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Juegos Olímpicos a la chilena

viernes, 02 de septiembre de 2016

Reproducciones de archivo Zig-Zag, ?El Mercurio? y Estadio: Sergio López Isla.
Especial YA
El Mercurio

Todo cambió el día en que Manuel Plaza ganó la Medalla de Plata en el maratón de los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928. Desde ese momento, los medios de la época comenzaron a llevar fotos en primera plana, infografías y análisis crítico. Aquí, una recuento por la historia de lo que fueron las Olimpiadas para Chile en la primera mitad del siglo XX, contadas a través de las páginas de la revista Zig-Zag, "El Mercurio" y otros medios de la época. Por Sergio Caro. Fotos: Zig-Zag.



El domingo 13 de julio de 1924, la página de deportes de "El Mercurio" se dividía entre la cobertura previa de un partido de fútbol entre los seleccionados ferroviarios de Santiago y Valparaíso y el anuncio de la última jornada de los Juegos Olímpicos de París. Se destacaba el maratón, donde participaría nuevamente un chileno, luego de que en 1920 el corredor Juan Jorquera "debido a inconvenientes que es mejor no recordar" -según el periódico- no tuvo un buen desempeño. En esta oportunidad, el representante nacional sería un atleta que venía desarrollando una ascendente carrera deportiva a nivel sudamericano: Manuel Plaza.

 Plaza llegó en el sexto lugar, y con ello, como destacaría al día siguiente el mismo diario al cubrir la clausura de los juegos, "el nombre de Chile se anota por primera vez en el cómputo final", ya que este era un puesto premiado: además de las medallas a los tres primeros lugares, se otorgaba puntaje a los seis primeros, entre 7 puntos al ganador y una unidad al sexto.

Y este primer punto olímpico para un deportista chileno cambiaría la historia del deporte nacional para siempre. Desde ese momento en adelante, la cita deportiva -con mayores y menores grados de intensidad, según el desempeño de la delegación nacional- ya no sería indiferente a nadie.

Por ejemplo, para la siguiente Olimpiada, en 1928, en Ámsterdam, un inédito fervor olímpico se desató en la prensa local. Y eso comenzó a notarse hasta en la pintoresca publicidad de la época, que entre avisos de tratamientos de belleza como los famosos Pilules Orientales y tónicos revitalizantes como Herculina ("que devuelve la virilidad al hombre agotado") anunciaba también sus primeros avisos con temas deportivos: la Emulsión de Scott (marca de aceite de bacalao), por ejemplo, mostraba a un niño corredor llegando a la meta; las hojas de afeitar Gillette se ilustraban con la imagen de un golfista, y un concesionario local de Dodge Brothers presentaba el dibujo de un automóvil junto a un lanzador de jabalina y el eslogan: "Fértil en recursos como un campeón de Olimpiada".

El deporte también llegó a la pantalla, con "la más hermosa obra de arte puro realizada en el año 1928", como definía la revista Zig-Zag a la superproducción alemana "La montaña sagrada", protagonizada por la talentosa "danzarina" Leni Riefensthal junto a dos esquiadores profesionales, conformando una "tragedia de tres corazones" que incluía auténticas carreras de esquí en los Alpes suizos. "Lástima que no se haya hecho un argumento interesante", diría la misma publicación tras el estreno de la cinta.

El bello sexo comienza a competir

Durante las primeras décadas del siglo pasado, la revista Zig-Zag fue la principal publicación de actualidad y entretención, y en sus comienzos no acostumbraba a dar mayor cobertura a los Juegos, aparte de alguna nota breve en sus páginas internacionales. Así ocurrió en 1924, cuando apenas se consignó la clausura. Sin embargo, cuatro años después, el semanario comenzó a dedicarles páginas en todas sus ediciones. Desde contar la historia de las Olimpiadas hasta analizar que el deporte se estaba convirtiendo en un lucrativo negocio: Holanda había realizado "una colecta popular monstrua" para construir su estadio olímpico. Reunieron cinco millones de florines, y se calculaba que los Juegos dejarían una utilidad bruta de seis millones; sin contar con lo gastado por la población flotante de 100 mil visitantes que recibiría el país durante cuatro meses, ya que entonces los Juegos Olímpicos se realizaban en varias etapas, siendo las últimas tres semanas las que concentraban las principales competencias. "Las Olimpiadas no solo ayudan a estrechar lazos fraternos", concluye la revista, sino también "al enriquecimiento de un país por la ayuda de aquellas enormes muchedumbres que asisten, ya sea por paseo o para presenciar la magnificencia de las justas".

