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El proyecto es de dos académicos de la Universidad de La Frontera:

Rescatan el imponente acervo fotográfico de las misiones capuchinas en La Araucanía

domingo, 23 de octubre de 2016

Romina de la Sotta Donoso
Cultura
El Mercurio

Un nuevo libro reúne más de cien desconocidas imágenes que dan cuenta del quehacer religioso entre fines del siglo XIX e inicios del XX.



Con apoyo de Fondecyt, los académicos de la Universidad de La Frontera Jaime Flores y Alonso Azócar publican juntos "Evangelizar, civilizar y chilenizar a los mapuche. Fotografías de la acción de los misioneros capuchinos en la Araucanía" (Ediciones UFRO y Editorial Universidad de Sevilla). El volumen es bilingüe -mapudungun-español- tiene 262 páginas y recupera ese olvidado patrimonio.

Las fuentes fundamentales para este estudio fueron el Archivo Capuchino del Vicariato Apostólico de La Araucanía y los archivos que tienen en Alemania e Italia los capuchinos bávaros. "Poco a poco logramos digitalizar varios miles de fotografías, lo que nos permitió hacer un trabajo en profundidad del discurso capuchino sobre los mapuches", apunta Azócar.

Con prólogo de Jorge Pinto, Premio Nacional de Historia 2012, el libro incluye un centenar de fotografías históricas. Hay inexorables paisajes e iglesias pulcras y sencillas. También niños sin zapatos y con grandes cuadernos, y jovencitos haciendo gimnasia, aprendiendo un oficio o cantando en un coro. Hay hermanos navegando y monjas cabalgando.

Este acervo fotográfico es abundante y singular, según Azócar: "Se aleja notoriamente de fotografías sobre pueblos originarios realizadas desde la antropología y la criminología, que relacionan características fenotípicas con criminalidad, brutalidad y falta de inteligencia". Alerta, eso sí, que "nos presenta al mapuche como un buen salvaje, es decir, evangelizable, civilizable, chilenizable".

Abusos y atropellos

Los 12 capuchinos italianos que llegaron en 1848 quedaron a cargo de la provincia de Valdivia y de la diócesis de San Carlos de Ancud. Limitaban con los franciscanos en los ríos Cautín e Imperial."Hasta 1881, La Araucanía estaba bajo dominio mapuche, y existía una fuerte resistencia a las misiones, y algunas se constituyeron como 'espacio de castigo' para los mapuche, por ejemplo, Bajo Imperial (actual Puerto Saavedra). Y detrás de las misiones llegaron el Ejército y la Marina para ocupar La Araucanía", detalla Flores. Y explica que en 1881 parte una nueva etapa con la derrota militar mapuche: "Algunos longko reunieron a su gente y le plantearon la disyuntiva de 'fuertes militares o misiones'. Entonces los misioneros constituyeron una suerte de 'mal menor'".

Mientras la Iglesia ponía el acento en la evangelización, el Estado lo hizo en la chilenización de los mapuches. Como resultado, los misioneros cumplieron también un rol de intermediadores.

"Los misioneros bávaros, que llegaron a reemplazar a los italianos a partir de 1896, hacen constantes gestiones ante las autoridades judiciales por las usurpaciones de que eran objeto los mapuche, con muy pocos resultados positivos. Por ello optan por utilizar el 'cuarto poder' en busca de una sanción moral que frenase lo que ocurría en La Araucanía", aclara Flores.

Los retratos que sistemáticamente hacían los misioneros eran publicados en sus propias revistas y además los convertían en tarjetas postales. "Las postales editadas por los capuchinos, además de difundir su acción misionera en La Araucanía, fueron textos de propaganda que explícitamente solicitaban apoyo económico para financiar su trabajo evangelizador", explica Azócar.

En el reverso se indica, por ejemplo, que por una limosna de 50 centavos a la misión se obtiene una postal y un Almanaque Franciscano. Había todo tipo de promociones. Un anuncio de 1912 aseguraba que "por una limosna de 40 marcos Ud. puede elegir a su gusto el nombre para bautizar a un niño indígena", además de recibir de por vida el almanaque y numerosas postales.

El modelo funcionaba: con lo recaudado por 3.000 copias de una imagen de "Juan Fernández y la cueva de Robinson", el padre Sigifredo financió la edificación de una iglesia en Panguipulli.

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