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El histórico 0-0 en Moscú sigue en el recuerdo:

El último secreto del "partido fantasma"

sábado, 26 de noviembre de 2016

Aldo Schiappacasse Desde Moscú
Deportes
El Mercurio

Un documental de la TV rusa devela los misterios del duelo entre Unión Soviética y Chile el 26 de septiembre de 1973. El Kremlin ordenó que no se transmitiera por radio ni televisión y que la policía se infiltrara en las tribunas. La razón era clara: antes de disputarse ya estaba claro que no se jugaría la revancha en Santiago si las condiciones no eran favorables.



D esde que se jugó el mítico partido clasificatorio entre Unión Soviética y Chile en 1973, la lucha por conseguir imágenes ha sido en vano. No hay más de seis fotos y ningún video.

Todos los esfuerzos periodísticos en Chile fracasaron. Y de acuerdo a las referencias, los rusos también. La razón es simple: el partido no se transmitió por orden de las autoridades soviéticas de la época. El productor Víctor Velásquez y el periodista Rodrigo Vera dieron con el archivo que entrega invaluables testimonios.

La tesis del "silenciamiento" está avalada por Kak Eto Builo (¿Cómo fue?), un programa de la TV estatal emitido el 20 de enero de 2000. La serie de reportajes fue realizada para revelar secretos de la era soviética, y este capítulo asegura que se buscaron infructuosamente imágenes del juego en los principales archivos de la TV rusa. Se entrevista a jugadores, dirigentes y testigos del encuentro y la conclusión es la misma: hubo órdenes del gobierno de Leonidas Brezhnev para no registrar uno de los duelos más importantes en la historia del fútbol chileno.

Integrante del Comité de Deportes en 1973 y encargado de la selección, el dirigente Viktor Ivonin recuerda: "Enver Mamedov, vicepresidente de la Radio y Televisión en la Unión Soviética, me llamó para decirme que el partido no se transmitiría. Y yo no podía insistir en sentido contrario. No me sorprendió demasiado, porque para la época era una llamada normal, había cosas que no se transmitían por orden oficial. Hubo otros partidos de otros deportes que tampoco fueron emitidos por considerarlos poco convenientes".

Ivonin, que llegaría a ser ministro de Deportes, agrega que "la orden era lógica, por la situación que el país vivía con Chile. Por eso mayormente no insistí. Fue un juego muy correcto y la selección de Chile salió muy determinada, pese a que sabían bien lo que estaba pasando en su país. Después que se fueron de Moscú viajaron a Francia y supimos que algunos ni siquiera volvieron a Chile".

El testimonio es refrendado por varios jugadores soviéticos que estuvieron en la cancha del Estadio Lenin y que destacan la actuación de Elías Figueroa y, sobre todo, del portero Juan Olivares, de quien uno de los testigos en la tribuna, Alexei Paromorov, dice que "jugó como nunca antes vi hacerlo a un arquero. Tuvo atajadas increíbles".

El defensor Vladimir Kaplichni enfatiza que "en Moscú no había ningún anuncio sobre el partido. Nos prohibieron hablar de este tema. Y no dejaron que los periodistas se acercaran a nosotros en los días previos ni en el estadio. Fue un partido absolutamente cerrado, sin televisión ni radio. El Estadio Luzhniki (antiguamente Lenin), todos lo saben, tiene capacidad para 100 mil personas, y cuando salimos al campo estaba lleno en dos tercios de su capacidad. Pero nadie podía grabar ni transmitir, y para eso gran parte de las gradas estaban llenas de policías".

Obligados a golear

El lateral Revaz Dzodzvashvili abre una nueva arista. "Cuando salimos a la cancha ya sabíamos que era posible que no fuéramos a la Copa del Mundo. Los jugadores ya lo intuíamos". El defensa Evgeniy Lovchev destaca la tensión: "Jugamos tranquilamente, es cierto. Pero había mucho nerviosismo en el ambiente, un aura inexplicable que lo invadía todo. Me parece que al percatarse de eso, los chilenos decidieron tomarlo como una ventaja, como un factor que les ayudaría. Ellos parecían serenos, calmos, pero con el correr de los minutos nosotros teníamos mucha tensión, porque sabíamos que era obligatorio ganar. Y por varios goles".

La razón es simple. El plantel intuía que no se presentarían en Santiago, lo que es ratificado por Ivonin, el dirigente, en el documental. "Al comienzo dijeron que sí. Esa fue la primera vez que la Unión Soviética no participaría en una Copa del Mundo. Había que jugar ida y vuelta, pero en Chile, pocos días antes, hubo un golpe de Estado y como consecuencia el general Pinochet tomó el poder. Ese régimen fue hostil hacia nosotros, pero era un hecho, ya sabíamos que no iríamos a la revancha porque el Estadio Nacional había sido usado como campo de concentración. Por eso la instrucción de nuestras autoridades había sido meter la mayor cantidad de goles en Moscú, porque si no íbamos a Santiago nos aplicarían una derrota de 3-0 como sanción, de acuerdo a las reglas. Como terminó en empate, ya no tenía sentido. Igual no iríamos a Chile".

Oleg Blokhin, su mejor figura -fue Balón de Oro en Europa- recuerda que "jugamos con tres delanteros, pero chocamos muchas veces contra su defensa. No pensábamos que harían una defensa tan cerrada". Kaplichni agrega otro hecho que también siempre estuvo en duda. Rusia sí viajó para una eventual revancha: "Estuvimos cerca de Santiago por muchos días. Visitamos Brasil, Costa Rica y otros países, porque siempre esperamos que se jugaría en otra parte, en un país neutral. Pero eso nunca pasó".

Así fue, o habría sido, cómo ese empate se transformó en "el partido fantasma". Una historia que, como muchas otras, parece increíble cuando la Guerra Fría es solo un lejano recuerdo.

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