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Prácticas internacionales para estudiantes técnicos ganan terreno

lunes, 22 de agosto de 2016

Paloma Díaz Abásolo
Reportaje
El Mercurio

En casi una década, más de 400 alumnos de escuelas técnicas agrícolas han viajado a especializarse a Nueva Zelandia, Francia y otros destinos. Lo que más valoran es la seguridad que adquieren sobre sus capacidades. La iniciativa es, además, una fórmula para contar con personal especializado y atraer a los jóvenes al campo.



Amediados de 2008, cuando recién había salido de cuarto medio en el Liceo Bicentenario Agrícola Vista Hermosa de Río Negro, en la Región de Los Lagos, Lorenko Codjambassis quiso postular al programa de intercambio con Nueva Zelandia que poco antes había iniciado la empresa de lácteos Manuka, originaria de ese país, para los estudiantes que estuvieran interesados en aprender sobre el rubro.

Como era el mejor alumno de su generación fue aceptado con facilidad, pero recuerda que, de los ocho compañeros que viajaron, no todos tenían buenas notas, y que las claves para ser elegido eran otras: el sentido de la responsabilidad y las ganas. Y la primera lección que tuvo de esa experiencia, dice, fue aprender que la pasión es mucho más importante que el intelecto.

"Es muy difícil llegar a un país tan distinto, donde estás solo y hablan otro idioma, y lograr ser exitoso. Y es también muy enriquecedor, porque te hace sentir que si puedes hacerlo bien ahí, lo puedes hacer en cualquier parte, y eso abre las expectativas sobre uno mismo", asegura por teléfono Lorenko Codjambassis siete años después, desde Osorno, donde se desempeña como administrador de uno de los planteles lecheros de Manuka.

Comenta que lo más valioso de su viaje -en el cual fue parte de las primeras generaciones de alumnos de escuelas técnicas chilenas en realizar estos programas- no fue el aprendizaje técnico ni conocer otro modelo de producción de leche, sino que adquirir más seguridad sobre sus capacidades y un mayor interés por enfrentar desafíos nuevos.

El director de la escuela de Río Negro, Sergio Haeger, cree que esa visión es transversal en los alumnos que han ido de intercambio a Nueva Zelandia y asegura que entre los puntos más valiosos no solo está el conocer nuevas tecnologías, sino que adquirir más personalidad e interés por independizarse en el futuro.

"Les cambia la mirada. Aprenden a relacionarse, a trabajar en equipo, a querer formar su propia empresa... Alrededor del 70% de los que se van, llegan a Chile y vuelven a irse, pero a los que se quedan acá se los pelean", asegura Sergio Haeger, y estima que un tercio de los alumnos que ingresan a su escuela lo hacen con el objetivo de viajar a Nueva Zelandia, donde anualmente van hasta 20 estudiantes.

Casi todos los intercambios que se realizan actualmente a nivel de estudiantes técnicos del agro están en manos de escuelas pertenecientes a la red SNA Educa, de la Sociedad Nacional de Agricultura y en diez años ya suman 437 estudiantes y 270 profesores y directivos que han viajado a especializarse a otros países.

Si bien Nueva Zelandia es el principal destino, tanto por el tiempo de estadía -un año- como por la opción de obtener la beca Semillero Rural del Ministerio de Agricultura para financiar el viaje, también existen programas con escuelas agrícolas de Francia, Colombia, Brasil, Estados Unidos y Argentina, aunque por períodos más cortos, que no superan los dos meses.

El ministro de Agricultura, Carlos Furche, comenta que en sus visitas a algunas escuelas agrícolas ha notado el interés de los alumnos por acceder a los intercambios, y cree que estos programas deberían ampliarse a otros destinos.

"Tenemos cierta limitación de recursos (como Ministerio), pero quisiéramos generar una red un poco más amplia, no porque Nueva Zelandia no esté bien, sino porque hay otras experiencias que también podrían ser valiosas en otros rubros", proyecta.

Más que el molde

El modelo lechero neozelandés llegó a Chile hace poco más de una década, de la mano del aterrizaje de Manuka. A diferencia de los sistemas tradicionales, se basa en el pastoreo, que permite reducir los costos de alimentación de las vacas y en concentrar la producción en los meses de primavera, entre otros aspectos.

Por eso, cuando la empresa se instaló en el sur del país comenzó a necesitar personal especializado en su modelo productivo, surgió la idea de capacitar a estudiantes técnicos de la zona -principalmente en la Región de Los Lagos- y enviarlos a aprender en terreno.

Aunque ahora administra un predio de esa empresa, Lorenko Codjambassis trabajó en otros campos luego de su intercambio, y reconoce que los fundamentos teóricos de los neozelandeses los aprendió recién de vuelta en Chile, porque está tan estudiado que los productores se enfocan en aplicarlo, más que en estudiarlo.

"Lo más importante del sistema neozelandés es que está hecho en base a la confianza, y eso es un mundo de diferencia con Chile. Acá estamos acostumbrados a tener que validarnos antes de ser confiables, pero allá confían en ti desde el día uno. Eso es un aprendizaje muy grande", afirma.