Sin embargo, lo que más llamó la atención de la revista es que en Ámsterdam 1928 "como una novedad, se ha incluido desde esta Olimpiada para adelante, la participación del bello sexo. Las razones y bondades de esta resolución son amplias y discutidas. Por sus frutos se conocerán", decía la publicación, acompañada de la frase: "Se advierte, pues, que los avances del feminismo abarcan todas las actividades del hombre".

La observación correspondía a la cronista Roxane, seudónimo de Elvira Santa Cruz Ossa, también directora de la revista infantil El Peneca, aunque reconocía que siempre habían existido gimnastas, pues "en los circos hemos admirado proezas femeninas que causan estupor; pero faltaba generalizar el deporte y ceñirlo a reglas científicas que no dañaran la naturaleza delicada de la mujer". Al hacer un balance de la participación femenina en Ámsterdam, Roxane reconocía que "las naciones de raza sajona nos aventajan" ya que le dan importancia a la educación física desde la más temprana infancia, con clases obligatorias en los colegios, a diferencia de lo que ocurre en Sudamérica.

Aunque con evidente retraso, la revista consignaba en cada número los principales resultados de las competencias, ilustradas con caricaturas a falta de fotos. Y desde luego que hizo eco de la principal noticia para los chilenos: la medalla de plata obtenida por Manuel Plaza en el maratón realizado el domingo 5 de agosto de 1928.

La hazaña de un suplementero

Tras el desempeño de Plaza en las Olimpiadas de 1924 en París, existía una alta expectación sobre lo que Manuel Plaza podría hacer en Ámsterdam. Los medios de comunicación publicaron ampliamente sobre su vida, aunque entonces no se enfatizaba -como ocurre ahora- su oficio de suplementero, sino más bien su capacidad para sobreponerse a la adversidad: en una ocasión, por ejemplo, corrió con compresas y fajas para contener la herida de una reciente operación estomacal. El clima holandés le afectó las rodillas, como contaría en un dramático relato publicado por "El Mercurio" dos días después de la hazaña. No surgía todavía el mito de que supuestamente se había perdido en la recta final y por eso no había entrado primero al estadio. Por lo demás, el corredor destaca en su relato cómo a lo largo del recorrido se encontró con chilenos alentándolo, cuyos gritos de apoyo fueron claves para sobreponerse al dolor. Si se hubiera equivocado de camino, le habrían dicho.

"Sud-América está pendiente de la actuación de Manuel Plaza" tituló "El Mercurio" en su página de deportes del 5 de agosto, con una especie de infografía del recorrido de la prueba. Además, en un recuadro anunciaba que dispondría de pizarras donde desde las nueve de la mañana estaría pegando los cablegramas que recibiría sobre el desarrollo del maratón, para los lectores que quisieran informarse "con toda prontitud". Al día siguiente, la imagen de cientos de personas repletando el hall del edificio del periódico ilustraba la crónica deportiva principal sobre el segundo lugar obtenido por el chileno. La portada del diario, sin embargo, está dedicada al anuncio del estreno de la película "El Archiduque Simpático" en el Teatro Victoria. No es extraño, ya que en el formato de entonces, la primera página tenía avisos en lugar de titulares.

A las 10:00 de la mañana llegaron las primeras informaciones sobre el desarrollo de la carrera, donde a pesar de que Plaza iba muy rezagado, "la concurrencia no sufrió una decepción (...) porque es del dominio unánime que su sistema de correr es no tomar en un comienzo las posiciones preferentes". Al conocerse el resultado final, donde el argelino El Ouafi aventajó al corredor nacional por "el escaso tiempo de 26 segundos", el diario dio cuenta de las reacciones que hubo en el Hipódromo Chile y el Teatro Municipal, donde se realizaba un acto que fue suspendido. "Un magnífico estallido del patriotismo chileno" consignaba uno de los cables de la página internacional, dedicada a la gran noticia. En los días siguientes, el diario publicó el mensaje de felicitación enviado por el Presidente Ibáñez, y un aviso lanzando la campaña "Un peso para Plaza", colecta a favor del deportista donde las "erogaciones" se recibirían tanto en las oficinas de "El Mercurio" como de Las Últimas Noticias.

