Francisca Sutil dejó definitivamente la ciudad de Santiago. Vendió su departamento y también su emblemático taller tipo loft neoyorquino que tenía en Providencia. La artista está radicada en la V Región, en un campo familiar ubicado a minutos del mar. Y allí, en medio de cerros y árboles nativos y centenarios, levantó una casa extendida de un piso, que dialoga con el paisaje. Una construcción minimalista y estética, como su obra. A pasos de su nuevo hábitat, luego de cruzar una pequeña quebrada, hizo un amplio y luminoso taller. Ese que requiere para desarrollar sus también monumentales obras, sean óleos o diversas técnicas sobre papel. Allí trabaja pigmentos y experimenta nuevas abstracciones, tal vez ahora no tan rigurosamente abstractas. Por primera vez, Francisca Sutil -celebrada por sus trabajos en un papel de algodón que creó a fines de los años 70- decidió mostrar las piezas y series que mantenía sin exhibir sobre ese material, en 40 años de trayectoria. Exhibirá cerca de 100 obras desde su época de estudiante de grabado en la Universidad Católica, y en el Pratt Institute de Nueva York, pasando por lo realizado durante sus intensos y fructíferos 16 años que vivió en Manhattan hasta su serie "Mute". La muestra se tomará los rincones expositivos de la galería. Habrá óleo sobre papel, pastel graso, acuarelas, dibujos a carboncillo y grabados de diferentes técnicas, y algo de obras con ese celebrado papel de algodón hecho por ella. "Será una antología un poco fuera de lo habitual a como se muestra el arte idealmente hoy, en el que se busca que las obras estén espaciadas. No es aquí el propósito, sino qué pasa con la trayectoria del artista, cómo trataba el papel cuando empecé, cómo ha sido el carácter. Me interesa. ¡Me entretiene!". "Necesité más profundidad" -¿Por qué el título "La voluntad del silencio" de estos trabajos? "El silencio responde a un dejarse llevar por el espíritu para que la obra nazca. Es el no interrumpir el proceso creativo interno. Mi obra se aleja del concepto. Los resultados ocurren de repente y son misteriosos en su origen. En cuanto a la calidad de las piezas, todas las que yo guardo estoy conforme con ellas. He ido siempre guardando algunas, ¡para mí y para mi futuro!". -Muchos quisieran que volviera a retomar el trabajo con ese papel de pulpa de algodón, que valió un reconocimiento unánime. "La verdad es que afuera me decían incluso "The paper lady". Pero abandoné esa obra porque necesitaba más profundidad. La gracia que tenían era lo plano, con textura, pero más relacionadas con el tapiz. No se relacionaban con crear atmósferas y yo estaba interesada en la profundidad. Empecé a pintar y tuve que abandonar el papel. Además, por razones prácticas: no había espacio para pintar y además fabricar el handmade paper requiere de un taller dedicado a eso. Y nunca he trabajado con dos materiales a la vez". -Entiendo que veremos algo de sus papeles hechos a mano, los handmade paper s que son una obra en sí . "Solo dos, y los incorporé porque mantienen el aspecto de trabajo íntimo y anuncian lo que viene. Hay otros (similares) que son pastel graso sobre papel hecho por mí. Va un muro completo con esos trabajos". -¿Responde a una transición? "No necesariamente. Los hand made papers los hice durante más de 15 años y los dejé en 1986 para internarme en la pintura. En tanto, los pasteles grasos coincidieron con lo último que hice justo después que nació mi hija Olimpia. Fue un período en que no podía levantar baldes de pulpa para ese trabajo físico que significaba hacerlo. Guardé, eso sí, algunos papeles, algún día voy a intervenirlos. Son papeles muy sólidos en cien por ciento fibra de algodón". Belleza: emoción o pregunta -Hay un texto que escogió de la artista Agnes Martin, de quien se abre hoy una gran retrospectiva en el Guggenheim de Nueva York. Ella dice: "Cuando pienso en arte, pienso en belleza", una frase que parece ir contra la modernidad. "Me siento muy identificada con ese texto precioso que escribió en 1989. Y coincido con ella en el sentido de que la belleza no es un aspecto solo estético, sino de orden, de armonía, y tiene que emocionar o dejar alguna pregunta. Por eso yo hablo de la dificultad de trabajar en el arte con las ideas. Respeto mucho ese arte, el conceptual, pero estoy en otra mirada. En el inconsciente de mi trabajo