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Camila Vallejo (PC) cuestiona "mirada tecnócrata" del proyecto:

"No se puede exigir apoyo a una reforma criticada por todos y que debe cambiar"

domingo, 24 de julio de 2016

Carlos Said
Nacional
El Mercurio

La diputada cree que las diferencias en el oficialismo, que "algunos ven como una crisis política", son algo necesario para ver cómo se proyecta la Nueva Mayoría.



Hace exactamente cinco años, la diputada Camila Vallejo (PC) presidía la Federación de Estudiantes de la U. de Chile. Y desde esa posición lideró las movilizaciones estudiantiles -en ese momento se extendían por más de un mes- que pusieron en la agenda las demandas educacionales que actualmente se debaten en el Congreso.

Hoy, como diputada y formando parte de la Nueva Mayoría, Vallejo continúa defendiendo esas posturas en la tramitación de la reforma a la educación superior que impulsa el Gobierno. Iniciativa que la congresista critica sin miramientos: afirma que no responde a lo que pedían los estudiantes, que no fortalece al sector público y que fue hecha con una mirada tecnócrata. Responsabiliza de eso a la visión "religiosa y neoliberal" que hay en algunos sectores de su coalición.

"Nos presentaron la reforma hace poco tiempo, en el cónclave que hizo el Mineduc, donde se citó a congresistas y jefes de bancada de la Nueva Mayoría", cuenta Vallejo, instancia donde los partidos acordaron fortalecer la educación pública. Pero luego se sorprendieron cuando los rectores criticaron fuertemente la propuesta: "Lo que se debió recoger de ese cónclave no se recogió, y eso detonó las críticas de los sectores que debiesen ser aliados para una reforma de esta envergadura".

La diputada explica que su partido le advirtió al Ejecutivo que debía tomar un camino claro y que "en una reforma que toca muchos intereses, había que definir a los aliados estratégicos", lo que no pasó. "Si bien hubo debate prelegislativo, no dio los frutos esperados y los actores no pudieron incidir como esperaban", dice Vallejo, por lo que ahora el Congreso tendrá que resolverlo.

Por lo mismo, adelanta que el Ejecutivo no está en condiciones de "exigir un apoyo ciego a una reforma que está siendo criticada por todos y que requiere profundas modificaciones, las que implican cambios a la lógica de financiamiento que se está imponiendo".

Modificación de cuatro ejes

En esa línea, pide que el Gobierno "se abra a las modificaciones que solo ellos pueden hacer y a los cambios que el Congreso solicite para viabilizar lo comprometido, que es garantizar un derecho a la educación".

Para Camila Vallejo, hay cuatro puntos del proyecto que requieren una "cirugía mayor". El primero es "la construcción de un sistema público fuerte, de excelencia y nacional, para garantizar el derecho de las familias a optar por una oferta pública, que hoy es inexistente". Y eso implica crear un fondo para expandir al sector estatal.

El segundo eje es la política para el sector privado, que recibirá recursos públicos. A esas instituciones, dice la diputada, "hay que exigirles requisitos democráticos. No solo acreditación y ausencia de lucro, sino que pluralismo y libertad de cátedra", evitando así "que se legalice una igualdad de trato entre instituciones privadas y estatales, como plantea el proyecto".

El tercer pilar es el endeudamiento. "Hasta el gobierno de Piñera propuso cambiar el Crédito con Aval del Estado (CAE) y eliminar la banca privada. No digo que esa sea la solución, pero hasta la derecha tuvo consenso para hacerlo, y no puede ser que el gobierno de la Nueva Mayoría, que se propone consagrar la educación como un derecho, mantenga el CAE", apunta.

Lo cuarto es la gratuidad. Según Vallejo, es una falacia diferenciar "entre el cumplimiento de la gratuidad universal y el fortalecimiento a la educación pública". Una solución podría ser aumentarle la matrícula y los recursos a ese sector, a través del traspaso de los estudiantes "de instituciones privadas que, porque lucran, deberían ir cerrando o reduciéndose, porque no podemos legitimarlas".

Para hacer todos estos cambios, la diputada cree que es necesario establecer un marco de acuerdo político y social, que implique "despejar el avance de la gratuidad, que aún es confusa y hace imponer una visión tecnócrata de la educación superior".

Visión religiosa y neoliberal

"Aquí existe una religión neoliberal, que dice que la receta incuestionable es ahorrar en períodos de abundancia para cuando las vacas estén flacas. Pero cuando llegan las vacas flacas, sigue la lógica de ahorrar, hasta que las vacas estén raquíticas". Así define Vallejo al sector de la Nueva Mayoría que, según algunos actores de la educación, redactó la reforma de una manera "tecnócrata" y que estaría representado por los ministros Nicolás Eyzaguirre (Segpres) y Rodrigo Valdés (Hacienda).

"Esa mirada ha sido cuestionada en el mundo", argumenta la diputada, ya que "muchos países que han estado en crisis económicas en vez de hacer reducción fiscal, hacen inversión social, sobre todo en educación".

A su juicio, existe una batalla de ideas entre estas dos miradas, que "algunos ven esto como una crisis política y falta de gobernabilidad, pero yo lo veo como algo necesario" para ver cómo se proyecta la coalición. Y en ese debate -que "seguirá ocurriendo, como en la Ley de Presupuestos"- la reforma educacional será fundamental para el PC.

"Hay un llamado transversal a acordar la educación que queremos, pero también hay que comprender que cada sector argumentará según su posición de clase", afirma, y en ese contexto "no vamos a bajar los brazos en esta pelea para que los proyectos salgan bien, lo más apegados posible al programa".

"Había que definir los aliados estratégicos, y ellos están del lado de quienes piden cambios estructurales para las instituciones fundamentales del país".

"Hay que proyectar un modelo de desarrollo, porque hoy las empresas no quieren invertir, no porque no puedan, sino que porque no les gusta el programa de gobierno".

"En la reforma hay una imposición tecnócrata. Es extraño que pasemos de una gratuidad universal en seis años, a la gratuidad en 50 o 70 años. Hay un legítimo cuestionamiento a la voluntad de Hacienda para avanzar en la gratuidad".

"Se nos acusa de indisciplinados, pero somos los más disciplinados en cumplir el programa de la mejor manera, sin que termine en 'cocinas' en el Senado".

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