Las Olimpiadas del receso

Los efectos de la depresión económica mundial y crisis en varios países (incluido el nuestro) fueron la antesala de los Juegos Olímpicos de Los Angeles 1932, donde Chile no participó. Zig-Zag dio cuenta de la "miseria en Hollywood", que empezaba a afectar a "las artistas del cine, que ganaban millones y derrochaban el oro, en bulliciosa algarabía, mientras el mundo se iba consumiendo de miseria". Los grandes estudios como Metro Goldwyn Mayer buscaban bajar sus costos en extras, decorados y los sueldos de "las lindas muchachas que adoramos en la pantalla y a los galanes que penden primorosas ilusiones  en el corazón de las muchachas de toda la tierra".

Coincidiendo con el inicio de los Juegos, la revista había iniciado una particular cruzada para promover que se instaurara en Chile el voto femenino, entrevistando a damas de la alta sociedad capitalina. Sin embargo, en medio de los conflictos que atravesaba el país (por la situación del gobierno y el salitre), estuvo más de un mes sin circular. Eso no impidió que al reanudar su publicación, el 10 de septiembre, se incluyera la crónica "Comienza la Olimpiada", con un detallado relato del enviado especial sobre la ceremonia de apertura, como si hubiera ocurrido el día anterior y no hubiera pasado prácticamente un mes desde la clausura.

La cobertura olímpica de "El Mercurio" quedó en segundo plano frente a la situación de Europa y el ascenso de Hitler, que quería entrar al gabinete del Presidente alemán Von Hindenburg cuando las competencias en Los Angeles culminaban.

Con el III Reich ya instalado en el poder se desarrollaron en 1936 los Juegos Olímpicos de Berlín. Ese año marcó un hito: los medios comenzaron a tener un mayor acceso a material fotográfico, como se aprecia en las páginas que le dedica Zig-Zag al tema, principalmente gráficas y en un tono menos coloquial. La revista, eso sí, está más preocupada de la guerra civil española.

Una cobertura crítica

La década de 1940 presencia el desarrollo de una prensa deportiva más especializada. La misma editorial de Zig-Zag lanzó en 1941 la revista Estadio, publicación que dará una amplia cobertura a las futuras Olimpiadas. En las páginas de deportes de Ercilla -de la misma empresa- también se empezaron a abordar otros aspectos anexos a la actividad. Por ello, Zig-Zag se ocupó más de temas como enseñar a bailar la raspa o el éxito de Malú Gatica en Hollywood, sin abandonar del todo las notas deportivas.

Tras la II Guerra Mundial, los Juegos de Londres 1948 marcaron un renacer del deporte local. Aunque sin medallas, los equipos de básquetbol y decatlón, además del pedalero Mario Massanés, tuvieron un desempeño lo suficientemente digno como para reavivar el interés nacional con miras a la siguiente Olimpiada.

Zig-Zag, por ejemplo, mostró en julio de 1952 la partida de la delegación chilena a la XV Olimpiada de Helsinki. En Ercilla se dio cuenta de los conflictos en la dirigencia deportiva y de las dificultades para financiar la participación chilena: con la ayuda del Congreso se logró enterar el presupuesto para 80 personas, y viajaron 93. "Por economías" los chilenos llevaron "400 kilogramos de comestibles diversos. No viaja el cocinero". Asimismo, hubo conflicto por el uniforme de los deportistas, de chaqueta azul y pantalón o falda gris: "Las damas alegaron que se verían más elegantes todas de azul, pero el comité olímpico fue inflexible", consignó la revista.

Con la guerra fría ya instalada, Zig Zag destaca como novedad la participación de Rusia y su rivalidad con Estados Unidos (que también analiza Ercilla): "Sus atletas son la gran incógnita y muchos creen que podrán superar a Estados Unidos. Nosotros no participamos de esta opinión", afirmaba la revista, que concluía que los rusos tendrían que conformarse "como cualquier participante", con puestos secundarios. La publicación, sin embargo, le dedicó más páginas al funeral y homenajes a la Primera Dama argentina Eva Perón, cuya muerte coincidió con los Juegos.

