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Cuando Ricardo Lagos era Presidente, el complejo concesionado "Salvador-Infante" iba a cambiar el rostro al inmenso paño de terreno en medio de Providencia, donde se emplazan el Hospital del Salvador y los Institutos de Neurocirugía, Tórax y Geriatría, dotando de infraestructura actualizada a los recintos, a costo privado, que luego sería retribuido por el Estado en un plazo fijo. Pero la concesión fracasó a mediados de la década pasada, y todo volvió a fojas cero. El centro asistencial, que data de 1872, debió seguir esperando para su urgente renovación. Hasta que en los últimos días del gobierno de Sebastián Piñera, en 2014, finalmente se adjudicó el proyecto, igualmente bajo la vía de concesiones. Pero asumió el gobierno actual y entraron en revisión los contratos firmados por las anteriores autoridades, lo que sumado a fuertes protestas de trabajadores, que mantuvieron al hospital paralizado por casi un mes ese año, hicieron peligrar nuevamente la renovación del establecimiento, que atiende a una población estimada de 930 mil personas de la zona oriente de la capital. Desde fines de abril de 2014, el contrato estableció un año de plazo para que el servicio de salud (superior jerárquico del hospital) desocupara el ala norte del recinto, donde se ubicarán los nuevos edificios. Eso sucedió recién el 29 de julio de este año, casi quince meses después de lo estipulado. "Ya se hizo la entrega del 90% del lugar. El resto está programado para el 28 de octubre, y desde entonces, lo que queda es responsabilidad de la empresa", dice la directora del Servicio de Salud Metropolitano Oriente, Andrea Solís. Para entregar el terreno, se levantaron estructuras modulares hasta donde fueron trasladadas áreas como psiquiatría, anatomía patológica, otorrinolaringología y el laboratorio de microbiología, además de oficinas administrativas, entre otras. "Todavía falta mover oftalmología, dermatología y otras áreas a la construcción transitoria. Lo importante es que están todas las comodidades para atender ahí durante los casi cinco años que dura la construcción", asegura el director del Hospital del Salvador, Carlos Altamirano. Pero otras complicaciones surgieron en el intertanto: una de ellas es el cambio de la normativa ambiental, que obligó al proyecto a obtener una resolución de calificación ambiental (RCA). Ese trámite aún no es conseguido por la concesionaria Salud Santiago Oriente (compuesta por los mexicanos de Gia y los españoles de Assignia), por lo que tampoco es posible comenzar las obras. De haber iniciado las faenas a tiempo, no hubiese necesitado dicho permiso. Consultada por "El Mercurio", la empresa declinó referirse a estas dificultades. Además, como parte del protocolo y atendiendo a la antigüedad de la construcción intervenida, se solicitó hacer sondajes para ver si existían en el lugar de la construcción elementos de interés patrimonial. Se hicieron 28 calicatas (exploraciones), y en todas encontraron restos, pertenecientes a dos épocas distintas de nuestra historia: la época entre el 200 AC. y el 1000 DC., y otras de entre 1800 y 1900. "Son piezas de cerámica que dan cuenta de lo que habría sido un asentamiento habitacional, y todavía no se sabe con certeza si también fue un lugar funerario. Es un hallazgo importante, porque en esa zona no se han encontrado otros iguales", asegura la secretaria ejecutiva del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), Ana Paz Cárdenas. Por lo pronto, el CMN debe aprobar un plan de trabajo de la concesionaria para la remoción de algunas piezas representativas, ubicarlas en un museo y posteriormente iniciar la construcción. "Estamos trabajando en un plan, para hacer esto por etapas para no retrasar tanto un proyecto que sabemos que es de alta valoración social, como un hospital", dice Cárdenas. Sobre cuánto atrasarán al proyecto estas contingencias, desde la coordinación de concesiones del Ministerio de Obras Públicas declinaron ahondar en el tema y respondieron que "el contrato de concesión establece claramente las condiciones y el cronograma de las obras, lo cual permanece plenamente vigente". A la espera de zanjar todos los inconvenientes, la historia muestra que la construcción de un nuevo Hospital del Salvador -que ofrezca un acceso más digno a la salud para cientos de miles de chilenos- se ha mantenido permanentemente en vilo. Mientras, parte de su población beneficiaria sigue debiendo atenderse en lúgubres y añosas salas y soportar largos caminos entre un área y otra.
75 mil m2 tendrá el nuevo recinto. Contará con 670 camas para 930 mil beneficiarios.