay todo un desarrollo paralelo a la selección que es importante, pero que a lo mejor no se capta y no se le da importancia. Pero tienes que llevarlo de forma constante en el tiempo. Que se interrumpa el proceso es un mal concepto de los clubes y de la selección.

-Cuatro veces le han ofrecido dirigir la selección, las cuatro ha dicho que no, ¿por qué?

-Tanto Harold Mayne-Nicholls, como Sergio Jadue, como Arturo Salah y anteriormente Antonio Martínez, me lo han ofrecido. Primero, siempre ocurrió cuando tenía un contrato vigente, y yo los contratos trato de cumplirlos siempre. En segundo lugar, porque la selección me aburre. El trabajo de cancha es en septiembre, octubre, noviembre y marzo. Y en junio, cuando hay Copa América. El resto tienes que trabajar en la oficina. Y a mí me gusta la cancha, me gusta estar día a día con los jugadores, me entretiene la competencia del domingo, la presión. Esa generación de adrenalina me hace vivir. Además, creo que no estoy preparado para la selección chilena.

-¿No?

-No conozco el medio; hace 17 años que me fui.

-¿Siente que necesita estar en un club local antes?

-No, porque no voy a dirigir acá.

-¿Por qué?

-No dirigiría otra vez un club en Sudamérica. Ya me acostumbré a otro estilo de dirigencia. Dirigí clubes en Europa 12 años, nunca tuve reuniones con la comisión de fútbol, como acá en Chile. A mí me gusta la independencia, y es como decirle a un gerente general lo que tiene que hacer. Y sobre todo es gente que, y esto lo digo con mucho respeto, es absolutamente ignorante en la actividad. Yo puedo saber de música, pero no puedo decirle a un director de orquesta que no lo está haciendo bien, porque uno es amateur y el otro es profesional.

-Y si le volvieran a preguntar si quiere dirigir la selección, ¿qué diría?

-Si en algún momento, cuando yo sienta que terminó mi carrera afuera, estoy aquí y puedo meterme dentro del fútbol chileno un tiempo y tengo la posibilidad de dirigir a la selección chilena para ir a un Mundial, puede ser. A lo mejor el de 2022.

-Qatar.

-No, después de Qatar. Estoy como nuevo.

Lejos otra vez

Encima de la mesa, el iPhone de Manuel Pellegrini recibe llamadas, mensajes, mails, alertas. Él, como ha practicado durante toda su carrera de entrenador, no se inmuta. Pero cuando mira su reloj, se da cuenta de que el tiempo corre en su contra para cumplir con una tarea que él mismo se impuso. "Hoy voy a ir a buscar a mi nieto al colegio", dice.

-El tema familiar debe ser difícil porque siempre ha estado lejos.

-Fue una decisión de mucho riesgo. Si me hubiese costado perder toda mi familia, no lo habría hecho. Pero en mi casa siempre me han apoyado. Yo me jugué la posibilidad de triunfar afuera solo. Si hubiera sabido que me iba a ir como me fue, tal vez me los habría llevado a todos. Porque es duro estar afuera, es duro estar solo. Pero, por otro lado, esta lejanía ha ayudado a acercarnos mucho, el fútbol nos ha unido. Somos una familia unida, atípicamente unida. Pero por supuesto que esta decisión ha tenido algunos contras, como haber perdido una parte de la juventud de mis hijos, fiestas familiares, no haber visto nacer a mis nietos.

-¿Cuál ha sido el rol de su mujer en todo esto?

-Es un pilar total. Tuvo una responsabilidad muy grande con mis tres hijos. Ella también tenía profesión y se vio obligada a extremarse. Y tener una relación conmigo no es tan fácil, porque le dedico muchas horas a la profesión. A lo mejor de 10 matrimonios, nueve fracasan estando lejos. Entonces, creo que hubo que ceder en muchas cosas.

-¿Alguna vez se ha sentido infeliz con esta carrera?

-No, nunca. Eso sí que nunca. Pero si tú me preguntas si yo tuviera otra vida, volvería a hacer esta carrera, te diría que no. Me habría gustado poder cantar, y poder hacer cosas que me encanta hacer y no sé hacerlas. Y no tengo vocación. Pero tengo vocación para esto y me he preparado para hacer todo lo que he logrado. Estoy feliz con mi carrera.

Emilio Pellegrini, su padre, cuenta el entrenador, anduvo en bicicleta hasta los 94 años. Su clave era la constancia. Así él era feliz, agrega.

-Tenía una frase que para mí es fundamental: "Haz hoy lo que hiciste ayer y no vas a envejecer". Creo que tengo un poco el carácter de él. Trato de cuidarme, pero me exijo siempre. 

-¿Hoy se siente realizado?

-Absolutamente. Si yo retrocediera en el tiempo hasta cuando tomé la decisión de estar en esta carrera, y alguien me dijera: "Vas a dirigir 12 años en Europa, vas a jugar siete Champions League, vas a ser reconocido en todo el mundo, vas a poder dirigir en el país que tú quieras", con una cuarta parte ya hubiera sido fenómeno. Pero creo que si logré más, fue porque nunca me conformé.

-¿Cómo se ve en 10 años?

-Con la mentalidad que tengo hoy. Como no puedo ver el futuro, no sé. Pero voy a tratar de hacer mañana lo mismo que hice ayer.

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