Dólar Obs: $ 948,61 | -0,72% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.237,20
IPC: 0,40%
Visita | Lanzará un libro en Chile:

Javier Cercas, acechado por sus personajes

domingo, 25 de septiembre de 2016

Roberto Careaga C.
Revista de Libros
El Mercurio

Convertido en uno de los principales novelistas españoles, el autor de Soldados de Salamina ha conducido su obra por la frontera de la ficción y la no ficción. Uno de los efectos es que, tarde o temprano, alguien de sus libros le pide cuentas. "Es maravilloso", dice Cercas, quien vendrá en noviembre al Festival Puerto de Ideas de Valparaíso.



"Todo el mundo le llamaba Miralles", le dijo Roberto Bolaño al teléfono, y a Javier Cercas le bastó. Había estado perdido y, de pronto, encontraba el camino para llegar a puerto. Después de años dudando si era un escritor de verdad, intentó volver a escribir narrando la historia del fusilamiento frustrado de un líder fascista, Rafael Sánchez Mazas, durante la Guerra Civil Española. Lo hizo, pero algo falló: le faltaba una pieza. Hasta que un día hablando con Bolaño, este le contó de Miralles, un veterano de varias guerras que, quizás, había sido el hombre que le perdonó la vida al personaje de Cercas. Punto de quiebre de la novela Soldados de Salamina (2001), el hecho está formado por una serie de personajes y datos reales. Tan reales que aún no dejan tranquilo a Cercas.

Doce años después de publicada la novela, la prensa española informó que Miralles había sido hallado. Ese combatiente republicano que, supuestamente, le había perdonado la vida a Sánchez Mazas no era un invento de Cercas, ni tampoco de Bolaño. Su existencia nunca había estado en duda, pero el escritor español había sido especialmente ambiguo en la novela sobre la veracidad de lo que contaba. Quizás era pura ficción. Toda la novela se trataba un poco de eso: Soldados de Salamina es el relato de una investigación literaria sobre cabos sueltos de la historia española, en el que Cercas es narrador y personaje. No hay indicios de que no se trate de un testimonio real. Pero también es ficción. Y Miralles no era una excepción.

"El hallazgo de la prensa era simplemente del hijo del Miralles que había conocido Bolaño en un camping y en el que yo me había inspirado para el Miralles de Soldados de Salamina ", precisa Cercas desde Madrid. "Y el lío puede continuar, porque hay unos tipos empeñados en hacer un documental sobre el Miralles real: les dije que no tenía nada que ver con el Miralles de la novela (o muy poco), pero les dio lo mismo", agrega el escritor, que también ha enfrentado confusiones más pedestres con el libro: una adivinadora de la televisión local de Gerona lo demandó por, supuestamente, haberla usado como personaje en la novela. El caso no prosperó. La realidad de los libros de Cercas continúa avanzando y a veces golpea su puerta: "Cuando eso ocurre -y a mí me ocurre a menudo-, es maravilloso", dice.

Después de dos libros que pasaron prácticamente inadvertidos, Soldados de Salamina fue el despegue definitivo de la carrera de Cercas. Elogiada por Mario Vargas Llosa y Susan Sontag, entre otros, la novela también fue un éxito de ventas arrollador y llegó al cine de la mano del director David Trueba. "Ni en el más loco de mis sueños imaginé que alguna vez tendría tantos lectores como tengo, que mis libros se traducirían por todas partes y que me ganaría la vida con la literatura. Es un disparate fantástico, y se lo debo a ese libro", dice Cercas, que actualmente está cerrando los últimos detalles en dos temas con Chile: una visita para participar en el Festival Puerto Ideas de Valparaíso, que se llevará a cabo entre el 11 y 13 de noviembre, y un libro que a fines de octubre publicará con Ediciones Universidad Diego Portales, Formas de ocultarse .

Editado por la periodista argentina Leila Guerriero, Formas de ocultarse es una recopilación de textos dispersos de Cercas. Acaso el origen del título anuncia el contenido del volumen: "Procede de una frase de Nietzsche que me encanta: 'Hablar mucho de uno mismo es la mejor forma de ocultarse'", cuenta Cercas. Y agrega: "No sé si está mal que yo lo diga, pero el resultado me gusta mucho, porque aparece una parte de mis escritos menos conocida, aunque para mí no menos importante, y porque, bueno, yo siempre he dicho que no soy un escritor español sino un escritor en español, y este libro es una muestra perfecta de esa vocación panhispánica: un libro de un escritor español editado por una escritora argentina y publicado por una editorial chilena".

Punto ciego

"Quizá estoy equivocado, pero tengo la impresión de que en Chile ocurre como en Polonia: pegas una patada a una piedra y salen cinco poetas, todos buenos. Para mí, los dos mejores poetas de la lengua son ahora mismo chilenos: Nicanor Parra y Raúl Zurita, que ojalá sea el próximo Premio Cervantes", dice Cercas en un mail , como preparando terreno antes de embarcase hacia nuestro país, y también se atreve a mencionar a dos novelistas "jóvenes muy buenos": Alejandro Zambra y Diego Zúñiga. Pero Cercas no viene a Chile a hablar de literatura chilena, sino del emblema de la literatura de su país: "Cervantes y nosotros" se titula el diálogo que mantendrá el sábado 12 de noviembre con Jorge Edwards, en el marco de las extendidas conmemoraciones de los 400 años de la muerte del autor de El Quijote .