está el cómo ser capaz de mover lo más humano. Una obra de Rothko, por ejemplo, independiente de que sea de los años 40 y que fue la primera que tuvo Estados Unidos como propia, dice algo. Eso me pasa con una pintura de Agnes Martin". -Usted fue tal vez la primera artista aquí en hablar del alemán Gerhard Richter. ¿Qué toma hoy de él? "La verdad es que nunca he sentido que mis obras tengan relación con algo que haya visto, ni del mundo natural ni artístico. Hay solo una etapa, la del papel, de 1983-84, que tiene cierta relación con Ellsworth Kelly. Pero con Richter o Rothko siento que somos como primos hermanos. En el sentido de que usamos nuestro mundo de expresión como una fuente. En mis acuarelas, por ejemplo, la fuente es solo el color. En la serie "Mute" es la forma, el color es menos importante. Aunque aprecio a Richter como un gran artista, en especial por su obra abstracta. Me identifica aquella más monocromática, la roja principalmente. Y una serie de pinturas monumentales en tonos grises que mostró en Venecia en 2012. Pero no tomo de él". Contabiliza el tiempo Su serie en papel "Transformation", aquella de acuarela con franjas de fuertes colores que se van diluyendo, tiene que ver con la vida y con la muerte. Todo es con base en el color, reconoce. Más monocroma, en cambio, es "Anticipation": "También de puro color, y se relaciona con la belleza". Su actual serie "Mute", con tinta china, acuarela, o grabado y aguafuerte sobre papel, la reconoce como más gráfica. "Aunque tiene el mismo valor para mí. Lo importante es que el arte hable". -¿Cómo ve el creciente auge de obras en papel en estos últimos años en Chile? "Más allá de lo que sucede aquí, que no lo he observado con detención, la historia da cuenta de que al principio del modernismo se consideraba que tal vez las obras en papel eran menores. Muchas eran estudios. Pero eso fue dejando de ser al menos hace 80 años. No se puede considerar que los cutouts de Matisse son menos importantes que sus pinturas. Ese orden existe solo a nivel de conservación. Cuando el papel ha sido trabajado bien no es de preocupación. Y lo más feble tampoco le quita mérito a la obra. Los conservadores, eso sí, sufren con la pintura pop de un Rauschenberg, con los abstractos expresionistas que usaban papeles raros". -En su caso, ¿hay quizá una búsqueda de perfección? ¿Qué pasa con los desaciertos? "No tengo una búsqueda de perfección, lo que sí es que me dejo llevar por esa voluntad que llamo del silencio. Que el resultado sea algo que me sorprenda. Algunas de las últimas obras de 'Mute' tienen más de 2 metros de alto y me estoy dejando llevar por una forma que indica cómo va la siguiente". -En una de esas obras aparece una figura como vegetal, una forma reconocible. "Sí. He hecho como dos y me gustaría saber qué pasa con eso. Podrían salir formas". -¿Y cómo va trabajando esta serie, como de lágrimas, muchas de estas piezas en gran formato?... "Es una pincelada tras otra. Es un trabajo casi de meditación. Cargo el pincel con una cantidad de pintura, con cierta viscosidad y cantidad de color, y voy cargándolo con más o menos golpe, en una dirección u otra. -Usa escalera. "Siempre trabajo en horizontal sobre una mesa. Me permite controlarlo. Para la serie 'Spaces', como las franjas de colores tenían que quedar derechas, las podía mover y dominar sin chorrear". -Sobre la serie "Mute", el poeta, crítico y curador John Yau habla que contabiliza el tiempo. "Esa observación que tuvo Yau la encuentro brillante. También lo hizo con series como 'Spaces'. Hay una búsqueda de profundizar y está esa situación en que vas aplicando las franjas contando el tiempo. Un, dos, tres; un, dos, tres -Francisca se para, empieza a caminar y literalmente se pone a contar ensimismada como si estuviera pintando o tal vez haciendo ejercicios-. Eso ocurre físicamente en un tiempo. Voy marcando el tiempo con el pincel, esto es como una historia". -Y las diversas obras en papel, ¿las hace de una vez para no perder el ritmo de cada una? "Cuando son de un tamaño razonable que puedo abarcar lo hago en un día. Porque uno tiene que ser continua con ellas. Cada una de ellas tiene un espíritu y si se dejan esperar, ese espíritu propio de la pieza tal vez ya no estará. Requiere de una enorme concentración, pues si pienso entre aplicación y aplicación, lo haría mal".