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Es la primera vez que un sacerdote no europeo es elegido "Papa Negro":

Jesuitas escogen a Arturo Sosa, un crítico del chavismo, como superior general

sábado, 15 de octubre de 2016

GASPAR RAMÍREZ
Internacional
El Mercurio

La elección del venezolano se da después que el arzobispo de Mérida, Baltazar Porras, también detractor del gobierno de Maduro, fuera designado cardenal.



El 14 de agosto de 2014, Arturo Sosa Abascal dijo: "La primera anotación que haría sobre el chavismo es que estamos al frente de un sistema de dominación, no frente a un sistema político que tiene legitimidad para funcionar tranquilamente". Ayer, dos años y dos meses después de esa conferencia en el Centro de Fe y Culturas de Medellín, Colombia, el sacerdote venezolano fue escogido Superior de la Congregación General de la Compañía de Jesús, la autoridad máxima de los jesuitas, una elección tan religiosa como política.

Sosa, de 67 años, doctor en Ciencias Políticas, reemplaza al renunciado español Adolfo Nicolás, y es el primer no europeo en convertirse en "Papa Negro" -como es conocido el cargo superior jesuita- desde que San Ignacio de Loyola fundó la congregación en 1540.

El jesuita ocupaba el cargo de delegado para la Curia y las casas y obras interprovinciales de la Compañía de Jesús en Roma. Sosa es autor de libros sobre la democracia y dictadura en la Venezuela, colonialismo, emancipación y pensamiento político.

El religioso es cercano al Papa Francisco, también jesuita, y como el Pontífice argentino, el venezolano es considerado un cura de acción, de la calle. Por lo que la designación fue interpretada como parte del nuevo período de "universalización" iniciado por Francisco desde que llegó al Vaticano en 2013.

El sacerdote Juan Díaz coincidió dos veces con Sosa: en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, y cuando ambos fueron principales jesuitas de Chile y Venezuela, respectivamente. Díaz recuerda a Sosa como alguien preparado, inteligente, alegre, con mucha conciencia social, un "buen general" para la Compañía de Jesús.

La designación de Sosa se debe a "la gran preocupación del Vaticano con America Latina donde residen 40% de los católicos del mundo, pero donde la Iglesia ha sufrido una verdadera hemorragia de fieles desde los años 70", dice Andrew Chesnut, experto en religión en América Latina y profesor de la Universidad de Virginia Commonwealth.

No fue la única interpretación al nombramiento de Sosa.

De cerca

Sosa fue superior provincial de los jesuitas en Venezuela entre 1996 y 2004, años del crecimiento, padecimiento y consolidación del chavismo: Hugo Chávez asumió la presidencia en febrero de 1999, en 2002 sufrió un intento de golpe de Estado, en 2004 se impuso en un referéndum revocatorio -el mismo mecanismo que ahora impulsa la oposición al gobierno del Presidente Nicolás Maduro-, y después se volvió imbatible. Hasta que murió, en marzo de 2013, de cáncer.

Como provincial jesuita, Sosa dirigía las escuelas Fe y Alegría, que trabajaban con los más pobres, y el Centro Gumilla, un instituto de investigación social que edita la revista Comunicación.

Por eso, porque conoce bien el proceso, el nuevo "Papa Negro" ha criticado la forma en que el chavismo conecta con las masas pobres. Como en esa conferencia de hace dos años y dos meses en Medellín, donde dijo: "La distribución de las rentas no es un problema solo económico, de justicia social, de que la gente tenga cómo recibir sus recursos, sino que además se convierte en la manera cómo se obtiene y se mantiene el apoyo político. Para poder entrar en la red (de beneficio estatal), tú tienes que apoyar el uso de la renta, no es por justicia, no es que a ti te corresponde y yo (Estado) te lo doy si tú lealmente me soportas".

Díaz recuerda que al principio Sosa estaba esperanzado con un proceso que se preocupaba por los pobres, pero después "estaba bastante preocupado" por el camino que siguió el gobierno.

La llegada de Sosa a la dirigencia jesuita coincide con que el Vaticano aceptó mediar en la crisis venezolana por el referéndum revocatorio del mandato de Maduro, en el poder desde 2013.

El nombramiento de Sosa se dio, además, cinco días después de que el Papa Francisco designara cardenal a Baltazar Porras, arzobispo de Mérida. Porras, tal como el jesuita Sosa, es un crítico duro del chavismo. En 2006, el arzobispo que será ordenado cardenal en noviembre cuestionaba a Chávez por incluir en sus discursos un lenguaje religioso, donde mezclaba cristianismo con socialismo para mantener a los ciudadanos de su lado, y desviar la atención de los problemas fundamentales del país, como la pobreza, la inseguridad y el desempleo, recordó el diario El Nacional.

"La elección de los dos señala una clara posición del Vaticano frente a la situación política y eclesial de Venezuela. Los dos clérigos han sido fuertes críticos del chavismo. Sosa ha caracterizado el régimen como una 'tiranía popular'", dice Chesnut.

El experto comenta que "la diplomacia internacional ha sido uno de los pilares del pontificado de Francisco y tras el reciente rechazo del acuerdo de paz en Colombia, el Vaticano busca una resolución exitosa del conflicto político en el país vecino".

En su conferencia de Medellín, Sosa comparó los dos casos: "En Venezuela no hay el conflicto armado en las mismas condiciones (que en Colombia), pero sí hay que hacer un proceso de reconciliación. Quizás no el mismo, pero sí un proceso de reconciliación para que la legitimidad tenga pie y tenga sustento".

Ahora, en el poder, tal vez el padre Sosa y el Vaticano podrán hacer algo por este proceso de reconciliación.

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