Cercas, que hasta 2001 vivió de enseñar literatura española en la Universidad de Gerona, tiene una teoría sobre El Quijote : cree que lo recorre un punto ciego. Hay algo en el centro que no se puede ver y justamente eso es precisamente lo que lo ilumina. Una pregunta sin respuesta que, sospecha Cercas, recorre todas las grandes obras de la literatura, de Moby Dick a El proceso . Esa idea fue lo que lo guió cuando en 2014 fue invitado por la Universidad de Oxford para ocupar el cargo de Weinfield Visiting Professor en Literatura Comparada, por el que antes habían pasado autores como Roger Chartier, Umberto Eco, Mario Vargas Llosa y James Wood. De esa experiencia, salió el libro Punto ciego (2016), una suerte de teoría de la novela, donde El Quijote es central.

"Aún leo El Quijote sin parar, y cada vez me parece mejor: la primera parte es extraordinaria, pero la segunda parece que la haya escrito Dios, que no existe. Cervantes es tan bueno que parece mentira que sea español", opina Cercas. "Cervantes es el novelista más moderno que conozco, y todos los novelistas estamos en deuda con él, empezando por los que no lo han leído (que asombrosamente son muchos). En realidad no sólo los novelistas estamos en deuda con él: si Cervantes no hubiera inventado la ironía -entendida como "forma de la paradoja", por decirlo como A. Wilhelm von Schlegel-, nuestro mundo sería muchísimo peor de lo que es (y ya es decir), porque nosotros seríamos mucho más burros de lo que somos (y ya es decir)", añade.

Lo que Cercas le debe a Cervantes es la "absoluta libertad", dice. "'Hagan ustedes lo que les dé la gana', fue su primera lección. No estoy seguro de que le estemos haciendo el caso suficiente", dice el escritor, que movido por esa instrucción ha empujado sus novelas hasta los límites del género: a Soldados de Salamina Cercas no solo le debe la consagración, fue en esa novela donde encontró un estilo. Escarbando en la historia española, ha escrito libros en los que la ficción y la no ficción se disputan cada giro. En Anatomía de un instante (2009) usó toda la artillería novelesca para narrar el momento exacto del frustrado Golpe de Estado de 1981 a la, por entonces, recientemente recuperada democracia española. Y en El impostor (2014) se la jugó por una novela sin ficción para retratar a Enric Marco, un hombre que engañó a toda Europa diciendo que había sobrevivido a un campo de concentración nazi.

"En todas las novelas dialogan la ficción y la no ficción. La ficción pura no existe; es un invento de los que no saben lo que es la ficción. La ficción siempre está contaminada de realidad, que es su carburante. Dicho esto, en mis novelas la realidad y la ficción mantienen un diálogo peculiar", dice Cercas. Y agrega: "Cuando escribes una novela sin ficción prescindes deliberadamente de la fantasía, pero no de la imaginación, que en ese tipo de novelas es tan importante (o más) que en una novela con ficción".

Y lo que sucede con ese tipo de novelas carentes de fantasía, es que la realidad sigue ahí. Y a Cercas no lo deja tranquilo. Si a cada tanto los ecos de Miralles se le aparecen, ahora es Enric Marco, ese impostor al que entrevistó tantas veces para contar su historia. "Interrumpió un acto literario en el que participé este año en Olot, una ciudad muy nacionalista de Cataluña. Le descubrí entre el público y me gritó: '¡Mentiroso!'. Lo invité a que subiera al estrado para desenmascarar las mentiras que yo había contado en el libro sobre él. No me hizo caso, y volvió a gritar. '¡Enemigo de Cataluña!', dijo esta vez. Y, ya mientras se marchaba del lugar, con la gente bastante aterrorizada, vociferó un tercer ataque del que ya no hay defensa posible: '¡Amigo de Vargas Llosa!'", cuenta el escritor.

Ni una vez a Cercas lo han tratado de insultar por haber sido amigo de Bolaño. Aunque es cierto que fue él quien le contó de la existencia de Miralles, la verdad es que no se conocieron como aparece retratado en Soldados de Salamina -con una entrevista que el español le habría hecho al chileno a fines de los 90-, sino mucho antes. Se hicieron amigos cuando ambos todavía estaban lejos de ser autores conocidos. Cuando la fama los alcanzó, empezando el siglo XXI, el comidillo literario decía que estaban distanciados. La razón era difusa. Solo un encuentro en los últimos días de Bolaño, fallecido en 2003, los habría vuelto a encontrar. Cercas, en su mail desde España, deja en suspenso la aclaración de las leyendas: "La mejor respuesta a las preguntas de nuestra amistad -incluida la de nuestro distanciamiento y nuestra reconciliación- se encontrarán en uno de los dos textos sobre Bolaño de Formas de ocultarse ", dice.

''En todas las novelas dialogan la ficción y la no ficción. La ficción pura no existe; es un invento de los que no saben lo que es la ficción. La ficción siempre está contaminada de realidad, que es su carburante".

''Tengo la impresión de que en Chile ocurre como en Polonia: pegas una patada a una piedra y salen cinco poetas, todos buenos. Para mí, los dos mejores de la lengua son ahora mismo chilenos: Nicanor Parra y Raúl Zurita".

''No solo los novelistas estamos en deuda con Cervantes: si no hubiera inventado la ironía, nuestro mundo sería muchísimo peor de lo que es, porque seríamos mucho más burros de lo que somos".

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia