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Selección extranjera | Libros publicados en 2015 y 2016

Algunas ventanas para mirar la vida de los otros

domingo, 14 de agosto de 2016

Juan Rodríguez M.
Revista de Libros
El Mercurio

Desde unas memorias felinas, además de ilustradas, de Doris Lessing hasta el diario de un prisionero de Guantánamo, pasando por la biografía de Susan Sontag, las conversaciones de Arthur Power con James Joyce, el viaje de un togolés a Groenlandia y la más reciente biografía de Peter Ackroyd: Charlie Chaplin . Sea propia o ajena, estrategias para recrear una vida hay muchas, aunque el objetivo es uno: darle sentido.



Si una vida es la obra que cada uno hace de sí mismo, con más o menos conciencia, las biografías y memorias son el arte del arte. Una reelaboración de lo que ya es invento, o al menos otra perspectiva... ¿de lo mismo? "En Estados Unidos siempre creemos que podemos empezar de nuevo, que podemos cambiar de página, que podemos inventarnos a nosotros mismos, que podemos transformarnos", dijo Susan Sontag en 2001, durante una entrevista televisiva. La cita la incluye Daniel Schreiber en Susan Sontag. Intelectualidad y glamour , la biografía que hizo sobre la escritora e intelectual estadounidense, publicada este año en castellano por Tajamar Editores.

El libro de Schreiber es sintomático del arte de relatar una vida, pues opta por contar a Susan Sontag como a una persona que se inventó a sí misma. Esto en un doble sentido: la muestra como alguien que tomó tales o cuales decisiones para darse su lugar en el mundo -por ejemplo, ir a estudiar a la Universidad de Chicago y no a Harvard o rechazar una vida como académica en favor de una como escritora-, y a la vez como alguien que elegía contar, incluso retocar su pasado de tal modo que reforzara la imagen que quería dar de sí misma: "En una entrevista de 1985 data sus primeros intentos de escritura a la edad de siete u ocho años. Para 1987, decía que ya con seis o siete años escribía (...) Si bien en las entrevistas tardías Sontag parece caer cada vez más en la tentación de embellecer la propia imagen, podemos decir con seguridad que comenzó muy temprano a escribir".

Memoria ilustrada

Contar algo de uno u otro modo es, pues, la potestad del narrador. La potestad, por ejemplo, de la Premio Nobel Doris Lessing, quien quiso abrir su vida -desde la infancia en África hasta la adultez en Londres-, siguiendo las huellas de los gatos que la acompañaron. De ahí entonces Gatos ilustres (Lumen), unas memorias publicadas en 1967 en inglés, por las que también pasan halcones, gallinas, búhos y gatos salvajes, aunque el protagonismo es de los domésticos. El libro acaba de llegar a Chile en una versión enriquecida con las ilustraciones de Joana Santamans, así es que, en cierto modo, ahora los gatos de Lessing son los de Santamans: mascotas que miran fijo o con ternura, blancos y negros, romanos, engrifados, relajados, dormidos, saltarines, agazapados.

Otra novedad ilustrada es Cuadernos japoneses . Un viaje por el imperio de los signos (Salamandra Graphic), la novela gráfica del italiano Igort, cuyo subtítulo es un guiño a El imperio de los signos , el libro de Roland Barthes sobre esta isla asiática. Igort dibuja y cuenta su fascinación japonesa antes, durante y después de vivir en Japón en los años noventa, desde Hokusai a Astro Boy. Desde su primera novela gráfica, Goodbye Baobab , pasando por su primer viaje a Japón, en 1991, hasta estas memorias que comienzan con él instalado en Tokio, en 1994, buscando tofu, con un contrato para publicar, leyendo los preceptos de un médico samurái del siglo XVII y su primer viaje en micro.

Por tus amigos te conocerán

El filósofo y antropólogo francés Paul Ricoeur dijo que había una escuela de la sospecha, cuyos tres "maestros" son Marx, Nietzsche y Freud. Del primero y del último tenemos biografías que ocupan hace poco un lugar en nuestras librerías. En el caso de Marx, se trata de la reimpresión del libro de Francis Wheen - Karl Marx (Debate, 2015)- que, a veces con humor, invita a marxistas y antimarxistas a leer al intelectual alemán y a conocer su vida como hombre (ni monstruo ni santo). De Freud está la biografía de la historiadora y psicoanalista Elisabeth Roudinesco: Freud. En su tiempo y en el nuestro (Debate, 2015), que salva a Freud del ataque que hizo en su contra Michel Onfray en El crepúsculo de un ídolo .

