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Agencia tendrá prioridad sobre la fiscalía:

Los planes de Putin para resucitar al KGB

domingo, 25 de septiembre de 2016

Xavier Colás El Mundo
Internacional
El Mercurio

El Presidente de Rusia reformará los servicios secretos, uniéndolos en forma de ministerio para un mando más centralizado.



Antes de cumplir un año en el Kremlin, Vladimir Putin reinstauró el himno soviético, aunque con una letra distinta. Los que le acusaron de estar intentando reconstruir algunas piezas del régimen anterior no sospechaban que, quince años después, el mismo Presidente traería de vuelta una joya soviética mucho más pesada que una partitura: la península de Crimea.

Esta semana, mientras la innegable victoria en las parlamentarias del partido gobernante Rusia Unida era 'digerida' por la clase media rusa, se filtraba a los medios que la tapa del baúl rojo de los recuerdos vuelve a abrirse: el KGB (o más bien el MGB, que precedió al famoso servicio secreto en los años 40) prepara su regreso como un ministerio.

Moscú planea relanzar los servicios secretos bajo una gran reorganización de sus fuerzas de seguridad y de inteligencia. El diario Kommersant ha adelantado que habrá un nuevo Ministerio de Seguridad del Estado y, si la noticia es cierta, el nuevo MGB tendrá poderes casi ilimitados, tal como los tenía el KGB: supervisará procesos judiciales y tendrá prioridad sobre la Fiscalía. Preguntado por el tema, el Kremlin ha guardado un llamativo silencio.

De esta manera quedarán unidos el Servicio Federal de Seguridad, el Servicio de Inteligencia Exterior, y buena parte del Servicio Federal de Protección, que custodia a los altos cargos del gobierno. Así, el mando quedará mucho más centralizado, y Putin podrá supervisar las acciones de los servicios en persona. Su círculo de leales ya no necesita ser tan amplio, y puede fiarse de menos gente.

Desde la llegada de Putin al poder hace 16 años los miembros de los servicios secretos han ganado protagonismo en todo tipo de puestos a lo largo del enorme organigrama estatal ruso (el propio Presidente fue agente del KGB entre 1975 y 1991).

Pero ahora, el entorno del Presidente está en manos de una segunda generación con menor proyección política, ajena a los tiempos del KGB y que debe a Putin el 100% de su carrera política.

Una idea de Stalin

La reforma integral, que sucederá antes de las presidenciales de 2018, ya se atisbó en la primavera (boreal) con la fundación de la Guardia Nacional. Esta nueva organización fue creada sobre la base de las unidades militares del Ministerio del Interior y está bajo el mando personal de Putin. Con 200 mil integrantes y destinada a contener desórdenes callejeros, hoy es más bien un contrapeso de vigilancia sin capacidad de investigación. En la cúpula se encuentra un antiguo guardaespaldas del Presidente, Viktor Zolotov, que no tiene movilizaciones que reprimir porque la oposición no logra involucrar a la ciudadanía en su pulso al poder.

Ni la idea ni las siglas MGB son nuevas: el Ministerio de Seguridad Estatal lo creó Joseph Stalin en 1946. Conllevó una oleada de represión entre los distintos eslabones del régimen, aunque muchas acusaciones resultaron ser falsas. No desapareció hasta la muerte en 1953 del dictador, cuya figura aprueban hoy el 52% de los rusos.

"El KGB nunca fue un servicio secreto como los de Occidente, su prioridad era proteger al régimen, no a los ciudadanos", recuerda Andrei Soldatov, especialista en servicios secretos y autor del libro 'La nueva nobleza' sobre el auge de los organismos de inteligencia en Rusia.

Para matar al 'alma política' del KGB y su leyenda negra de represiones y conspiraciones golpistas, el Presidente Boris Yeltsin troceó la agencia. Durante estos años Putin ha resistido la tentación de crear una 'superagencia', pero sí ha sustituido el incómodo término "disidente" por el difuso "extremista".

Hoy la reforma atiende un escenario distinto del que imperaba cuando Putin llegó al poder. Rusia tiene un papel de primer orden: sus fuerzas realizan misiones en Ucrania y Siria, donde han operado distintos servicios secretos. Moldavia, los Bálticos, el Cáucaso y diversos rincones de la vieja URSS pueden ser nuevos focos de inestabilidad que requiere una acción discreta. Además, el terrorismo global es la nueva amenaza para países desarrollados y la Guerra Fría con Estados Unidos, especialmente si Hillary Clinton llega al poder, está muy lejos de haber terminado.

Todos bajo control

Los expertos están divididos sobre si el objetivo de Moscú es endurecer el control sobre la gente o sobre los espías; o si se pretende evitar los conflictos entre departamentos.

Durante los últimos años, han sido habituales los choques entre distintos departamentos: el Comité de Investigación, la Fiscalía General, el Ministerio de Interior y el Servicio Federal de Seguridad.

En el caso de espionaje más reciente contado en los medios de comunicación, el hackeo al Partido Demócrata de EE.UU., se detectó el rastro de dos agencias rusas distintas. Pero hasta la fecha al menos estos organismos se vigilaban entre sí y suministraban a Putin distintos puntos de vista sobre lo que pasa dentro y fuera de Rusia.

El esquema que ha habido hasta ahora era además una manera de evitar un posible golpe de Estado, pues ninguna agencia tenía todo el poder. Ahora el engranaje será mucho más personalista: ya no vela por el Estado un grupo de personas, sino un ex espía divorciado de 63 años escogido por Putin. Pero como le dijo el Presidente ruso a su biógrafo: "Algunas veces un solo hombre puede lograr más que un ejército".

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