"No me metí en la política porque creyera que era bueno para mí, me metí en la política porque creí que era un deber mío jugarme por un Chile mejor"
sábado, 30 de julio de 2016
Nacional
El Mercurio
A pesar de que el ex Presidente Aylwin tuvo un tío socialista, Guillermo Azócar, que influyó considerablemente en sus primeros años en política, el ex Mandatario relató cómo finalmente decidió entrar a la falange nacional, influenciado por su condición de católico.
"Aprendí a andar en el sanatorio": "Mi padre había tenido una experiencia de vida política intensa de joven pero después, casado, vivió una experiencia muy dramática. Le descubrieron una tuberculosis pulmonar y prácticamente lo desahuciaron. Yo estaba recién nacido. Los médicos de la época en Valparaíso, le dijeron que había un sanatorio en Vicuña. Mi madre me contaba que yo aprendí a andar en el sanatorio. Mi padre estuvo algunos meses, creo que seis meses, con mi madre y conmigo en el sanatorio". El tío socialista: "Yo tenía un tío, hermano de mi madre, socialista, don Guillermo Azócar. Él me obsequió una tarjeta de entrada a las sesiones del Senado y yo iba con frecuencia a oír los debates y mi simpatía estaba con el mundo socialista. Yo en esa época vivía en San Bernardo. Años después, me empecé a encontrar, tanto en la universidad, como en San Bernardo, con jóvenes de mi edad que se matriculaban con la falange nacional". Su decisión de matricularse en la falange: "Pasé una semana en el campo de los padres de Clodomiro Almeyda (socialista) donde de la mañana a la noche hablábamos de política y ahí quedó en claro que no íbamos a pertenecer al mismo riel, pero que íbamos a procurar que socialistas y demócratas cristianos termináramos siendo aliados. Él y yo lo intentamos, no lo logramos, por supuesto". "Yo ahí le digo: 'Voy a ingresar a la falange. En mi condición de católico me considero más cercano a la falange que al socialismo". "La falange no habría sido lo que llegó a ser si no hubiera sido expulsada del partido conservador. Si hubieran aquerenciado a la falange muchos no habríamos entrado y la falange no habría sido lo que terminó siendo. Así que felizmente se produjo esa ruptura". Su padre masón: "Mi padre, que era masón, me llamó un domingo y me dijo: Jovencito, ¿y usted no va a misa? Tú me dirás que con qué autoridad te planteo esto, en circunstancias que yo no voy a misa. Pero yo no soy católico. ¿Tú eres católico?'. 'Sí', le dije. 'Entonces tienes que ir a misa'. Y lo aprendí (ríe)". Vocación Política: "No me metí en la política porque creyera que era bueno para mí, me metí en la política porque creí que era un deber mío jugarme por un Chile mejor dentro del concepto que yo tenía de lo que sería mejor". "No diría que los riesgos o las limitaciones que tiene la vida política debieran retraer a los jóvenes de meterse. Se necesita coraje, pero es un deber también, un deber cívico. Si uno cree en el destino de su patria, tiene que meterse, aunque eso signifique cortar o disminuir posibilidades para el bolsillo". "Veo a la propia JDC, les tengo aprecio, los veo hacer esfuerzos pero no hay mística, hay muy poca acción, hay más bien una competencia por tener ciertos estatus al interior del partido más que provocar hechos nuevos, orientaciones nuevas, movilizar a la gente joven detrás de algunas banderas. Entonces es para mí un motivo de preocupación y siento no tener respuesta".
"Uno de los primeros libros que mi padre me regaló fue la historia de los girondinos, un grupo de centroizquierda en la Revolución Francesa. Ahí yo le tomé el gustito a este asunto y, en consecuencia, seguí leyendo libros vinculados a la acción política".
Con él (Boeninger) hicimos una yunta, claro, hubo varios otros que tuvieron importancia en mi gobierno, pero nadie como Edgardo".
"Dentro de las reglas de juego de esta historia, creo que la Concertación cumplió una tarea eficiente, leal a sus principios y a los intereses del pueblo chileno. Y creo que Chile progresó económica y socialmente mucho y su reinserción en el mundo, fue notable".