Para conocer a alguien, tan buenos como los gatos son los amigos. Especialmente cuando se trata de entrever a un hombre de opiniones reservadas como el irlandés James Joyce. En Conversaciones con James Joyce (Ediciones UDP, 2016), Arthur Power, compatriota y amigo del autor de Ulises , reconstruye algunos encuentros y diálogos que tuvieron en París en los años veinte. Por ejemplo: "Un día Joyce me presentó el manuscrito de Ulises". Y otro, vio en su mesa "los manuscritos de su Obra en marcha" (así se iba a llamar lo que finalmente fue Finnegans Wake ). Gracias a Power también sabemos que Joyce siempre estaba cambiándose de casa, que cuando regresaba de su restaurante favorito se servía una copa de vino blanco, que le desagradaba la bohemia, que cuando organizaba alguna reunión en su departamento, a medianoche se sentaba al piano para tocar y cantar baladas irlandesas.

Peggy Guggenheim también fue parte del círculo de Joyce. O quizás habría que decirlo al revés. Como sea, ese círculo -con ella al centro- está trazado en Peggy Guggenheim. El escándalo de la modernidad (Turner Noema), una biografía de Francine Prose sobre esta mujer que se vio a sí misma no como coleccionista, sino como un "museo". "Cuando en vísperas de la invasión alemana quedó claro que su colección no estaba a salvo en París, Fernand Léger (...) le sugirió que tal vez el Louvre podría cederle una parte del espacio de su escondite (...). Los directores del museo dijeron que lo sentían, pero las obras que Peggy les pedía que custodiaran eran demasiado modernas como para que les mereciese la pena salvarlas". Léase: obras de Kandinski, Klee, Picabia, Braque, Gris, Mondrian, Miró, Ernst, De Chirico, Tanguy, Dalí y Magritte, entre otros.

Conversación civilizada

Entre las novedades también hay memorias contra la opresión, como The Girl Who Beat Isis , de la iraquí Farida Khalaf, quien relata su secuestro y el escape de las manos del Estado Islámico. Y de 2015 son las memorias de Mohamedou Ould Slahi, todavía prisionero en Guantánamo, quien en su celda escribió a mano Guantanamo Diary : el manuscrito fue confiscado por las autoridades estadounidenses, declarado "secreto" y solo tras años de peleas en tribunales pudo desclasificarse con censuras. Gracias a ello podemos leer, por ejemplo, las palabras de un interrogador: "Estoy muy feliz con tu cooperación. ¿Te acuerdas cuando te dije que prefería las conversaciones civilizadas?"... Y ya que estamos en esto, vaya una mención para Stalin's Daughter (2015), de Rosemary Sullivan, la biografía sobre Svetlana Stalina, la hija del dictador soviético que en 1967 cambió el paraíso socialista por el sueño americano.

En la no tan lejana primera mitad del siglo XX, Federico García Lorca fue otra víctima de la opresión. El poeta español le debe la mitad de su gloria a Granada, su provincia natal; por eso, una manera de acercarse a su vida es recorrer su "patria chica" de la mano del hispanista irlandés Ian Gibson, quien publicó el año pasado Poeta en Granada. Paseos con Federico García Lorca (Ediciones B).

Otro viaje, algo más largo, es el que hizo en los sesenta un joven togolés que decidió arrancar de su familia y viajar a Groenlandia: demoró ocho años -viviendo y trabajando en distintos países- hasta que llegó al Polo Norte. De ahí en adelante, el asombro es mutuo: los niños lo siguen, la gente se pelea por alojarlo, él debe acostumbrarse a tomar café y cerveza, a compartir mujeres, a los meses de puro sol y nada de sol. Tété-Michel Kpomassie publicó el relato de su aventura en los ochenta, fue un éxito en Francia y recién se tradujo al español; se llama El africano de Groenlandia (Turner Noema).

La hermana de JFK

Este mes llegará a Chile Una luz fugaz en la oscuridad (Tusquets), el segundo volumen de las memorias del biólogo y ateo militante Richard Dawkins. Y ya está en librerías Charlie Chaplin (Edhasa), el libro en el que el escritor y biógrafo Peter Ackroyd muestra cómo la pobreza marcó al niño que se convirtió en, tal vez, la primera estrella mundial del cine: "Bienvenidos al universo de los barrios del sur de Londres, tal como estaban en la última década del siglo XIX. (...) Predominaba el olor a vinagre, a excrementos de perro, a humo y a cerveza, mezclados obviamente con el hedor de la miseria"; así empieza el libro.

