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Relatos del letal delantero en la década del 40:

Alfonso Domínguez, la leyenda colocolina que acecha Paredes

lunes, 24 de octubre de 2016

Enzo Garrido Aguilar
Deportes
El Mercurio

El crack albo logró cinco campeonatos, tiene el mejor promedio de gol en la historia, convirtió 12 tripletes y marcó hasta cinco tantos en un partido. En el Cacique festejó 134 goles, y "Visogol" ya cuenta 132.



Esta es la historia de un crack llamado Alfonso Domínguez. El relato de uno de los centrodelanteros más letales que haya parido el fútbol nacional. Un jugador de características míticas y protagonista de una de las épocas gloriosas de Colo Colo.

Su nombre irrumpió estos días gracias a la campaña de Esteban Paredes, quien con los dos goles que le anotó el domingo pasado a Universidad de Concepción se ubicó cuarto en el ranking de anotadores históricos del club. El "Tanque" sumó 132 y superó a Severino Vasconcelos (131), por lo que quedó a solo dos de Domínguez. Más lejos están Francisco "Chamaco" Valdés (205) y el líder es Carlos Caszely (208).

Domínguez fue la estrella alba entre los años 1939 y 1947, con la interrupción de 1943, temporada en que jugó por la U: "En esos años todavía no estallaba la rivalidad entre ambos equipos, por lo que no tuvo problemas en volver, la rivalidad era con Magallanes. Domínguez, además, era el '9', es decir, el jugador más importante. Hay que recordar que solo con Pelé el '10' empezó a ser el mejor en el plantel", dice el historiador Sebastián Salinas, autor de "Por empuje y coraje. Los albos en la época amateur. 1925-1933".

"Era un jugador muy fuerte, de piernas largas y largas zancadas. Tenía un shoot de primera, casi nunca bajaba la cabeza y sacaba voleas como viniera la pelota. Y siempre, pero siempre, esperaba en la raya del área grande, desde ahí no fallaba", lo recuerda Fernando Araya, arquero albo miembro del plantel campeón invicto de 1941. Además de esa estrella, Domínguez aportó sus goles para los títulos de 1939, 1944 y 1947.

El ex meta agrega: "Entre Paredes y Alfonso puede haber similitudes, pero mi amigo era de área, pues ahí lo ubicaba el entrenador Franz Platko, que no se moviera del área. Platko jugaba con el sistema táctico W-M y todos alimentábamos a Domínguez. Ahora, a los atacantes les piden distintas tareas, que marquen, que centren y varias otras cosas", apunta Araya.

El alma del equipo, en todo caso, no era Domínguez, sino que Enrique "Tigre" Sorrel. "Ese andaba todo el día con las bromas, cantando, molestando por aquí o por allá. Antes concentrábamos los viernes, ese día entrenábamos, íbamos a los baños turcos y luego al Estadio Nacional, ahí alojábamos hasta el domingo, que era el día del partido", rememora Araya.

Amateurismo puro

Por esos años, ser ídolo de Colo Colo otorgaba un estatus efímero que se prolongaba apenas los días de cada partido, más una que otra palmada en la espalda. "Es que antes no había televisión, además los sueldos no eran tan altos. Por ejemplo, Alfonso trabajaba en una empresa textil, ya me voy a acordar del nombre... Bueno, en esos años había que pensar en tener otros ingresos. Además, uno pasaba desapercibido, nadie en la calle te abordaba, y solo después del partido una barra nos esperaba afuera y a ellos les firmábamos autógrafos. Pero nada más. ¡Vigueras!, esa era la empresa donde trabajaba", relata el ex portero, hoy con 94 años y privilegiada memoria.

La producción de Domínguez sería grito y plata. Convirtió 134 tantos con el equipo popular en 173 partidos, con un promedio de 0,77 gol por encuentro, marca que no ha sido igualada en el Cacique.

En su año de debut marcó en cinco ocasiones en el triunfo 9-1 en el clásico contra Magallanes y cuatro a Badminton, en la victoria 7-0. También con la camiseta alba, el impresionante Domínguez se inscribió con 12 tripletas y tres "póker".

"En dinero actual, una figura ganaba el equivalente a un millón o un millón y medio de pesos. No era mucho, debían tener otro trabajo, pero una vez finalizado el fútbol debían seguir empleados, para llegar a la vejez"contextualiza Salinas. "Creo que era menos plata, pero al final el fútbol era una actividad más en nuestras vidas, no es como ahora que cualquiera se hace millonario", apunta el historiador.

Domínguez se casó y tuvo siete hijos. José, de 72 años, es el mayor de ellos, fue el único que siguió una carrera de futbolista: en los 60 jugó en Wanderers. A nombre de su familia, se excusó de participar para este reportaje. Su madre, de 92 años, está viva, pero en un delicado estado de salud.

Domínguez vivió sus últimos días en el sector de Barrancas en Santiago. Murió sin riquezas y nunca en su historia el club se acercó a sus familiares.

Ídolo del "Talca"

"Poncho" fue el apodo que recibió en Santiago. "Venía de una zona campesina, por eso le decían así, por la indumentaria de los huasos", precisa Salinas.

En su ciudad natal es una leyenda del club Talca National, cuya sede antes se ubicaba en la calle 1 Oriente, cerca de la ribera del Piduco, y los Domínguez vivían en la calle Arenal, ubicada a pocos metros del "Talca", como se le conoce en el fútbol amateur.

"Mi abuelo siempre me habló de Alfonso Domínguez, que llegó al Talca, terminó en Colo Colo y la selección chilena. La sede del club se incendió y se perdieron todos los archivos, con sus fichas de jugador, los carnets de jugador, las copas y todos los recuerdos. Pero él me heredó una serie de recortes e historias de su época de jugador que coinciden con Domínguez", dice Jorge González, de 62 años, nieto de Sofanor Vega, central de los azul y blanco.

"En el Talca National es conocida la historia de los hermanos Domínguez: eran la delantera del equipo", destaca Salinas.

"Ya en la época de adulto, él y dos hermanos suyos, Ángel y Adán, estaban en el club. El primero jugaba como puntero y Alfonso anotaba. Quienes los vieron jugar dicen que eran una suerte de Leonel Sánchez y Carlos Campos. Él dejó nuestra institución con 24 años y en ese tiempo había pocos equipos, por lo que se hacían torneos con los de otras ciudades. Hasta que jugamos contra unos de Santiago y se lo llevaron. Desde ahí despegó", acota González.

Hay muchas anécdotas. "Una es que apostaban quién cabeceaba más fuerte. Lanzaban el balón unos 20 metros hacia arriba y el que perdía recibía una patada. En una ocasión perdió Ángel y mi abuelo le dio una patada tan fuerte que lo lesionó. Lo peor es que al día siguiente jugaban una final en Curicó y Alfonso se quedó sin su hermano y compañero".

FORMADO EN TALCA NATIONAL, DOMÍNGUEZ JUGÓ EN BADMINTON (1937), UNIÓN ESPAÑOLA (1937-1938), COLO COLO (1939-1943), LA U (1943) Y OTRA VEZ COLO COLO (1944-1947).

CON LA SELECCIÓN CHILENA, "PONCHO" JUGÓ LOS SUDAMERICANOS DE 1939, 1941 Y 1942: JUGÓ 12 PARTIDOS Y MARCÓ TRES GOLES.

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