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Gobierno compromete colaboración para dar con el paradero del economista:

En busca del origen de la supuesta enfermedad que tiene a Rafael Garay en la polémica

domingo, 25 de septiembre de 2016

Lilian Olivares
Nacional
El Mercurio

Fiscal Morales fundamentó su petición de captura afirmando que sus dudas se extienden al mal que lo afectaría. Dudas que compartiría su polola -enfermera de oncología- y que se las hizo saber a la PDI.



Ayer limpiaron su buzón de voz.

El del economista Rafael Garay Pita de 40 años. Hasta el día anterior, cuando alguien marcaba el número de su celular una grabación indicaba que el buzón estaba lleno. Pudo ser él mismo. O la policía, luego que se decretara una orden de captura internacional en su contra.

El otrora destacado economista destronó a muchos en las artes de traducir los aspectos económicos y financieros al lenguaje común. También era un aventajado en las artes marciales como sensei de kudo, en el que figura como cuarto dan. Se desplazaba en un Mercedes Benz del año. Y tenía su propia fórmula para mejorar las pensiones: que el Estado depositara un millón de pesos a cada chileno al momento de nacer.

Pero lo que verdaderamente hizo único a Garay fue su anuncio, el 13 de junio, a través de Facebook, contando que tenía un tipo de cáncer cerebral en estado terminal y que estaba ordenando todo para dedicarse a enfrentar lo que le quedaba de vida.

En julio estuvo fuera del país y desde un lugar que dijo ser París llamó, entre otros, a dos personas: su entonces amigo, el periodista y conductor Iván Núñez, y su entonces abogado Ángel Valencia, quien el jueves renunció a seguir representándolo. Núñez contó que lo llamó a eso de las cuatro de la madrugada y escuchaba ruido ambiente de enfermeras, máquinas... como si estuviera en una clínica. Y Garay estaba con dolores, decía, y llegó a llorar. Lo mismo experimentó Valencia cuando recibió su llamada.

Sufrimiento que al economista no le era extraño, pues su polola es una enfermera de 34 años y que trabaja hace por lo menos dos años en la Unidad de Oncología de un hospital de niños. En su Facebook se puede leer que llama a sus pequeños pacientes como sus "angelitos".

Quería dejar testamento por su hijo

Con el glioblastoma alojado muy cerca del cerebelo, según decía, viajó en agosto a Argentina con su polola. Lo hizo por tierra y en un Mercedez Benz flamante, de acuerdo a quienes lo conocen.

El hombre estaba contento. Iba a ser padre y eso lo hacía feliz, le comentó a su abogado.

En la conserjería del edificio del Barrio Bellavista, donde tiene un departamento, se acumulan los papeles que le han dejado durante los últimos 20 días.

No dejó nada dicho ahí. Ni siquiera al joven que le limpia su propiedad en el piso 16. Los empleados se enteraron de que había desaparecido cuando vieron una portada de Las Últimas Noticias con su imagen.

Esa, que fue su casa, la había transformado en oficina, pero mantiene un dormitorio. Ahí, conserva, por ejemplo, sus equipos de artes marciales.

Su residencia está en La Dehesa, donde vive en un departamento que no parece ostentoso. Es el lugar donde lo visitaron sus cercanos: amigos, abogado y polola.

Aunque ellos conocían de su enfermedad, sabían que Garay es un hombre fuerte. Por tanto, que ocultara sus síntomas no les extrañaba.

Pero verbalizó una preocupación. Así se lo hizo ver a su abogado, a quien le dijo que quería dejar un testamento. El abogado, en vista de lo avanzado del cáncer que indicaba Garay, le planteó que para ello debía hacerse un examen médico donde el doctor constatara que estaba con sus facultades mentales normales. Sin embargo, Garay no accedió a la petición, según relatan quienes conocieron el hecho. Su abogado se planteó que debido a la condición clínica que esgrimía Garay, tendría otras cosas más urgentes que hacer, como pasar su tiempo con sus seres queridos.

Y así fue como el 4 de septiembre abandonó Chile, pasó por París, estuvo unos días en Tailandia y reapareció en Rumania, donde se acercó al consulado de Bucarest a pedir un certificado de soltería.

Al enterarse, su polola habría comenzado a atar cabos. Fue entonces que decidió acercarse a la PDI y realizar una declaración voluntaria. Ahí dijo que "nunca pudo establecer la existencia de la enfermedad" que decía tener su pareja, de acuerdo a lo informado por la radio Bío-Bío. Y había más: se había enterado de que Rafael había tomado previamente contacto con una mujer en Rumania, a través de internet, con quien había iniciado una relación sentimental.

"Irradiado en planta nuclear"

Analizando el posible origen de su mal, en una entrevista televisiva Garay explicó que en marzo de 2011 se le perdieron dos amigos que vivían en la playa próxima a Sendai, donde fue el epicentro del terremoto- tsunami que afectó a Japón. Para buscarlos, "no me quedaba otra que meterme a la planta nuclear, que estaba con fuga. Esa radiación me pudo haber generado algo", dijo el economista.

"Vamos a colaborar"

Ayer, durante un gabinete regional en Concepción, ciudad natal de Garay, el vocero de Gobierno, Marcelo Díaz, consultado por el caso, dijo: "Vamos a colaborar en todo lo que nos sea posible y pertinente, es lo que hemos hecho a través de la Cancillería".

El fiscal Morales, cuando pidió su detención al juez Ponciano Sallés, del Séptimo Juzgado de Garantía, se refirió a las querellas y denuncias que pesan hoy sobre Garay por presunta estafa. Pero también abordó otro aspecto: el de su salud. "Considerando que el imputado ha señalado públicamente que está aquejado de un cáncer, pero que no hay datos de la efectividad de lo anterior, es posible que su enfermedad haya sido utilizada como parte del engaño para mantener el negocio y no restituir los dineros administrados", aseguró.

Por la misma razón, la fiscalía pidió que las clínicas u hospitales en que se haya atendido Garay remitan su ficha completa y el historial de atenciones, medida adoptada por el tribunal.

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