Otra publicación del mundo del espectáculo que acaba de llegar es una cuyo título ahorra comentarios: El show de Trump. El perfil de un vendedor de humo , de Mark Singer (Debate). Pero volvamos a Inglaterra: publicado el año pasado -el mismo en el que se cumplieron 150 años de la publicación de Alicia en el país de las maravillas -, en The Story of Alice Robert Douglas-Fairhurst investiga la relación entre Lewis Carroll y la niña que inspiró su célebre libro.

En Kick: The True Story of JFK's Sister and the Heir to Chatsworth (2016), en tanto, Paula Byrne descubre la vida breve de "Kick" Kennedy, la hermana "olvidada" de JKF, una mujer que murió a los 28 años en un accidente aéreo, semanas después de que muriera su marido, el muy británico William Cavendish, marqués de Hartington: "Parecían la más extraña de las parejas: Billy era alto, reflexivo y refinado, muy a la inglesa. Kick era un rayo de energía vital, muy a lo irlandés de Boston".

También es de 2016 un título que nos enseña que una biografía puede contar la vida de una nación. En Los Romanov. 1613-1918 , Simon Sebag Montefiore abre las ventanas del imperio ruso para ver su ascenso y caída en las vidas de sus autócratas: desde Miguel I hasta Nicolás II.

Contar la mente

Escrito por la novelista y periodista Joan Didion tras la muerte de su esposo, el escritor John Gregory Dunne, El año del pensamiento mágico (Literatura Random House, 2015) fue valorado por Michiko Kakutani, la crítica del New York Times: "Es un libro que nos dice cómo la gente intenta dar sentido al sinsentido, y cómo sigue adelante". ¿No es eso lo que buscamos en las biografías y en las memorias, ver cómo se cuenta una vida, cómo se la vive?... ¿Mirar "una vida posible"? Así, Walter Benjamin. Una vida posible , se llama la biografía que Esther Leslie escribió sobre el fragmentario intelectual alemán, y que el año pasado publicó Ediciones UDP.

En ese espectro de vidas posibles, se desarrollan Los diarios de Emilio Renzi (Anagrama), las memorias con alter ego del argentino Ricardo Piglia, cuya segunda parte se anuncia para este semestre. Tal como está prometida para septiembre Born to Run , la autobiografía del rockero estadounidense Bruce "El Jefe" Springsteen, de la que se puede leer: "Escribir sobre ti mismo es divertido. Pero en un proyecto así, el escritor hace una promesa, mostrar al lector su mente". Y ojalá sin pudor, pues el "pudor es enemigo de la literatura", como se lee en uno de los textos incluidos en Darse. Autobiografías y testimonios, de la escritora argentina Victoria Ocampo , antologado por Carlos Pardo y publicado este año por la Fundación Santander.

En realidad la frase de Ocampo es: "El pudor es enemigo de la literatura y de la mujer"; lo que sirve como ideal de las biografías y memorias, y le calza singularmente a Virginia Woolf. La vida por escrito (Taurus, 2015), de Irene Chikiar Bauer, la exhaustiva investigación que saca a la escritora inglesa de la corrección política para mostrar, por ejemplo, su clasismo y xenofobia. Y, claro, su genio: "Pero su excepcionalidad no impidió que se interesase por las personas comunes; incluso, se puede afirmar que para ella la materia de la narrativa es lo que le sucede a «una mente normal en un día normal»".

"La pregunta es: ¿qué es la literatura: hechos o arte?". Se la hizo Arthur Power a Joyce, y este respondió: "Es vida, y una de las cosas a las que jamás me acostumbré en mi juventud fue a la distancia entre literatura y vida", "hay tantas formas artísticas como formas de vida". Pero cuidado con mirar mucho allí, no olvidemos que Cervantes volvió loco a Alonso Quijano de tanto leer "palabras, palabras, palabras", como diría Shakespeare. Del primero, el crítico e historiador Jordi Gracia publicó este año en Taurus Miguel de Cervantes, la conquista de la ironía ; y sobre el segundo, James Shapiro escribió 1606: William Shakespeare and the Year of Lear (2015). Valga la mención a cuatrocientos años de la muerte de ambos, y porque en El rey Lear leemos: "Al nacer, lloramos porque entramos en este vasto manicomio". Ese que cuentan las biografías y memorias.

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