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Dra. Emilia Zegpi Trueba, Dermatóloga:

"El uso regular de un fotoprotector es básico para evitar o retardar lesiones cutáneas"

jueves, 29 de septiembre de 2016


Ediciones Especiales
El Mercurio




Las quemaduras solares en la piel de las personas pueden tener efectos variados en profundidad y consecuencias.

La mayor cercanía al sol de nuestro hemisferio sur en la época de primavera y verano conlleva a una mayor exposición de la piel a los rayos solares. Adultos y niños debemos estar cada vez más protegidos debido a que los rayos pasan con más facilidad hasta la superficie terrestre debido al debilitamiento de la capa de ozono, protector natural de la Tierra.

La doctora Emilia Zegpi, dermatóloga de Clínica Santa María y profesora agregada de la Universidad de Chile, señala que "los rayos solares son el mayor estimulante de la pigmentación cutánea a través de un proceso de melanogénesis que se traduce en un incremento en la formación del pigmento natural melanina".

Agrega que, al exponernos al sol, el broncearnos es un mecanismo natural y protector del organismo.

Y si bien en un comienzo este proceso es reversible, cuando la exposición se prolonga en el tiempo, la piel de las áreas más expuestas como rostro, cuello, escote además del dorso de manos y antebrazos, se mancha y engruesa. Asimismo, la piel se vuelve rugosa y aparecen las poco estéticas manchas solares, denominadas lentigos.

"Si la exposición es mayor en el tiempo, aparecen lesiones queratósicas precancerosas como queratosis actínicas y, finalmente, cánceres cutáneos. De tal forma que la prevención mediante el uso regular de un fotoprotector es básico para retardar o evitar la aparición  de estas lesiones", sentencia la dermatóloga.

La profesional de la Clínica Santa María agrega que es bueno recordar que la radiación ultravioleta se clasifica de acuerdo a su longitud de onda en UVC ,UVB y UVA.

Los rayos UVC tienen longitudes más cortas (200-280 nm), son  altamente energéticos y peligrosos, "pero afortunadamente son absorbidos en su totalidad por la capa de ozono", indica.

Agrega que los UVB (280-320 nm) y los UVA (320-400 nm) "penetran la piel causando serios daños a nivel celular y ultraestructural en el ADN celular. Los rayos UVB provocan, en forma aguda, eritema y quemadura solar y, a largo plazo, son carcinogénicos. Es decir, están implicados en distintos tipos de cáncer cutáneo". En tanto, "los rayos UVA, menos energéticos, pero más abundantes y persistentes a lo largo del día, se asocian más a envejecimiento prematuro pero también a cánceres cutáneos".

Para prevenir el daño en la piel causado por los rayos solares, es necesario usar elementos protectores, uno de los cuales es el fotoprotector solar.

La doctora Emilia Zegpi indica que para escoger un producto protector de la piel hay que fijarse en el Factor de Protección Solar o SPF. Este "es un índice que describe las propiedades protectoras de un producto contra los rayos UVB y, de este modo, contra la quemadura solar". De modo que "un SPF 15 nos informa que la dosis de radiación que se necesita para producir una quemadura solar es 15 veces más y en un SPF 50 es 50 veces más. La elección del producto dependerá del fototipo de piel -mientras más blanco y más exposición al sol- necesito un factor más alto para protegerme", explica.

Daños en la piel

Los efectos de las quemaduras solares en la piel de las personas pueden ser variados en profundidad y consecuencias. La doctora Emilia Zegpi explica que inicialmente "lo característico en la piel es la quemadura solar. La piel se torna sensible, dolorosa, se inflama y pueden aparecer ampollas y, a nivel sistémico fiebre, deshidratación y compromiso del estado general" cuando el compromiso es mayor.

Agrega que por la exposición crónica o prolongada al sol sin la protección adecuada se producen manchas permanentes, las que van desde las típicas pecas a los léntigos solares que son manchas planas de color café claro a café oscuro de 2-4 mm. Estas son únicas o múltiples, de forma irregular y se ubican en sitios expuestos como el rostro, el escote y el dorso de las manos.

"Es posible, por otro lado, presentar manchas oscuras si hay daño previo de la piel como una quemadura térmica, abrasiones, cicatrices recientes u otro cuadro inflamatorio que afecte la piel como, por ejemplo, el acné".

Un caso de daño particular en la piel es el que se denomina melasma. "El melasma es un desorden frecuente de hiperpigmentación facial, adquirido, que afecta  principalmente a mujeres en edad fértil, con piel morena y más frecuente en latinas, afroamericanas y asiáticas", indica la dermatóloga y profesora de la Universidad de Chile. Puntualiza que este melasma "se caracteriza por áreas híper pigmentadas de un color café claro a oscuro, irregulares y confluentes, simétricas que pueden afectar mejillas, frente y labios superiores".

El principal factor gatillante del melasma es la exposición solar, presentándose con mayor frecuencia e intensidad en el verano y mejorando en el invierno.

Sin embargo, hay otros factores implicados como son los hormonales asociados al embarazo y el uso de anticonceptivos orales, por los estrógenos y progesterona que contienen estos. El embarazo también inicia o aumenta este cuadro con mucha frecuencia.

 

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