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Alfredo Moreno:

"La gente quiere retomar el progreso, pero también relaciones horizontales, líderes cercanos; una sociedad más humana"

domingo, 25 de septiembre de 2016


Reportajes
El Mercurio




-USTED, QUE TRABAJÓ LOS CUATRO AÑOS junto al ex Presidente Piñera, ¿cómo ve el que después de estar tan mal evaluado durante su gobierno, hoy esté en una situación expectante en las encuestas de opinión?

-Al Presidente Piñera le ha pasado lo inverso que a este Gobierno. Hoy se valora lo que fue su administración, porque se le compara con la realidad y no con las expectativas que podía haber en aquella época. Al perderlo, la gente se ha dado cuenta de lo importante que es un gobierno realizador; con buen crecimiento y creación de puestos de trabajo; con una gestión que incluso enfrentó un terremoto de los más grandes y logró hacer una reconstrucción en un tiempo breve; en fin, con capacidad de hacer y de obtener resultados, que es lo que hoy se echa de menos.

ALFREDO MORENO REGRESÓ, DESPUES DE SU CARGO DE CANCILLER , a la empresa privada, pero nunca más dejó de interesarse e intervenir en temas internacionales y de analizar y participar, sin pertenencia a partidos, en la política interna.

Nuestra invitación a comentar el apresurado despegue de la carrera presidencial la acepta de inmediato.

-Yo creo que el aceleramiento de las campañas, particularmente las de la Nueva Mayoría, tiene que ver con la pérdida de protagonismo del Gobierno. El mal resultado de las encuestas, sumado al deterioro en materia económica y a la oposición de la gente a las reformas, hacen que el Gobierno no tenga la fuerza para intervenir en quién va a ser el candidato. Entonces, muchos comienzan a perfilarse para tener la posibilidad de ser los escogidos.

-La decisión de Lagos también incidió en el aceleramiento. ¿No le llama la atención que el ex Presidente no haya tenido una mayor aceptación de opinión pública?

-Se juntan factores que afectan a cualquiera de los candidatos de la Nueva Mayoría: además de un gobierno sin apoyo electoral, están las diferencias entre las partes incluidas en la coalición, lo que la hace muy artificial. En el caso de Lagos, se suma el sentimiento fuerte antipolítico en la ciudadanía, y él es un político muy destacado, que hizo un gobierno muy destacado; pero, igual, un político de profesión. Está también su imagen autoritaria, que para muchas personas hoy no está en el esquema de lo que buscan en un líder. Y agreguemos el ataque de la izquierda, que lo considera un reformista y no un revolucionario. También es un pasivo importante que no se sepa si está en un proyecto parecido al de 10 años atrás, o en una continuación de lo actual.

-¿Por qué cree que Guillier gana hoy en la Nueva Mayoría?

-Guillier no tiene esa imagen de político ni de personaje autoritario. Pero si es candidato, la gente se va a empezar a preguntar qué piensa, qué quiere hacer, y con quién; qué piensa de las reformas de este gobierno, porque las votó a favor; qué representa para el futuro.

-VAMOS A SU SECTOR: Sebastián Piñera, como personaje, sube, pero la centroderecha no logra aprovechar ese activo.

-El beneficiado en las últimas encuestas ha sido el Presidente Piñera, por los logros de su gobierno y sus particulares características e historia. No se ha extendido al sector, y eso es una tarea pendiente. El apoyo a Chile Vamos es muy bajo, y creo que no se ha logrado perfilar las ideas, qué sería distinto de lo que hay hoy día si llegara al gobierno, y qué se haría distinto de lo que se hizo en el gobierno de Piñera.

-¿Es distinto el Piñera de hoy del que fue Presidente?

-El Presidente ha crecido como persona y como estadista; su experiencia de gobernar cuatro años, su contacto con los gobernantes del mundo; el haber defendido valores de libertad y democracia en otros países, todo eso lo ha prestigiado y también ha provocado en él un avance personal importante. Otro cambio tiene que ver con que cuando llegó al gobierno, como la centroderecha no había gobernado en décadas, carecía de equipos. Hoy día hay un grupo muy amplio de personas con experiencia, que conocen el aparato estatal. Un equipo para hacer cosas.

-¿Y dónde deja a los equipos políticos? No se olvida que el gobierno de Piñera comenzó a repuntar recién cuando llamó a los políticos de los partidos.

-Estoy hablando de los equipos completos: hay gente muy buena en los partidos, en los independientes, entre gente que a lo mejor nunca estuvo en la política y que estuvo dispuesta a trabajar; en los técnicos, gente joven que estuvo en cargos medios y aprendió muchísimo. Los resultados del gobierno del Presidente Piñera no son solo suyos, sino de haber sido capaz de crear grupos. Ahí cabe también gente que no necesariamente pertenezca a la centroderecha, pero que coincide en las ideas y puede estar dispuesta a colaborar.

-SI GOBERNAR PARA PIÑERA FUE DIFÍCIL , hoy lo es mucho más...

-Yo veo que, en general, la gente -como siempre ha sido- quiere seguir progresando, le interesa su empleo, la remuneración, la educación de sus hijos. Pero junto con eso, quieren cada vez más ser escuchados y participar. Quieren relaciones más horizontales; a sus líderes, cercanos, honestos, trasparentes; una sociedad más humana. Ese es el desafío: interpretar esto y llevarlo a la práctica en un programa y en una forma de gobernar que va a tener que ser distinta a lo que hemos visto hasta ahora. Habrá que retomar la senda del progreso, por supuesto; pero tiene que ser un progreso que tome en cuenta los cambios experimentados por la población.

-Interpretar eso es tarea política gigante...

-Sí, pero el sector está mucho más preparado. El gobierno actual ha tenido un problema de diagnóstico muy serio, pero Chile Vamos tiene que perfilarse más, escuchar a la gente y mostrar que tiene un mejor entendimiento de las necesidades de las personas. Sobre todo tiene que ser capaz de explicar por qué sus ideas son las mejores para cumplir con esos anhelos. Yo pienso que las ideas de la libertad, del emprendimiento, son las que de verdad permiten a la gente cumplir esos anhelos, pero eso hay que mostrarlo. La gente quiere líderes que lideren, por cierto, pero que también expliquen cuáles son los desafíos que tienen al frente y las opciones que deben tomarse. Y que si hay fallas y errores, sean capaces de pararse delante y reconocerlos. En efecto, es una tarea política gigante que está por hacerse; no es algo ganado ni mucho menos.

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