Ercilla envió a Finlandia al profesor de educación física y entrenador de fútbol Elvis Tirado, quien hacía llegar sus crónicas por avión. El tono que usaba en ellas era bastante crítico. Incluso con uno de los mayores logros del deporte olímpico nacional. Con "Medallas ecuestres EN EL ULTIMO MINUTO", la revista tituló la nota sobre las dos medallas de plata obtenidas por el capitán de Carabineros Óscar Cristi a nivel individual y en equipo junto al entonces teniente de la misma institución César Mendoza y el capitán de Ejército Ricardo Echeverría.

La doble hazaña de los uniformados, si bien tuvo amplia cobertura (página completa en El Mercurio), no tuvo la misma repercusión que lo logrado por Manuel Plaza. Tal vez incidió la ausencia, por lesión, de la máxima gloria de la equitación chilena, el capitán Alberto Larraguibel, quien en 1949 batió el récord mundial de salto. En el balance final, Ercilla afirmaba que "la delegación chilena progresó en 1952, (pero) las otras delegaciones progresaron más".

Nace una estrella

Con el nacimiento de una prensa más crítica, las expectativas fueron mayores para las Olimpiadas de 1956. Esta edición de los Juegos, a diferencia de lo habitual, que era entre fines de julio y mediados de agosto, partieron a fines de noviembre. En octubre, Ercilla dio cuenta de la falta de fondos para la delegación olímpica local. Se realizó un sorteo especial de la Polla de Beneficencia, pero coincidió con las Fiestas Patrias y solamente se recaudaron 38 millones de pesos: un presupuesto que alcanzaba para enviar a 25 personas, y se necesitaban por lo menos 30. Se criticó duramente la conformación de la nómina, afirmando que había "pocos competidores y muchos participantes", frase que se convertirá en una suerte de eslogan de la revista en estos Juegos, planteando que a pesar de lo afirmado por el barón Pierre de Coubertin (artífice de las Olimpiadas modernas) sobre que lo importante no era competir, sino participar, la idea era que viajaran los deportistas que tuvieran posibilidades de ganar. Ponían como ejemplo que se había considerado un solo participante para pentatlón, disciplina en la que se había obtenido una buena participación en Helsinki (7° lugar), mientras que en atletismo había tres "participantes" que solo servían para llevar la bandera.

Este tipo de críticas generó una airada respuesta de la Federación Atlética de Chile, pero la revista mantuvo su opinión hasta el final, pese a los brillantes resultados que lograrían los chilenos. "Nadie lo imaginó" tituló Julio Martínez en la revista Estadio: "El boxeo chileno, con solo tres representantes, cumplió en Melbourne lo que debe considerarse una proeza: clasificó un vicecampeón y dos terceros", refiriéndose a la medalla de plata ganada por Ramón Tapia y las de bronce para Carlos Lucas y Claudio Barrientos, quien a juicio del comentarista fue "despojado" de la posibilidad de ganar el oro por un mal arbitraje. El antofagastino Tapia, ex minero del salitre, fue portada de la revista deportiva. Sin embargo, al finalizar los Juegos, los logros de los boxeadores fueron opacados por la que tal vez sea la mayor figura mediática del deporte olímpico nacional.

"Marlene Ahrens, Figura de Categoría Mundial" tituló en su portada (ahora sí) "El Mercurio" el jueves 29 de noviembre de 1956 para dar a conocer que la atleta nacional había ganado la medalla de plata en lanzamiento de jabalina, siendo la primera y hasta ahora única mujer chilena en subir a un podio olímpico. El diario venía realizando un completo seguimiento de su participación. Marlene declaró que su meta era quedar décima o undécima, pero que cuando su lanzamiento en la final de 50,38 metros quedó segundo, "pensé en los chilenos porque sé que estarán felices con el triunfo", y solo esperaba no ser superada, como finalmente ocurrió.

Marlene se convirtió en una verdadera estrella: tuvo un recibimiento triunfal a su regreso en el aeropuerto de Cerrillos. Se le dedicaron portadas y largas entrevistas y notas, donde aparecía en fotos deportivas y también con su pequeña hija, la futura periodista Karin Ebensperger, entonces de 17 meses. Su recuerdo se mantiene vigente hasta hoy. Y cómo no, si su hito sería largamente recordado: luego de su participación, Chile no volvería a obtener otra medalla hasta 32 años después..

"Marlene Arens, figura de categoría mundial", tituló el mercurio el 29 de noviembre de 1956 para dar a conocer que la atleta había ganado medalla de plata.

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