Para los chilenos que trabajan en Manuka, uno de los aspectos que motiva a que muchos vuelvan al país oceánico es el apoyo que entregan a los empleados para independizarse, ya que pueden optar a producir leche "a medias" con la compañía, algo que también realizan en Chile.

"Abogan mucho a la meritocracia. Si cumples con ciertos requisitos, te pasan el 17% de la venta anual de leche, siempre que te hagas cargo de algunos costos que quedan estipulados. Entonces, dependiendo de la gestión que hagas es la plata que ganas, porque si produces más leche, a fin de año tienes más dinero, aunque la empresa garantiza un porcentaje de leche fijo", detalla Lorenko Codjambassis, y asegura que, según sus cálculos, un administrador predial como él podría duplicar sus ingresos al entrar a ese sistema.

Sumando países

Otro de los atractivos para irse de intercambio a Nueva Zelandia es que, como es un programa que dura un año y que no solo considera estudios, sino que también trabajos, es la posibilidad de ahorrar dinero. Algunos de los alumnos que han ido aseguran que fácilmente pueden ahorrar entre $3 y $5 millones durante un año.

Y en el largo plazo, la oportunidad está en optar a mejores opciones de trabajo en Chile, incluso con ingresos más altos que algunos profesionales del sector.

"En la agricultura se necesitan los técnicos, no pueden ser todos ingenieros. Entonces, a los técnicos que salen hoy de Río Negro y han ido a Nueva Zelandia se los pelean, porque son verdaderos especialistas y pueden ganar $1,5 millones mensuales, algo que un agrónomo o un veterinario no gana en cualquier parte actualmente", asegura Sergio Haeger.

A diferencia de ese programa, el convenio que tiene SNA Educa con el Ministerio de Agricultura de Francia generó asociaciones entre escuelas agrícolas orientadas a rubros parecidos en las distintas regiones, con la idea de traer también a estudiantes franceses a Chile. Así, cada año llegan y van 30 alumnos de cada país.

"Es un programa más corto, de uno o dos meses, donde generalmente van alumnos menores de 18 años y luego vuelven a clases, pero lo interesante es que son liceos con la misma orientación productiva", explica el gerente general de SNA Educa, Arsenio Fernández, y destaca que para varias escuelas francesas el interés por venir a Chile está en la capacidad de innovar de los jóvenes y las empresas, en áreas como la vitivinicultura.

Aunque está enfocado principalmente en la recepción de alumnos colombianos, también existe un programa de intercambio con el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) de ese país, donde los jóvenes chilenos van a aprender sobre robótica y electricidad, y otro convenio con la Universidad de Detroit y con la Snow College de Utah, en Estados Unidos.

"Yo diría que el impacto más importante es conocer otra cultura, encontrarse en otro país, con otro lenguaje, con otras costumbres, eso es una riqueza que los va a acompañar para el resto de la vida como experiencia personal y es fundamental en nuestro proyecto educativo", asegura Arsenio Fernández, y adelanta que también pretenden cerrar próximamente un programa de intercambio con Perú.

Un aporte estratégico

Uno de los principales respaldos que tiene el intercambio con Nueva Zelandia es la beca Semillero Rural, para la cual el Minagri destina alrededor de 275 millones de pesos anuales y que no solo busca potenciar las relaciones internacionales de los estudiantes, sino que también fomentar el interés de los jóvenes por el campo.

"Necesitamos generar incentivos para que los jóvenes se queden en el campo. Tenemos que motivarlos. Esta beca apunta a mejorar la profesionalización y a generar incentivos para que los muchachos se queden en el mundo rural, en la producción agrícola", resalta el ministro Carlos Furche.

Por eso, considera que más allá del programa con Nueva Zelandia, una buena opción sería pensar en otros rubros, como recursos hídricos.

"Creo que hay que tratar de generar una red más amplia y pensar en capacitaciones en España, Australia o Israel, por ejemplo, donde hay un desarrollo y una preocupación desde hace mucho más tiempo sobre estos temas", propone.

Desde el ámbito productivo, no solo está la oportunidad de que los técnicos a su regreso puedan apostar a sueldos más altos o a mejores oportunidades laborales, sino también entregar nuevos conocimientos.

"Vuelven de un mercado súper competitivo, con altos estándares de eficiencia y mucha seguridad, por lo que es una persona que llega a aportar a la producción lechera nacional, y es por eso que les ha ido muy bien cuando comienzan a desarrollarse en el rubro en Chile", asegura Arsenio González.

De acuerdo con esa mirada, el ministro Furche estima que el aporte de quienes están participando en el programa de intercambio con Nueva Zelandia tendrá un impacto significativo en el sector lechero a mediano plazo, por lo que se trata de una experiencia que también generará efectos a nivel de país.

"Ya tenemos a más de cien estudiantes que han ido con la beca Semillero Rural. Si eso se mantiene en el tiempo y uno puede contar con doscientos o trescientos estudiantes que han pasado por esta experiencia, sin duda que tiene un impacto tremendo desde el punto de vista productivo", proyecta.

707 personas, entre alumnos, profesores y directivos, han realizado intercambios a través de las escuelas de SNA Educa en la última década.

$275 millonesdestina al año el Minagri al programa Semillero Rural.

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